Cartier presentó su nueva colección de alta joyería, En Equilibre, un manifiesto de armonía y maestría técnica. Más de 100,000 horas de trabajo artesanal han dado vida a piezas que parecen flotar entre el minimalismo y la opulencia.

Desde su visión artística, Cartier propone un delicado acto de equilibrio: entre simetría y asimetría, entre la fuerza del volumen y la ligereza del vacío, entre lo visible y lo invisible. “Es el arte de crear la línea justa, sin nada de más, y que sin embargo lo diga todo”, dijo en un comunicado Jacqueline Karachi, directora de creación de Alta Joyería de la maison.

Algunas de las piezas más destacadas de la colección, son:

Shito

Shito es un collar que rinde homenaje a la piedra antes que al diseño. Dos gotas de esmeralda zambiana de 49.37 quilates, suspendidas en una asimetría perfecta, marcan el inicio y final de una línea de diamantes y esmeraldas. Una X de diamantes une curvas puras que rematan en un broche ajustable con un lujo apenas insinuado. 

Hyala

Si el lujo pudiera tocarse con la ligereza del aire, se llamaría Hyala. Este collar, tejido en oro rosa, juega con la ilusión de que los diamantes y zafiros están directamente sobre la piel. Una piedra central de 5.71 quilates, suspendida sobre un diamante en forma de pera, protagoniza esta obra que recuerda a una telaraña de luz.

Panthère Orbitale

La pantera, ícono indiscutible de Cartier, regresa en Panthère Orbitale con una fuerza escultural. Sentada sobre un cabujón de coral, con ojos de esmeralda y pelaje de diamantes y ónix, la felina parece lista para saltar. El diseño se construye en torno a la intensidad cromática del coral y la amatista, creando un efecto hipnótico de movimiento y volumen.

Panthère Dentelée

En Panthère Dentelée, la elegancia se transforma en movimiento. El cuerpo de la pantera se convierte en un delicado encaje con motivos calados, ónix y diamantes. Pero son las esmeraldas colombianas —cascadas de cuentas facetadas de distintas medidas— las que aportan una fluidez que casi parece orgánica. Una coreografía de luz, color y técnica.

Tsagaan

Inspirado en el leopardo de las nieves, Tsagaan juega con la ilusión óptica. Según el ángulo desde el que se mire, su rostro felino aparece o desaparece entre motivos geométricos incrustados con diamantes de corte cometa, rombo y triángulo. Un homenaje al camuflaje natural, convertido en obra de arte.

Traforato

Traforato es un ejercicio de precisión: tres esmeraldas colombianas octagonales sirven de eje para una malla geométrica con detalles en ónix y diamante. La estructura calada potencia los colores blanco, negro y verde —la trinidad cromática de Cartier— creando un efecto óptico vibrante y elegante.

Pavocelle

Inspirada en las plumas oculares del pavo real, Pavocelle gira en torno a un espectacular zafiro de Ceilán de 58.08 quilates. Este cabujón ovalado lidera un diseño con volúmenes calados que replican la majestuosa cola del ave. Además, la pieza es transformable: puede convertirse en broche o collar, según el deseo de quien la porte.

Summae

La sobriedad se vuelve sublime en Summae, un conjunto de anillo, collar y aretes que dibujan líneas puras con diamantes de corte triodia, ónix y esmeraldas. Como si estuvieran suspendidas en el aire, las piedras parecen flotar gracias a una estructura casi invisible. Un truco visual que solo el savoir-faire de Cartier puede lograr.

“Cada pieza es un reto técnico que respeta la esencia de la alta joyería de la maison”, explica Alexa Abitbol, directora de los talleres de Alta Joyería de Cartier. El resultado es una colección llena de precisión, equilibrio y belleza.