© Matthew Eades
© Matthew Eades

Pasa cada año con el color que propone Pantone, que los primeros 300 días nos fascinan y los dos últimos meses nos provoca una sensación cercana a la nausea. Ya vale de tonos vino para los labios, para las lacas de uñas, ¡para las sombras de ojos! Volveremos a adorarlo, pero mejor darle una pequeña tregua. Despidamos, de momento, al tono Marsala. Así, en general.

Adiós labios Marsala.
Adiós labios Marsala.

También despidamos (pero esta vez para siempre jamás) las llamadas bubble nails. Sólo escribirlo, da grima. Son esas manicuras pretendidamente arty que parecían más bien bolas de plastelina pegadas a los dedos y que lucían sobre todo las más acérrimas fans del nail art (hasta sus últimas consecuencias).

Adió bubble nails.
Adió bubble nails.

Y, por favor, que acabe ya la absurda moda de las pestañas a pegotes. En serio, no hace falta intentar llamar la atención con una mirada como de patas de araña. Nos pasamos media vida inventando trucos para que la máscara quede bien repartida y las pestañas bien separadas para tolerar esto. En 2016, que vuelvan las pestañas de Betty Boop. Por favor.

Adiós pestañas a pegotes.
Adiós pestañas a pegotes.

Imploramos también que técnicas como el contouring, el strobing, el baking y el color correcting se dejen en manos profesionales o, al menos, en las no tan incautas como esas que vemos en videoblogs de toda la Red. Puede ser una gran estrategia o el peor chiste beauty si cae en los pinceles equivocados.

Adiós clown-touring.
Adiós clown-touring.

También, poco a poco, hay que ir olvidándose del pelo rosa. Al menos de ese que parece una peluca y que grita a los cuatro vientos: soy baratísimo.

Adiós pelucas rosas.
Adiós pelucas rosas.

Ni un rapado más, amigas. Ya estuvo bien como broma y como desafío a los cánones establecidos. Pero tenemos demasiadas mujeres con media cabeza de cada longitud. Rihanna ya no lo lleva, así que es el momento de guardar la afeitadora.

Adiós rapados.
Adiós rapados.

Y si decimos adiós a este estilo trashy, no tengamos miedo a mandar a los corrales también al estilo más contrapuesto: las ondas retro marcadas y llenas de laca. En el futuro próximo vislumbramos ondulaciones sinuosas, cepilladas, deshechas… El mercado revienta de herramientas adecuadas y fáciles de usar. Así que ya sabes: está en tus manos que Veronica Lake hiberne un añito o, si puede ser, un par de ellos.

Adiós bucles.
Adiós bucles.

Tomemos conciencia de lo que llevamos bebiendo desde 2013 y echemos el freno. Está muy bien tomar verdura cruda, pero también podemos engullir manzanas a bocaos y tomar ensaladas de espinacas. Ciao, ciao, green smoothie. Vuelve a las colinas de Hollywood, que aquí queremos recuperar el gazpacho.

Adiós zumos de Hollywood.
Adiós zumos de Hollywood.

Del half bun… también podríamos ir prescindiendo, que a cualquier cosa le llaman peinarse. Podemos conservarlo, pero sólo para dos grandes ocasiones: el momento de desmaquillarnos y el peor día de resaca, ese en el que no te mueves del sofá ni ante amenaza de incendio.

Adiós half-bun.
Adiós half-bun.

Pero, bueno, para que no digan que en Grazia nos gusta prohibir, quédate con esto: si tienes que elegir solo una cosa de 2015 (además de las bubble nails), olvida, como si nunca hubiera existido, el reto de Kylile Jenner. Es peligroso, marca de una forma espantosa los labios y te hace parecer bastante boba.

Adiós, adiós, adiós.
Adiós, adiós, adiós.

De nada.