Moda
Tuvieron que llegar las coreanas para hacérnoslo ver. La barbilla, como Teruel, existe. Aunque la ignoremos y pasemos de ella, aunque dediquemos toda nuestra atención a ojos, labios, frente, mejillas. Está ahí, acusando flacidez, llenándose de brillos y granitos, desdibujando nuestro óvalo facial, afeando el conjunto del rostro.
Esta nueva obsesión beauty surgió, como todas últimamente, de las locas de la cosmética asiáticas. Hartas de sus caras redondas, comenzaron a usar todo tipo de productos y gadgets, algunos verdaderamente marcianos en busca de una mandíbula afinada que nunca tuvieron ni tendrán.
#GraziaBeautyTip: Si tu cara es redonda, aprende el truco de contouring para afinarla. Aplica tono oscuro en la mandíbula, insistiendo hacia dentro y hacia arriba y un toque de iluminador justo en la parte sobresaliente de la barbilla.
Rápidamente Estados Unidos se contagió de la fiebre pro-barbilla y de ahí, a Europa. Y como, afortunadamente, hablamos de un mercado que no dejará de crecer nunca hasta reventar, esta alerta repentina de la industria cosmética hacia el cono sur de nuestro rostro vino con malas noticias pero con sus soluciones correspondientes. Clarins ya puso su granito de arena con su famoso suero Lift Affine Visage Lift Affine Serúm Visage hace quince años, y lo reformuló el año pasado. Otros laboratorios como Yves Saint Laurent o Dr.Sebagh también cayeron repentinamente en la cuenta de la importancia de lo que se ha llamado la V-Line (línea V), la que se dibuja siguiendo la barbilla hacia los lados del rostro.
Y de ahí surgieron nuevos productos de belleza, que es de lo que se trata. Todos ellos buscan una redefinición del óvalo, bien mediante un efecto ‘flash’ de tensado, bien drenando los líquidos que se acumulan en la zona alrededor y bajo la barbilla para dar un aspecto más ligero, bien tratando de acostumbrar a piel y músculo a trepar un poco hacia arriba. Todo con tal de no caer en la práctica de las coreanas que han incluido las barbillas en sus pedidos al cirujano estético.
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