Seguir la huella de Hubert de Givenchy en el cine obliga a hacer un repaso por una de las relaciones de amistad más fructíferas del pasado siglo. Porque el couturier formó, junto a Audrey Hepburn, uno de los dúos creativos que marcarían el estilo de los años sesenta a través de películas inolvidables como Sabrina, Una cara con ángel, y Desayuno con diamantes.

Los pequeños desencuentros con la diseñadora de vestuario Edith Head no evitaron que el creador enhebrara su aguja en el celuloide. Y ahora, coincidiendo con la inauguración de la exposición que el Museo Thyssen de Madrid dedica al modisto (abre sus puertas el 22 de octubre), hemos encontrado una excusa perfecta para recordar el paso de Givenchy por Hollywood.

 

Audrey Hepburn y Hubert de Givenchy posan juntos en 1985. © Getty Images
Audrey Hepburn y Hubert de Givenchy posan juntos en 1985. © Getty Images

 

EL OSCAR DE SABRINA

Todo comienza allá por 1953, cuando en la meca del cine reinaba Edith Head, una de las diseñadoras de vestuario más importantes de la historia. Sí, de la historia no solo del cine, sino también de la moda. Ella colaboró con Hubert en varias películas, en un tandem no exento de polémicas.

Entre otras cosas, se reprocha a Head haber aceptado el Oscar a Mejor Vestuario por Sabrina cuando varios de los looks más importantes habían sido diseñados por Givenchy.

Uno de los vestidos más icónicos del film que le valió un Oscar a Edith Head fue en realidad diseñado por Givenchy. © Cordon Press
Uno de los vestidos más icónicos del film que le valió un Oscar a Edith Head fue en realidad diseñado por Givenchy. © Cordon Press

Esta concatenación de casualidades hizo que Audrey y Givenchy se conocieran, dando lugar a uno de los dúos creativos más influyentes de todos los tiempos. Cuenta la leyenda, que cuando a Hubert le comentaron que iría a visitarle la Srta. Hepburn, el modisto pensó que se trataba de Katharine Hepburn, pues nunca había oído hablar de Audrey. Sin embargo, tras la sorpresa inicial, Hubert se enamoró de la joven actriz al verla llegar a su atelier enfundada en unos pantalones capri, una camiseta y un sombrero de gondolero. El flechazo fue inmediato: el diseñador había encontrado a su musa.

Camiseta y pantalón capri: Audrey conquistó a Givenchy con un look muy parecido a este. © Cordon Press
Camiseta y pantalón capri: Audrey conquistó a Givenchy con un look muy parecido a este. © Cordon Press

Cuando Hepburn apareció por su taller parisino, inaugurado en 1952, Hubert se encontraba inmerso en los preparativos de su nueva colección, y no podía confeccionarle ningún vestido especialmente para ella, por lo que le sugirió a Audrey que se llevara cualquiera que le gustara, algo que Hepburn hizo maravillada.

En Sabrina se materializa por ejemplo en un vestido negro que la protagonista luce en el baile, con un escote alto que cubre las clavículas de Hepburn y que tras aquel momento pasó a conocerse como decolleté o escote Sabrina. Aquella fue la primera de muchas colaboraciones en la gran pantalla.

Audrey con el vestido negro de escote alto que cubría sus clavículas y que desde ese momento pasó a conocerse como 'escote Sabrina'. © Cordon Press
Audrey con el vestido negro de escote alto que cubría sus clavículas y que desde ese momento pasó a conocerse como ‘escote Sabrina’. © Cordon Press

VESTUARIO, POR CONTRATO

Hasta ese momento, Edith Head había tratado de disimular la silueta boyish de la actriz, en filmes como Vacaciones en Roma. Pero Givenchy prefirió destacar la fisonomía de Audrey proponiéndole ajustados pantalones capri, camisetas de cuello barco y bailarinas planas. A la actriz le gustó tanto la visión del couturier, que hizo poner en su contrato que todo su vestuario tendría que ser confeccionado por él.

“Mentí, ¿y qué? ¿Si comprara un jersey en Bullock’s Wilshire también tendría que compartir el mérito?” diría Edith Head unos años después de llevarse el Oscar por Sabrina, en relación a las críticas por no haber agradecido a Givenchy su trabajo en el film. Pero Givenchy y Audrey decidieron obviar el tema (o les obligó la productora) y volvieron a colaborar con Edith Head en Una cara con ángel. Esta vez, los créditos por el vestuario fueron compartidos entre Head y Givenchy a partes iguales, y recibieron una nominación a los Premios de la Academia.

Otro de los vestidos más inolvidables de 'Una cara con ángel', diseñado por Givenchy para Audrey. © Cordon Press
Otro de los vestidos más inolvidables de ‘Una cara con ángel’, diseñado por Givenchy para Audrey. © Cordon Press

Una cara con ángel es un homenaje a la moda, con guiños a iconos como Diana Vreeland y Richard Avedon –que precisamente se encargó de los créditos del filme-, en el que el vestuario juega un papel esencial.

En esta ocasión, Givenchy tuvo la oportunidad de vestir a Audrey con un guardarropa que serviría para definir la moda de toda una década: un espectacular vestido rojo palabra de honor con largos guantes blancos, un conjunto en satén de falda blanca y superior rosa con cola y corona, y el inolvidable vestido de novia con falda de bailarina. Precisamente este último se convirtió en el vestido de novia de referencia a finales de los años cincuenta. Después de “pensar en rosa”, llegó Ariane (Love in the afternoon en su título original), otra ocasión para disfrutar de las creaciones del couturier.

El traje de novia en 'Una cara con ángel' se convirtió en modelo de referencia a finales de los cincuenta. © Cordon Press
El traje de novia en ‘Una cara con ángel’ se convirtió en modelo de referencia a finales de los cincuenta. © Cordon Press

LA CREACIÓN DE UN ICONO

Poco después, el modisto francés dio las puntadas al vestido más famoso de la historia del cine: un little black dress considerado como el epítome de la elegancia que convirtió a Audrey en un icono mundial. Ese vestido cambió los cánones en Hollywood, proponiendo una imagen alternativa a la figura de Marilyn Monroe y al New Look de Dior.

Sí, hablamos del vestido que luce Audrey Hepburn en la primera escena de Desayuno con diamantes, esa que tuvo que repetirse múltiples veces debido a que la actriz detestaba los dulces daneses que debía «desayunar» frente al escaparte de la joyería. Sin embargo, Audrey pudo haber lucido un look bastante diferente al que acabó en la gran pantalla, pues el vestido que aparece en la película (¡hasta en cuatro escenas distintas!) no es el diseño original que ideó Givenchy en 1961. El modelo primigenio presentaba un pronunciado corte en la falda y revelaba «demasiada pierna», según los directivos de Paramount, por lo que Edith Head, costume supervisor del film, tuvo que modificar su largo para cumplir las exigencias de la productora.

En los créditos de 'Desayuno con diamantes', Givenchy se gana un puesto junto a Edith Head, supervisora de vestuario. © DR
En los créditos de ‘Desayuno con diamantes’, Givenchy se gana un puesto junto a Edith Head, supervisora de vestuario. © DR

No obstante, en el cartel del film sí se aprecia el corte de la falda, aunque sólo se trata de una licencia creativa del artista: en la foto original el vestido era cerrado. Se hicieron varias copias del mismo para la película, y sorprendentemente, ninguna de las que proporcionó Givenchy fueron utilizadas durante el rodaje (aunque sirvieron como modelo para hacer las copias, claro). La versión que Edith Head cosió a mano se conserva en la colección privada de Givenchy, y otra de las copias fue vendida en una subasta de Christie’s en 2006 por 807.000$. Da escalofríos pensar que varias de las copias acabaron en la basura tras finalizar el rodaje.

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El LBD que Audrey luce en 'Desayuno con diamantes' es uno de los vestidos más célebres de la historia del cine y también está firmado por Givenchy. © Cordon Press
El LBD que Audrey luce en ‘Desayuno con diamantes’ es uno de los vestidos más célebres de la historia del cine y también está firmado por Givenchy. © Cordon Press

CARRERA DE ÉXITOS

El éxito del dúo Hepburn + Givenchy se repitió en Charada. Porque si ya habían conseguido instaurar un estilo en los cincuenta, también se encargaron de marcar el camino en los sesenta. La colección de abrigos cocoon, las gafas redondas, y los sombreros pillbox inspiraron a la generación mod de la época. La simplicidad de este vestuario hacía honor a las lecciones de Balenciaga, sin duda.

Lo mismo podemos decir de Encuentro en París, un film en el que el vestuario se eleva como lo mejor (con diferencia) de la cinta. En Cómo robar un millón hay una frase genial: al ver a Audrey disfrazada de mujer de la limpieza, Simon Dermott le dice: “Has conseguido darle la noche libre a Givenchy”. No le faltaba razón, pues de nuevo, el vestuario de Audrey en la película lo firmaba su amigo Hubert. Tras este filme, continuaron trabajando juntos hasta la muerte de Audrey. Siendo Amor entre ladrones, estrenada en 1987, una de las últimas películas en las que colaboraron.

'Cómo robar un millón', otro ejemplo de la productiva alianza entre los dos amigos. © Cordon Press
‘Cómo robar un millón’, otro ejemplo de la productiva alianza entre los dos amigos. © Cordon Press

«Sólo vistiendo sus diseños soy yo misma. Es mucho más que un couturier, es un creador de personalidad”, dijo Hepburn del modisto, que por su parte ha confesado a Vanity Fair que «muchas mañanas sonaba el teléfono del atelier y al contestar ella decía ‘Hola, soy Audrey y solo llamo para decir que te quiero'».