Uno de los sitios icónicos de Beverly Hills, en Los Ángeles, está cumpliendo 112 años de haber abierto sus puertas, llenándose de historias y la presencia de algunas de las personas más importantes del mundo. Hablamos del famoso Hotel Beverly Hills.

Mucho antes de que la propia ciudad existiera, el Hotel Beverly Hills abrió sus puertas el 12 de mayo de 1912 con el objetivo de acoger a huéspedes mientras buscaban una propiedad para comprar en la zona, convirtiéndose eventualmente en el hotel de las estrellas más reconocidas.

En su famosa piscina, Faye Dunaway aprendió a nadar; en el bungalow 5, Elisabeth Taylor celebró seis lunas de miel, y en 1921, Marilyn Monroe mantuvo un idilio con Yves Montand. 

De esta manera, el próximo mes de mayo el hotel celebrará su 112 aniversario con la publicación del libro “The Beverly Hills Hotel and Bungalows: The First 100 Years”, del autor Robert S. Anderson, que recoge las anécdotas y aventuras de sus célebres clientes.

Los tonos claros y relajantes caracterizan el interiorismo de uno de los hoteles más icónicos del mundo, conocido como “El Palacio Rosa”, donde pasaron todas las celebridades y toda esa trascendencia ha quedado reflejada en el libro de aniversario, un recorrido histórico por los sucesos más importantes ocurridos en el edificio. 

Anderson habla, por ejemplo, del diseño del arquitecto Elmer Grey, que concibió el hotel como un conjunto de espacios abiertos donde todas las habitaciones recibían la luz del sol en algún momento del día.

De hecho, este complejo hotelero está en pleno corazón de Beverly Hills, donde se concentra lo más rico y famoso de la ciudad de Los Ángeles. Una reputación que comenzó a construirse durante los años del cine mudo, mucho antes de que el célebre cartel de Hollywood colgara de la colina.

Justamente, en la época del cine mudo, Charlie Chaplin, Buster Keaton y Harold Lloyd dominaban la escena del sur de California. Los tres usaron el hotel para sus respectivos rodajes o pasaron largas tardes allí, en los años en los que Mary Pickford y Douglas Fairbanks se conocieron, precisamente en el Beverly Hills Hotel. Tanto les gustó la experiencia que se construyeron una mansión en la finca de al lado.

Después llegaron los tiempos de Elizabeth Taylor, que disfrutó a fondo del lugar con seis de sus siete maridos, celebrando sus lunas de miel en el bungalow 5, su favorito. Taylor hizo del hotel su casa temporal. Y para algunos, como el director Howard Hughes, fue un hogar permanente desde que se instaló en 1942. Hughes pasó tanto tiempo vagando entre las 208 habitaciones del lugar, que hizo de sus excentricidades una costumbre para los empleados del hotel. 

Además de ser el lugar ideal para relajarse, la zona de la piscina de este hotel ha protagonizado muchas películas famosas a lo largo de los años, como Designing Woman (1956), con la pareja de actores formada por Lauren Bacall y Gregory Peck.

Por su parte, el Polo Lounge de este hotel se ha considerado uno de los mejores lugares para cenar en Los Ángeles y un auténtico watching people. Allí compartieron mesa y alguna copa de más artistas como Frank Sinatra, Humphrey Bogart o Marlene Dietrich.

“Los Ángeles es una gran área urbana rodeando el hotel Beverly Hills”, escribió alguna vez la escritora Fran Lebowitz, refiriéndose al célebre lugar engrandecido por cientos de películas y por las viejas glorias que pasaron por allí en sus momentos de máximo esplendor.

En 1948, el hotel se reformó y se pintó con su característico color rosa para que coincidiera con el estilo de club de campo de esa época y fue, a partir de ahí, donde adquirió el sobrenombre de “Pink Palace”.

Alojarse en el Hotel Beverly Hills es hacerlo en un escenario de película de Hollywood, con un estilo único y exclusivo que une glamour, elegancia e historia a partes iguales. Desde allí, podemos disfrutar de una jornada de compras acompañados de un personal shopper por Rodeo Drive, la calle comercial más famosa del área o pasear en una bicicleta vintage por los alrededores del hotel, aprender a surfear las olas de las playas más exclusivas de California o degustar de un exclusivo picnic en los jardines del hotel.