«Lo importante en una pareja es la comunicación. No hay ninguna relación que funcione si no sois capaces de expresaros con confianza. No hay que tener miedo a nuestras emociones y sensaciones», escuché hace poco durante una charla a la que me arrastró literalmente mi amiga Lucía. «Sí. Ya. Claro», pensé yo con un poquito de ironía.

Es cierto que si no dices eso que está pasando por tu cabecita es imposible que la otra persona pueda averiguarlo. A  no ser, claro está, que estés saliendo con el mentalista Anthony Blake, entonces vale. Sin embargo, hay ciertas frases que tienen una doble lectura en nuestra cerebro y que, cuando las oímos, activan el mecanismo que abre nuestra particular habitación del pánico. Ese espacio en el que quieres encerrarte porque sabes que la que se avecina, después de esa declaración de intenciones, va a ser fina filipina.

Por eso, y para que no digáis que no os lo avisé, me dispongo a enumerar todas aquellas comunicaciones verbales realizadas por tu pareja que sabes que no terminarán bien para ninguno de los dos.

No es tan fácil como parece, amigos.

 

  • «Cari, viene mi amigo Chema de la ‘uni’ a pasar el fin de semana a casa».

Primero, advertirte sobre la única verdad universal que conozco de las relaciones de pareja: duda de cualquier frase que se inicie con un piropo. Todos sabemos que lo que está intentando es hacer más dulce el mazazo de la noticia. Y es que lo que podría parecer una inocente visita para ponerse al día sobre lo vivido tras años sin verse, se tornará en una especie de Resacón en Las Vegas, pero sin que tengas opción de conocer a Bradley Copper.

En algún momento sabes que podrías recibir esta llamada. Aunque no de Bradley.

Lo que realmente te está queriendo decir tu pareja es lo siguiente: «Cariño, me voy a pasar el fin de semana sin poner un pie en casa. Chema y yo iremos a beber, saldremos de fiesta y seguramente terminaremos perdiendo la cartera, las llaves de casa y no sepamos volver a casa porque llevamos sin beber alcohol en grandes cantidades desde que nos graduamos».

  • «Cari, vienen mis padres a comer a casa el domingo».

Serías capaz de pedir cita para realizarte una colonoscopia antes de tener que cocinar para tus suegros. Vale que os lleváis bien, pero ¿en qué momento comenzaste tú a cocinar para ellos y no al revés? ¿Y por qué te lo comunica a ti tu pareja? ¿No piensa encargarse de la logística/cocina?

Mejor ve llamando a un catering.

Además, esas comidas nunca son SOLO para comer. El motivo de que tus suegros quieran ir a vuestra casa tiene siempre una doble intención. Comprobar que no vivís en condiciones insalubres, pasar casualmente el dedo por encima de la estantería del baño para intentar pillar esa pelusa que se niega a abandonar vuestro hogar, hablar de lo felices que son Laura y Luis (tus cuñados) desde que son padres, dejar caer, casualmente, que la iglesia del pueblo está libre el 27 de septiembre del año que viene…

Paciencia, querida, estamos contigo.
  • «Cari, el viernes tengo cañas con los del trabajo».

Es como la del amigo Chema, pero con daños menores. Seguramente haga su entrada triunfal en casa de madrugada borracho como una cuba, poniendo a parir a su jefe y por la mañana te toque tirarlo de la cama literalmente, meterlo en la ducha y que llegue a trabajar tarde, resacoso y con ganas de morirse.

Esperemos que no sea profesor y le dé por enseñar esto a sus alumnos.
  • «Cari, ya lo arreglo yo».

Ve cogiendo el número de teléfono del manitas de turno y haciendo malabares con el diseño porque la que va a liar «tu cari» intentando arreglar lo que sea va a ser para recordar. Sin embargo, aquí diré que no es culpa suya. Es de las películas americanas que nos muestran un mundo utópico donde todo el mundo construye su casa, su barco, pone a punto los enchufes, las tuberías…

Jugar a ser un manitas puede terminar con vuestra cocina en llamas.

Os puedo asegurar que yo cursé Tecnología en Bachillerato y lo más que construimos fue una casa con palillos unidos con pegamento de barra.

  • «Cari, hoy hago yo la cena».

Llamando a Just Eat, Glovo o similares en 3, 2, 1….

Mejor haz como él y no lo pienses mucho.
  • «Cari, he hecho un pedido en Amazon… pero vaya, cuatro cosas».

Olvídate de iros de vacaciones este verano porque se ha fundido los ahorros de todo el invierno.

Definición gráfica de «cuatro cosas».
  • «Cari, estoy pensando que…».

Cualquier cosa que diga a partir de ese momento ya es un hecho consumado. Es decir, te lo vende como una posibilidad cuando ya está más que decidido. Por ejemplo, «Cari, estoy pensando que podríamos ir a ver a mis padres el fin de semana». Traducción: Ya ha hablado con ellos y el pollo está en el horno. O, «Cari, estoy pensando que necesitaríamos comprar un ordenador nuevo». Traducción: Ya lo están embalando en la tienda y metiendo en la furgoneta de reparto.

Y tanto que sorpresa…

Y la mítica, la más temida por cualquiera que haya tenido pareja, amigo con derecho a roce o similar:

Prepárate porque normalmente no es porque se haya roto la lavadora o tengáis que ir a hacer la compra. En la mayoría de los casos, esta frase da inicio a una larga conversación sobre el estado de vuestra relación.

Así que «caris», estad atentos a estas frases y si las oís, corred todo lo rápido y lo lejos que podáis de vuestro interlocutor. Avisados quedáis.