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En un mundo donde la maternidad se presenta a menudo como un camino glorioso, “Nightbitch”, dirigida por Marielle Heller y protagonizada por Amy Adams, se adentra en la complejidad y los sacrificios que enfrentan las madres modernas.
Adaptada de la novela de Rachel Yoder, la película aborda con valentía el sentimiento de pérdida de identidad que acompaña a la paternidad, y lo hace a través de una narrativa surrealista que mezcla el horror y la comedia.
Adams interpreta a una madre anónima que, tras renunciar a su carrera para cuidar a su hijo, comienza a experimentar un inquietante despertar: siente que podría estar transformándose en un perro.

Este concepto puede parecer extraño, pero es un reflejo de su lucha interna y el deseo de reconectar con su esencia perdida. La premisa de “Nightbitch” es clara: la maternidad puede ser un proceso que consume a la mujer, obligándola a enfrentarse a sus demonios, tanto internos como externos.
La dirección de Heller es notable, ya que logra equilibrar lo grotesco con lo conmovedor. La alegoría que representa la transformación de la madre en un ser bestial simboliza la lucha de muchas mujeres por mantener su identidad en medio de las exigencias del cuidado infantil.
La historia no solo se enfoca en las dificultades de la maternidad, sino también en la soledad que muchas madres sienten, a menudo sin poder compartir sus verdaderos sentimientos con los demás.

En su viaje, la madre de Adams interactúa con un grupo de otras madres, pero se siente aislada y desconectada de sus experiencias. A pesar de la camaradería aparente, hay un abismo emocional que se manifiesta en sus conversaciones, donde abordan temas difíciles que a menudo permanecen en silencio.
La película plantea preguntas provocativas: ¿por qué es tan difícil hablar sobre los sacrificios que implica ser madre? ¿Qué se espera de las mujeres en la sociedad actual?
La actuación de Adams es un punto culminante. Su capacidad para capturar la frustración, la tristeza y, en última instancia, la resiliencia de su personaje es impresionante.
La narrativa se entrelaza con momentos de humor, especialmente en las interacciones con su esposo (interpretado por Scoot McNairy), quien, aunque bien intencionado, no logra comprender completamente el peso de su papel como madre.
“Nightbitch” no es solo una oda a la maternidad; es una declaración sobre la necesidad de las mujeres de recuperar su voz y poder en un mundo que a menudo las silencia.
Heller logra que este viaje surrealista y a veces aterrador se sienta auténtico y relatable, tocando fibras sensibles de la experiencia materna. Con su mezcla de humor oscuro y reflexión profunda, “Nightbitch” se convierte en una película que resuena tanto con madres como con aquellos que buscan entender las complejidades de la paternidad moderna.
*IMAGEN: Google Images