Moda

En la Semana de la Alta Costura de París, Viktor & Rolf presentaron su colección Fall/Winter 2025–2026 como un manifiesto visual entre el humor, la extravagancia y la poesía volumétrica.
En una pasarela que parecía flotar sobre una corriente de aire, los diseñadores exploraron una narrativa en la que la silueta tradicional se descompone para dejar paso a formas inéditas y espectaculares.
Las siluetas indefinidas fueron el hilo conductor: cuerpos que se diluyen bajo capas de gasa, satín y seda, envueltos en geometrías circulares que recuerdan a globos suspendidos.
Todo parece estar en movimiento: pliegues que se inflan y desinflan, estructuras que suben y bajan simultáneamente, tocados que levitan como plumajes en espiral. Las plumas regresan con fuerza, dispuestas en hileras verticales o flotando sobre las cabezas como si fueran parte del vestuario de una ópera cósmica.
El color negro predominó como base narrativa, pero su sobriedad fue interrumpida por estallidos de color rosa intenso, rojo sangre, verde botella y lilas empolvados, que añadieron energía sin romper la armonía visual.
Los vestidos, algunos con peso evidente en la caída, revelaban una teatralidad pausada, mientras otros apostaban por la ligereza de las capas vaporosas y los cuellos fruncidos que dotaban a las modelos de un aire casi clerical, elevado, sagrado.
Las texturas brillantes y los destellos minúsculos terminaban de construir este universo de alta fantasía. Lentejuelas ocultas bajo transparencias, bordados finísimos y acabados que reaccionaban a la luz como estrellas en movimiento hacían de cada look una escena por sí misma.
Viktor & Rolf ofrecieron una colección que va más allá del vestido: es una escultura en tela, un statement visual que nos recuerda que la Alta Costura también es espectáculo, imaginación y riesgo.
Una vez más, la dupla holandesa reafirma su rol como poetas sartoriales de lo inesperado, elevando la pasarela a un espacio donde la moda no solo se ve: se siente y se sueña.
*IMAGEN: Google Images