Gracias a TikTok, en este momento la técnica que está revolucionando la manera en la que cuidamos nuestra piel se llama ‘skin flooding’, un método que se ha vuelto viral por su sencillez, efectividad y resultados casi inmediatos, ya que rescata un principio básico: la piel necesita hidratación en capas para mantenerse luminosa, elástica y protegida.

El skin flooding consiste en aplicar varios productos humectantes de manera estratégica y consecutiva, para “inundar” la piel de hidratación. La clave está en el orden y la textura; primero se aplican productos más ligeros, como tónicos o esencias acuosas, que preparan la piel para absorber mejor los siguientes. Después, entran en juego los sérums ricos en ingredientes como ácido hialurónico o glicerina, que retienen el agua en las capas más profundas. Finalmente, se sella todo con una crema más densa que impida que la humedad se evapore. 

El resultado será un rostro jugoso, fresco y con ese “glow” saludable que tanto buscamos.

Más allá de lo estético, este método tiene beneficios comprobables. Al nutrir la piel de manera progresiva, se fortalece la barrera cutánea, reduciendo la resequedad y la irritación. Además, favorece la elasticidad y suavidad del rostro, lo que ayuda a retrasar la aparición de líneas finas. En climas secos, por ejemplo, el skin flooding se convierte en un verdadero salvavidas, especialmente para quienes sienten tirantez o descamación tras la limpieza diaria.

Otra de las razones de su popularidad es su adaptabilidad. No necesitas comprar toda una línea de lujo para practicarlo; basta con organizar los productos que ya tienes en casa. Un tónico hidratante, un sérum de ácido hialurónico y una crema nutritiva pueden ser más que suficientes para lograr el efecto. Eso sí, la constancia es fundamental. Repetir la rutina mañana y noche garantiza que la piel se mantenga siempre en óptimas condiciones.

Dedicar unos minutos a aplicar cada capa con calma y masajear suavemente el rostro aporta un efecto relajante que trasciende lo físico. Así, esta técnica se transforma en una invitación a pausar, respirar y consentirnos.