Moda
Beber jugo de apio en ayunas se ha convertido en el ritual mañanero de miles de personas que juran por sus supuestos beneficios: piel radiante, digestión de lujo, menos inflamación y hasta un mood más elevado.
Las redes sociales están llenas de testimonios, influencers con su vaso verde en mano y promesas de transformación casi milagrosa. Pero, ¿qué tan cierto es todo eso? ¿Realmente funciona o estamos bebiendo una tendencia con más estilo que sustancia?
Para empezar, el apio es 95 % agua, lo cual ya lo convierte en una opción hidratante. Kimberly Snyder, nutricionista y autora de libros best seller sobre bienestar, explicó en una entrevista con Vogue: El apio está compuesto por un 95 por ciento de agua.
Según la experta para la piel la hidratación es clave para la piel. Y además, dijo que al tomarlo en jugo, los beneficios se magnifican, ya que ayudas a tu cuerpo a absorber la máxima cantidad de nutrientes posible.
Algunas voces del mundo del wellness afirman que el jugo de apio ayuda a mejorar la digestión. En un artículo publicado por Health Digest, se señala que “El jugo de apio tiene un alto contenido de sodio natural, que puede elevar el ácido estomacal y ayudar a descomponer los alimentos”.
Pero no todo es luz verde. La dietista Abbey Sharp, conocida por su estilo directo, desmontó el entusiasmo en un video viral de TikTok donde afirmó que, “El jugo de apio sólo te desintoxica porque te produce diarrea”. Básicamente, el famoso efecto desintoxicante podría deberse a su potencial laxante.
La conclusión es clara; el jugo de apio puede ser un buen complemento para arrancar el día, sobre todo si te gusta su sabor y te hace sentir bien. Es hidratante, bajo en calorías, contiene antioxidantes y puede favorecer la digestión.
Pero si lo estás bebiendo esperando una limpieza milagrosa o la cura de todos tus males, probablemente termines más decepcionado que renovado.
Como todo en la vida saludable, la clave está en el equilibrio. Tomar jugo de apio no sustituye una dieta variada, ni el consejo de un profesional.
