Cuando era más joven y tenía pareja estable deseaba tener hijos, pero no era el momento: la carrera, disfrutar de la vida, viajaba… Lo dejé con el que fue mi novio durante muchos años a los 33. Hoy tengo 38 y no he vuelto a tener una pareja con la que plantearme formar una familia, pero no quiero renunciar a ser madre, aunque sea en solitario. Cuando eso ocurra, quiero que mis óvulos sean jóvenes”. Así resume Sonia, madrileña, profesional y económicamente independiente, la decisión que tomó hace unos meses de congelar sus óvulos. Una técnica de la que se benefician cada vez más mujeres en España, habida cuenta de que la edad para ser madre se ha retrasado considerablemente y de que muchas, en la treintena, tampoco tienen pareja.

Actualmente, la media de edad de las mujeres que deciden someterse a un proceso de este tipo está en los 37 años. Aunque en los últimos 10, esa cifra se ha desplazado considerablemente hacia delante: “En 2003, la mayor parte de las pacientes en nuestro país tenía entre 33 y 35 años; una década después, más de un tercio de ellas está entre los 36 y los 40 años”, corrobora la doctora Anabel Salazar, directora de las clínicas de medicina reproductiva IVI en Málaga y Benalmádena.

En 'Un pequeño cambio', el personaje de Jennifer Aniston quiere tener un bebé a toda costa antes de hacerse demasiado mayor... © Fotograma de 'Un pequeño cambio'.
En ‘Un pequeño cambio’, el personaje de Jennifer Aniston quiere tener un bebé a toda costa antes de hacerse demasiado mayor… © Fotograma de ‘Un pequeño cambio’.

Vitrificación, no congelación

Pero, ¿en qué consiste el procedimiento? Quizás aclarar el término que lo define dé ya las primeras pistas. Aunque comúnmente se conoce como congelación de óvulos, en realidad la denominación correcta sería vitrificación de ovocitos –el óvulo en su fase ‘inmadura’-. “La vitrificación es un proceso de criopreservación, es decir, se utilizan altas concentraciones de crioprotector que solidifica la célula pero evitando la formación de cristales de hielo en su interior que puedan dañar el óvulo. Después los ovocitos son sumergidos en nitrógeno líquido en unos contenedores específicamente diseñados para ello a una temperatura de -196º C, lo que hace que se congelen al instante”, explica la doctora Salazar.

Sarah Jessica Parker y sus hijas paseando por Nueva  York. Las tuvo siendo mayor, con un vientre de alquiler a partir de sus óvulos. © Cordon Press
Sarah Jessica Parker y sus hijas paseando por Nueva York. Las tuvo siendo mayor, con un vientre de alquiler a partir de sus óvulos. © Cordon Press

Por otro lado, hablamos de técnica, no de tratamiento, porque la vitrificación es un procedimiento que se realiza tiempo antes del tratamiento de fecundación. Esos ovocitos pueden permanecer congelados o ‘vitrificados’ durante años y ser utilizados posteriormente por la mujer cuando los necesite, con la ventaja de que estas células tendrán la capacidad reproductiva correspondiente a la edad de la mujer cuando realizó el proceso. “La tasa de supervivencia posdescongelación, así como las de fecundación y posterior desarrollo embrionario, son similares a las de los ovocitos frescos”, apostilla la doctora.

Un proceso que dura, aproximadamente, dos semanas de media y para el que la paciente debe someterse a una serie de pruebas: “En primer lugar, una analítica hormonal, serologías, hepatitis B y C, VIH, cariotipo y ecografía vaginal”, enumera el doctor Ramón Aurell, jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Quirón de Barcelona. Si todo es correcto, “se programa un ciclo de estimulación de la ovulación y, posteriormente, se aplica medicación pinchada de 10 a 12 días. Después se realizan ecografías de control hasta que el tamaño folicular es el idóneo [es decir, el ovocito tiene el tamaño indicado para su extracción]. Llegados a este punto, se procede a la punción transvaginal de ambos ovarios en quirófano con la paciente sedada. A continuación, los óvulos obtenidos se vitrifican”. La razón de que se puncen ambos ovarios es que el tratamiento hormonal previo hace que el número de ovocitos maduros sea mayor, no solo uno, como ocurre en un ciclo normal.

Gisele Bündchen y su hijo. © Cordon Press
Para Gisele Bündchen sus hijos son lo más importante.  © Cordon Press

Las razones sociales mayoritarias
Hay muchas razones para decidirse a vitrificar los ovocitos. “De las 413 pacientes que decidieron hacerlo en 2014 en nuestras clínicas, el 17% lo hizo por razones oncológicas y el 83%, por motivos sociales”, expone la doctora Salazar. Por su parte, el doctor Aurell, desde Quirón, es claro: “La edad es la más importante. La mujer de hoy sabe que la mejor edad para ser madre es por debajo de los 35 años”. Algo en lo que coincide Salazar: “A partir de los 35 años la fertilidad desciende en picado; por ello, se recomienda preservarla antes de los 36, cuando la reserva ovárica es aún abundante y los ovocitos conservan su calidad”.

La edad fue precisamente lo que llevó a Paqui a vitrificar los suyos: “Tengo 42 años, y por temas varios siempre he postergado la decisión de ser madre; entre ellas, el pensar que siempre tendría tiempo. Pues bien, un día me di cuenta de que el tiempo se acaba. No sé aún si quiero ser madre o no, pero al menos tengo la opción abierta de tener un poquito más de margen para decidirme”.

Jen siempre ha sentido la presión mediática por tener hijos... sin embargo, aun no es el momento (a pesar de sus 46 años y su pareja estable). © Cordon Press
Jen siempre ha sentido la presión mediática por tener hijos… sin embargo, aun no es el momento (a pesar de sus 46 años y su pareja estable). ¿Habrá congelado algún óvulo ‘por si acaso’? © Cordon Press

Ese ‘por si acaso’ es cada vez más común en un gran número de mujeres. “Vienen muchas parejas y mujeres que han intentado durante un año quedarse embarazadas, pero también pacientes jóvenes, de entre 30 y 38 años que, consicentes de que su reserva ovárica no es infinita, deciden preservar su fertilidad para poder postergar su maternidad y conseguir determinadas metas, tanto laborales como personales”.

En este último plano, los consejos, las experiencias de gente cercana y un profundo proceso de reflexión fueron vitales para Sonia y Paqui: “Tengo tres amigas y algunas conocidas que han pasado ya por este proceso, bien con inseminación, bien solo con crionización. Conté con su asesoramiento y experiencia”, expone esta última. “Yo me guié por consejos de amigas”, explica Sonia. “Las dos clínicas en las que consulté fueron por recomendación. Después me decanté por la más pequeña porque fue en la que experimenté un trato más cercano y humano. El precio es muy similar en todas, así que es cuestión de piel y de sensaciones”.

© Fotograma de 'Un feliz acontecimiento'.
© Fotograma de ‘Un feliz acontecimiento’.

¿Y si hablamos de precios?
Hablamos, claro está, más allá de la polémica de Google y Facebook, que declararon a finales del pasado año estar dispuestos a pagar estas técnicas a sus empleadas para poder disponer de ellas (y de su tiempo) al 200%…

Pero volviendo a la vida real, tanto desde IVI como desde Quirón hablan de precios muy parecidos: entre los 2.500 y los 2.600 euros. A esto hay que añadir algún que otro montante más: “Yo pagué 2.100 euros al centro médico que cubre las revisiones, la extracción y la congelación por dos años. Aparte tuve que comprar la medicación, que me costó unos mil euros más”, detalla Paqui. A Sonia, tratamiento hormonal más medicación le supusieron unos 3.200 euros, incluido el almacenamiento de los ovocitos de dos años. A partir del tercero, este almacenamiento cuesta 500 euros anuales.

Pero, ¿de qué cantidades de ovocitos estamos hablando? Lo óptimo, según el doctor Aurell, es conseguir la extracción de más de nueve, dato a partir del que se realizan los ciclos necesarios. “En mi caso solo pudieron extraer tres”, explica Paqui. “Tengo que repetir el proceso porque se aconseja un número más alto. Parece ser bastante normal esta repetición, especialmente en mujeres que han pasado los 35, y a mí al menos me lo explicaron desde el primer momento”. Esta cuestión es ratificada por la doctora Salazar, que añade: “Los resultados reproductivos en fecundación in vitro están directamente relacionados con el número de ovocitos obtenidos y con la edad de la mujer en el momento de la extracción”.

© Fotograma de 'Un lío embarazoso'.
© Fotograma de ‘Un lío embarazoso’.

Aunque congelados pueden durar toda la vida, algunos se quedan por el camino: “Mi caso fue un poco especial y atípico”, expone Sonia. “Yo contaba con ocho óvulos maduros y preparados para extraer, pero en la punción solo extrajeron cuatro y solo tres vitrificaron. Siempre he creído que hubo negligencia, porque es muy extraño que extraigan solo el 50%. La punción no la hizo mi doctora, sino una médica que no se había leído mi historial y desconocía la cantidad de óvulos que tenía en la reserva. Fue un gran disgusto para mí, porque con 7 u 8 óvulos congelados el porcentaje de éxito es mucho mayor, ya que en la descongelación se suele perder el 20%”.

Consejos… y regalos
A pesar de todo, Sonia se muestra esperanzada en el futuro: “Me he puesto como edad límite los 41 años para ser madre, aunque internamente también manejo los 42… Si no puede ser con pareja y de forma natural, será sin ella. ¡Y con donante de semen, claro!”. Ahora se siente aliviada: “Me ha dado un respiro. La edad en las mujeres que queremos ser madres juega en nuestra contra. La presión que sientes de que estás dejando escapar un sueño porque no llega el momento o la persona, es tremenda. Pero tenemos una baza que sí juega a nuestro favor, y es la de detener la edad de nuestros óvulos. Eso es también seguridad”.

«La edad en las mujeres que queremos ser madres juega en nuestra contra. La presión que sientes de que estás dejando escapar un sueño porque no llega el momento o la persona, es tremenda.»

Jaime King y Jessica Alba, dos mamis ejemplares. © Cordon Press
Jaime King y Jessica Alba, dos mamis ejemplares. © Cordon Press

Independientemente de lo que ocurra en el futuro, Sonia se lo recomienda a todas sus amigas que están en su misma situación, “que no son pocas”, apostilla. “La maternidad es un regalo que nos ofrece la naturaleza: tanto si estás segura de que quieres ser madre como si no, sométete a esta opción de crionización, porque te dará una tregua a la hora de tomar esa decisión que te cambiará la vida pero, al menos, siempre tendrás ahí la opción”.

Miranda Kerr y su hijo Flynn. © Cordon Press
Miranda Kerr y su hijo Flynn. © Cordon Press

Paqui también habla de regalo, en este caso, médico: “La ciencia nos ha dado esta preciosa opción y es tan válida como otras, tanto si quieres ser madre soltera como si quieres esperar más tiempo que el que marca tu reloj biológico sin tener miedos. Las críticas a veces nos hacen dudar de nuestras decisiones, pero yo recomiendo que cada mujer tome la suya propia y libremente. Y, una vez decidido, que nadie la convenza de lo contrario”.

© Fotograma de 'Un feliz acontecimiento'.
© Fotograma de ‘Un feliz acontecimiento’.