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Germán Bracco no interpreta personajes: los disecciona, los habita, los padece y los humaniza. En Serpientes y Escaleras, la nueva y provocadora serie de Manolo Caro para Netflix, el actor mexicano vuelve a demostrar por qué es una de las voces con mayor influencia de su generación.
Con apenas 26 años, Bracco ya ha dejado huella en teatro, cine y televisión. Ha sido protagonista de películas como Háblame de ti, por la que obtuvo el Premio Canacine a Promesa Masculina, y ha brillado en montajes escénicos como La sociedad de los poetas muertos o La Golondrina, donde justamente llamó la atención de Manolo Caro. “Manolo fue a verme al Teatro Milán en la obra producida por Oscar Uriel, su hermano. Al parecer ya había visto algún otro trabajo mío y luego de ello, me ofreció vernos por un café para ofrecerme el papel. No son cosas que me sucedan muy a menudo y agradezco mucho la oportunidad”, cuenta Germán en entrevista exclusiva para Grazia México y Latinoamérica.
Un juego político con humor negro
Serpientes y Escaleras es, en palabras del actor, “una sátira punzante que retrata la política mexicana desde un microcosmos tan insólito como un colegio privado en Colinas de San Javier”.
En la serie, Germán da vida a Nicolás Patiño, un joven político en ascenso cuya dualidad emocional fue uno de los mayores retos actorales del actor. “Nicolás es un personaje del personaje. Desde que entiende cómo jugar al político sagaz y encantador, asciende rápidamente en el partido que básicamente lo vio nacer. Y creo que lo que más me costó fue encontrar una máscara más vulnerable, esa que incluso él nunca se animó a abrazar del todo. Para Nico enseñar esa cara implicaba perder. El viaje del personaje me parece uno de los más tiernos y conmovedores de la serie”.
Para Bracco, el universo visual y emocional de Manolo Caro fue un desafío delicioso. “Creo que llegar a representar un papel en cualquier universo de Manolo Caro, no es nada sencillo y por lo mismo, es un privilegio. Sabe perfectamente cómo y qué quiere lograr a partir de su estética tan característica. Juega con los tonos desde una visión única y se rodea de la gente que sabe que entenderá su universo. Sus direcciones son concisas y muy precisas; te da espacio al juego, a la improvisación”, afirma.
Entre máscaras, micrófonos y trincheras emocionales
La formación de Germán se refleja en su versatilidad. En Serpientes y Escaleras tuvo que modificar su voz, su corporalidad y su energía para darle presencia escénica al personaje. “Después de esta serie he decidido trabajar hasta el cansancio los usos y modificaciones posibles a mi voz y el intento de lograr nuevos matices desde trincheras cada vez más verosímiles”, confiesa.
Aunque aún no se considera en posición de elegir todos sus proyectos, Germán tiene claro lo que busca: “Papeles y piezas que me reten a percibir y aprender con precisión otros contextos y realidades. Cada papel me ha hecho un mejor observador de la vida, un lector más sagaz, un redactor más elocuente y, creo que un ser humano más sensible”.
¿Su escalera más alta? El teatro. ¿su serpiente más destacada? Las telenovelas
En este tablero profesional que sube y baja, Bracco admite que su mayor “escalera” ha sido Ramón, el personaje que interpretó en La Golondrina: “Una obra intensa, difícil de ejecutar y con muchos ojos encima”.
“Me cuesta mucho pensar en ascensos y descensos por y para la industria, así que prefiero quedarme con esos personajes que me han llevado a acercarme mucho más a mi ideal actoral y cuáles me han alejado más”, señala.
“Y mi serpiente más grande fue hacer telenovelas. Creo que los papeles que interpreté allí me llegaron en una etapa formativa: aprendí a actuar para la tele, pero no para el teatro o la cámara de cine. Con el tiempo he sabido desempeñarme mejor en los otros rubros, pero me ha costado romper con vicios y disciplinas propias de la televisión que dificultan, o que interfieren con el abordaje que el cine y el teatro me exigen, especialmente ahora que adquiero mayor madurez con el paso del tiempo”, comparte.
Hoy, Germán Bracco se encuentra en un momento de madurez creativa. Rodando un nuevo proyecto en Tijuana para Netflix, sigue enfrentando los retos de la actuación con la misma honestidad con la que responde en entrevista. “A veces, interpretar un personaje después de semanas sin grabar es difícil. El proceso de retomar sus detalles y lograr el bordado fino nuevamente me ha costado”.