Moda

En el corazón de Nueva York, entre tacones que resuenan en el asfalto y copas de vino en citas orquestadas, nace Amores materialistas, la nueva película escrita y dirigida por Celine Song. Con una mirada aguda y estilizada sobre los vínculos modernos, la cinta protagonizada por Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans se adentra en los rincones más incómodos del deseo contemporáneo.
No es solo una historia romántica. Es un retrato milimétrico de los códigos no escritos del amor urbano. Johnson interpreta a una joven casamentera profesional, que guía a otros en la búsqueda del amor mientras ella misma se encuentra dividida.

Por un lado, el cliente ideal, empresario seguro de sí mismo, elegante y estable. Por el otro, su ex, caótico, emocional, desordenado y tan magnético como desafiante.
La película ha provocado opiniones encontradas. No por la historia, sino por lo que despierta. ¿Es materialista elegir lo cómodo? ¿Es idealista quedarse con lo que duele? Song propone una pregunta más sutil: ¿de verdad elegimos?

Estéticamente impecable, Amores materialistas transcurre entre departamentos perfectamente diseñados, cafés con luz cálida y vestuarios que dicen más que los diálogos. El estilo es parte del guión. Cada prenda define a los personajes, sus intenciones y sus contradicciones. Dakota Johnson brilla en looks pensados al milímetro, entre lo ejecutivo y lo romántico, en equilibrio constante entre lo que aparenta y lo que siente.
La moda no es solo contexto. Es lenguaje. Y esta película lo habla con fluidez. En cada escena, hay una elección consciente: tonos fríos para la estabilidad, texturas suaves para el recuerdo. Detalles que delatan la intención de una directora que conoce las reglas del juego emocional y estético.

No es casualidad que esta cinta haya iniciado discusiones en redes. ¿Con quién debe quedarse la protagonista? ¿Importa? Amores materialistas no busca una respuesta, sino una conversación. Una que ya está sucediendo, entre amigas, en foros, y claro, en las páginas de esta revista.
Celine Song confirma que no hay amor sin contradicción, ni deseo sin matices. Y que la moda, como el amor, siempre dice más de lo que parece.
*IMAGEN: Getty Images