«Lo femenino es parte de mí. Eso es lo que soy; mi cerebro es más el de una mujer que el de un hombre», confesaba el pasado viernes Bruce Jenner frente a millones de espectadores norteamericanos en una muy esperada entrevista en el canal ABC. Padre de seis hijos (entre ellas Kylie y Kendall Jenner), padrastro de la mediática Kim Kardashian, medallista olímpico en su juventud y personaje televisivo, dejó a la mitad de la audiencia a cuadros al proseguir con su declaración: «Pero no soy gay. No me atraen los hombres. Siempre me sentí heterosexual», dijo, dejando a cuadros a muchos de los espectadores estadounidenses que no terminaban de entender.

Bruce Jenner, reconociendo que siempre se ha sentido mujer en su entrevista con Diane Sawyer en ABC. © Cordon Press
Bruce Jenner, reconociendo que siempre se ha sentido mujer en su entrevista con Diane Sawyer en el especial de dos horas en el canal ABC. © Cordon Press

Y es que es una historia que se repite con cada bebé traído al mundo. Qué ha sido, ¿un niño o una niña? Sexo masculino o sexo femenino. Hombre o mujer. Como tal apareces en tu partida de nacimiento, y como tal serás tratado por la gente que te quiere y te rodea. Familiares y amigos crecerán junto a ti y, con el paso de los años, te convertirás en un jovencito o jovencita que empezará a coquetear con la gente del sexo opuesto, dispuesto a iniciar relaciones de pareja que, en determinadas ocasiones, llevarán a repetir este círculo vital reducido.

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Si te quedas sólo con lo que has leído en esta entradilla, pensarás: “Pero qué cosa más antigua y rancia”. Y tienes toda la razón. Con el paso de los años, los nuevos estudios, los descubrimientos científicos, los avances en la psicología, la modernidad y, sobre todo, el valor y la lucha de las personas que sentían que ellos no encajaban ante división macho/hembra con sus consiguientes estereotipos y prejuicios, nos hemos dado cuenta de que el código binario que dictamina los parámetros de la sexualidad es insuficiente.

© Fotograma de 'La vida de Adele'.
© Fotograma de ‘La vida de Adele’.

No hay que ir muy lejos para comprobar que lo que saliera de la dinámica chico/chica no estaba precisamente bien considerado. Hasta 1990, la OMS no descatalogó a la homosexualidad de su lista de enfermedades. Y aunque a día de hoy, los armarios cada vez están más vacíos de gays y lesbianas, todos sabemos que a más de uno le gustaría que volvieran a ellos. ¿Acaso no habéis oído hablar de las pseudoterapias sanatorias que te curan la pluma? Y encima siempre hay casos peores: según Amnistía Internacional, alrededor de 80 países siguen considerando ilegal la homosexualidad (en 7 de ellos se aplica la pena de muerte).

Sin embargo, por mucho que algunos quieran seguir dictaminando lo que es bueno o malo, lo correcto o incorrecto, lo moral o inmoral a base de “eso es de degenerados” y de berridos parecidos la sociedad en conjunto avanza, dispuesta a escuchar y aprender. Pero todos solemos alucinar un poco cuando escuchamos términos como “intersexualidad”, “cisgénero” o “genderqueer”, por poner solo algunos ejemplos.

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Y por eso en Grazia venimos a echarte una humilde mano para explicarte con unas pinceladas básicas de qué va todo esto. Con nuestra mejor intención, allá vamos:

¿Niño, niña, todo lo demás o nada de lo anterior?
Partamos de la base de que sexo y género no son lo mismo. Mientras que con sexo nos referimos al “conjunto de características biológicas que caracterizan a la especie humana en hombres y mujeres” –por decirlo de manera llana, los atributos físicos masculinos o femeninos. La carcasa, vaya-, con género, o mejor dicho, identidad sexual o de género, nos referimos a la “conciencia de pertenecer a un sexo u otro, es decir, ser varón, mujer u otra opción”. Es decir, lo que nosotros pensamos y sabemos que somos.

Y aquí abrimos el abanico de posibilidades: puede ser que tu sexo y tu género coincidan; es decir, que cuando nazcas los médicos digan que eres una niña, como así lo corroboran tus atributos físicos, y que tu identidad de género sea de mujer. Enhorabuena, eres lo que se conoce como cisgénero, palabra igualmente válida para el que se siente hombre en un cuerpo de hombre. Por ahora, pareces tener alineados todos los chakras.

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Eeehmok.

Pero ¿y qué pasa si el médico dice que eres niño, pero con el paso del tiempo –mucho o poco, eso no importa- descubres que tu identidad de género te grita muy fuerte al oído que eres una mujer? Pues significa que eres una persona transgénero. Sin embargo, el hecho de estar en un cuerpo de un sexo diferente a tu identidad de género no te hace menos mujer, u hombre, si es el caso. Lo que prima es lo que tú sientes que eres, independientemente de los atributos que tengas.

© Fotograma de 'Boys don't cry'.
Hilary Swank en un fotograma de ‘Boys don’t cry’.

Sin embargo, hay una opción más en la identidad de género, una que permite alojar varias posibilidades bajo un mismo techo, por decirlo de alguna manera. Estamos hablando de los genderqueer. Personas cuyo género no concuerda con el sexo designado, pero tampoco sienten que sean hombres o mujeres. Son personas que pueden considerar que tienen un género neutro, o que no tienen género, que son una combinación de hombre y mujer o, incluso, un tercer género. Este sería el caso de Norrie May-Welby, un ciudadano australiano que, designado varón en su nacimiento, soñaba con ser mujer. Decidió someterse a cirugía para conseguir los atributos femeninos pero, en vista de que aquello tampoco era lo que anhelaba, dejó de tomar el tratamiento hormonal, y decidió no considerarse ni hombre ni mujer. Su lucha por el reconocimiento de un tercer sexo la llevó la justicia australiana, la cual falló a su favor y aceptó la figura de un tercer género, al que May-Welby podía adscribirse.

Mi cuerpo ¿es el que yo decido?
Una vez explicado de qué va eso de la identidad de género, pasemos al siguiente nivel: el sexo biológico. De inicio, se divide en dos: sexo masculino y sexo femenino. Sin embargo, y en contra de lo que se suele pensar, estas no son dos categorías estancas. Ahí tenemos la transexualidad, que busca que género y sexo se ‘alineen’, adaptando comportamientos del género con el que se identifican –es decir, maquillaje, ropa, cortes de pelo, formas de actuar, etc.-, y en ocasiones, sometiéndose a tratamientos y cirugías para realizar la transición hacia la reasignación del sexo biológico.

Jared Leto en un fotograma de 'Dallas Buyers Club'.
Jared Leto en un fotograma de ‘Dallas Buyers Club’.
En The Danish Girl Eddie Redmayne se disfraza de mujer por un experimento con su esposa... hasta que empieza a gustarle la sensación.
En The Danish Girl Eddie Redmayne se disfraza de mujer por un experimento con su esposa… hasta que empieza a gustarle la sensación.

Y por otro lado tenemos la posibilidad de que un cuerpo tenga caracteres sexuales de ambos sexos, como así aparece definida en la RAE la intersexualidad. Como todo en esta vida, hay quien está a gusto con su situación y hay quien no. Hay personas que conviven perfectamente con ello, hay otros que lo aceptan con resignación, hay personas que pasan por quirófano -ya sea por convicción, por necesidad ante una posible enfermedad-… Las posibilidades son numerosas, como se recogen en este programa de Conexión Samanta.

Añadir que en este campo Alemania ha sido un país pionero, al permitir a los padres que dejen en blanco la casilla de género en la partida de nacimiento, para que sean sus retoños los que más adelante, y conscientes de cuál es su identidad de género, puedan decidir libremente.

Wikipedia de la sexualidad¿Y a ti, quién te gusta?
O lo que viene siendo lo mismo: ¿A ti te gustan los chicos, las chicas, todo lo anterior o nada en particular?

La respuesta fácil sería decir que qué más da, si los gustos de cada uno son cosa suya y cada cual se puede enrollar con quien le apetezca mientras todas las partes estén de acuerdo. Pero ya sabemos que librarse de las etiquetas es un poco complicado, así que vamos a explicarte las que te puedes encontrar en esto de la orientación sexual:

– Heterosexualidad: Te molan las personas del sexo contrario. ¿Te suena eso de “los chicos con las chicas quieren bailar”? Pues ahí lo tienes. Seguro que esta te la sabías.

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– Homosexualidad
: Te molan las personas de tu mismo sexo. Y esta también te las sabías.

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– Bisexualidad: Te gustan las personas tanto de un sexo como del otro. Y provocas frecuentemente dudas: «¿Pero eso de la bisexualidad no es un timo?», «¿No estarás pasando por una fase en la que no sabes si eres hetero o no?«. Que digan lo que quieran. No por más dudar de la bisexualidad, menos realidad va a ser.

Los rumores han apuntado a la bisexualidad de Cara Delevingne y Kristen Stewart por sus muchas apariciones con amigas... © Cordon Press
Los rumores han apuntado a la bisexualidad de Cara Delevingne y Kristen Stewart por sus muchas apariciones con amigas… © Cordon Press

– Pansexualidad: Te gustan las personas sin importarte cuál sea su sexo o género. De por sí, probablemente sea lo que menos te importa. Tú te enamoras de su manera de ser, de su carácter, su personalidad, pero que sea chico o chica es en lo que menos te fijas.

– Demisexualidad
: Se puede decir que si no estableces una fuerte conexión emocional con la otra persona, no sentirás ningún tipo de atracción sexual. “Claro, pero esto le pasa a mucha gente, de por sí, ¿no es lo que todos buscamos con nuestras relaciones serias?”. Pues no exactamente. Porque la mayoría de la gente siente atracción física por determinadas personas aunque no les conozca de nada (¿o es que no pensaste en alguna que otra barbaridad la semana pasada cuando te cruzaste con aquel pedazo de maromo paseando por el barrio?), pero el demisexual puede estar ante la perfección física hecha carne, que como no le encuentre el puntito –más bien, puntazo- a nivel emocional, no sentirá ná de ná. Para más información, puedes acudir aquí.

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– Asexualidad: Personas que no sienten atracción sexual en absoluto. Ni por unos, ni por otros. Cero interés por el sexo. Cero patatero. Pero ojo, que esto no significa que no estén interesados en las relaciones. Es más, tampoco significa que no tengan nunca relaciones sexuales. Simplemente, no les interesa la parte física. Si sigues sin tener muy claro de qué hablamos, te recomendamos encarecidamente que entres aquí, donde podrás resolver tus dudas de manera clara y directa.

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Como ya has comprobado, en esto de la sexualidad las posibilidades son infinitas, e incluso se puede transitar entre varias de ellas en lo que se conoce como fluidez sexual.

Puede que nos hayamos dejado algunas cosas en el tintero –es más que probable-, pero esperamos haberte ayudado a entender un poquito mejor que las cosas no son blanco o negro, sino que la gama de grises es amplia y siempre debes ser tú el que elija el color que más le gusta. ¡A investigar y disfrutar!