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Aunque las canas son un proceso natural y señal de madurez, no todas estamos listas para abrazarlas a cierta edad. Prevenir su aparición prematura tiene que ver en cierto grado con nuestra genética, pero no se limita a eso. También tiene que ver con los hábitos diarios, la alimentación y el cuidado capilar.
El cabello se vuelve blanco o gris cuando los melanocitos —las células responsables de producir melanina, el pigmento que da color al pelo— dejan de funcionar correctamente. Esto puede deberse al paso del tiempo, pero también al estrés oxidativo, una mala alimentación o incluso al exceso de tratamientos químicos. Por eso, el primer paso para prevenir las canas es cuidar el cuerpo desde adentro: consumir alimentos ricos en antioxidantes como los frutos rojos, las espinacas o el aguacate, puede ayudar a proteger los folículos del daño celular. Asimismo, los minerales como el cobre, el zinc y el hierro juegan un papel fundamental en la producción de melanina, por lo que mantener una dieta equilibrada es clave.
Otro enemigo silencioso del color natural del cabello es el estrés. Estudios científicos han demostrado que las hormonas del estrés, como el cortisol, pueden afectar directamente las células madre del folículo piloso, provocando que el cabello pierda pigmento más rápido. Tomarse el tiempo para respirar, practicar yoga, meditar o simplemente desconectarse del ritmo acelerado del día a día mejora la salud mental, y ayuda a conservar una melena saludable por más tiempo.
En cuanto al cuidado externo, los productos capilares también influyen. Optar por shampoos sin sulfatos, mascarillas nutritivas y tratamientos con ingredientes naturales, como aceite de argán o romero, fortalece la fibra capilar y estimula la circulación del cuero cabelludo. Algunos estudios incluso sugieren que los extractos de curry y té negro pueden ayudar a retrasar la pérdida de pigmento de forma natural.
Por último, dormir bien permite que el cuerpo se regenere, incluyendo los folículos pilosos. Las horas de sueño son el momento en que el organismo repara los daños celulares y regula las hormonas, por lo que un buen descanso es tan importante para el cabello como para la piel.
Entonces, prevenir las canas no se trata de pelear contra el tiempo, sino de cuidar el equilibrio entre cuerpo, mente y cabello. Adoptar hábitos saludables, reducir el estrés y elegir productos adecuados puede marcar la diferencia.