Madres. No podemos vivir con ellas, pero tampoco sin ellas. Y no me miréis así porque sabéis que tengo razón. El día que tu madre no se preocupa por si te llevas (o no) una rebequita «por si refresca», crees que tiene fiebre, y lo sabes.

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¿Adoramos a nuestras madres? ¡Pues claro! ¿Deseamos durante toda nuestra vida no convertirnos en ellas? Correcto. ¿No tenemos ni idea de cómo tratarlas? Exacto. ¿Y ellas a nosotras tampoco? Lo dicho.

Sin embargo (y hablo desde mi experiencia personal), cuando superas la treintena, la relación con tu madre cambia. No sabes muy bien por qué, pero empiezas a comprender esa frase que te ponía de los nervios en tus veinte: «Ya lo entenderás cuando seas mayor». Cachis. Qué razón tenías, Paquita. (Un beso desde aquí, mamá).

Pero aunque las pongamos de los nervios, siempre quieren tenernos cerca.

Sientes que la entiendes un poco mejor, no te importa que te pregunte lo mismo 500 veces seguidas, os vais de compras juntas y no acabáis discutiendo… Pero cuidadito con creer que llegados a este punto podéis hablar de todo. Stop!

Sí, pero no.

Una cosa es que ahora os llevéis mejor y otra muy distinta es que quiera oír determinadas cosas de tu preciosa boquita de piñón. Por eso, y para que puedas seguir disfrutando de tu madre sin dramas, te presento las ocho frases que tu madre no querrá oír jamás de tu boca. Pero jamás de los jamases. (En serio, no tienes a la suerte).

1. Mamá, he mantenido (mantengo y mantendré) relaciones sexuales

Ni en pasado, presente, ni en futuro. Para tu madre, tú eres ese pequeño bollito que estuvo nueve meses dentro de ella. El mismo por el que se levantó de madrugada a dar biberones, cambiar pañales y aguantar lloros interminables.

Tu madre ya sabe que has tenido sexo. En serio. Da igual que lleves soltera toda tu vida. Recuerda que tienen «un pajarito» que se lo cuenta todo. Y desde aquí le digo a ese pajarraco que ya podía haber cerrado el pico muchas veces.

Exacto. No está interesada.

2. Mamá, una vez tuve un susto y me hice un ‘predictor’

¡Error! Si no quiere saber que tienes sexo, ¿realmente crees que quiere que le cuentes aquella vez que se le rompió el preservativo a ese rollo de una noche con el que te acostaste? Porque como me entere de que no utilizas protección con rollos de una noche, soy yo la que te mata.

Y da igual que el susto fuera con tu novio de toda la vida. En serio.

Da igual que no la conozcas. Todas las madres son iguales en esto.

3. Mamá, ayer me emborraché tanto que no sabía ni cómo me llamaba

¿Crees que tu madre, que te ha educado para que seas una mujer hecha y derecha, necesita escuchar que ayer te bebiste hasta el agua de los floreros del bar del pueblo?

Nada de ‘whatever’. Para tu madre todavía eres su princesa.

Tranquila. Las vecinas ya le harán comentarios inapropiados sobre que vieron «a tu María con fulanito en el bar». Niégalo y todo irá como la seda. Aunque, seamos sinceras, tu madre sabe que es verdad, pero pasa de confirmarlo contigo. ¿Cómo lo sabe? Una pista bastante clara es que cuando abrió la puerta de tu habitación a las tres de la tarde para saber si estabas viva, un olor a garrafón y tabaco hizo que le llorasen los ojos.

Lo sabemos.

4. Mamá, me he hecho el láser en la zona perianal

Nos alegramos por ti, amiga. Aunque seguro que has tenido que ver las estrellas para deshacerte del vello en esa zona. ¿Por qué no debes decírselo a tu progenitora? Bueno, a ver… Está bien que te depiles y quieras ir aseada y coqueta en esa zona, pero… ¿cómo le vas a explicar que quieres tener tu perineo libre de pelo? ¿Con qué propósito?

Por eso es mejor que ni empieces.

Una duda personal. ¿En serio alguna chica ha notado la diferencia entre tener el perineo con y sin pelo?

Pues eso.

5. Mamá, lo de que el semen sabe salado es mentira

Tus prácticas sexuales son cosa tuya (y como mucho de tus amigas). ¿Porqué no dejar que siga pensando que no haces determinadas cosas?

¿En serio quieres que no vuelva a dormir en la vida?

¿Le preguntas tú a tu madre lo que hace con tu padre en la cama? Ahí está la clave.

6. Mamá, es verdad que los porros dan sueño y hambre

No eres la Wikipedia. No tienes que decirle a tu progenitora los efectos de los porros.

Y por eso son malas. Mucho.

Además, que para eso están las películas de American Pie si quiere actualizarse. Ah, y otra cosa. Tu madre fue joven en plena movida. Sabe lo que son las drogas. No hace falta que la ilustres.

7. Mamá, un día hice autostop

Si saliste viva de esa experiencia, da gracias a todos los santos y no se lo digas. Es cierto que mucha gente lo utiliza porque es un medio de viajar barato, pero también tiene muchos peligros. Si te decantas por él, hazlo con cabeza y no veas películas americanas sobre el tema. Todos acaban fatal. Por no decir muertos.

Ya me callo.

Y la última y más dolorosa…

8. Mamá, me voy de casa

En algún momento se lo dirás y tendrás que hacer frente a su cara de orgullo, tristeza, alegría y emoción. Y sí, todo esto (a la vez) es lo que sentirá tu madre. Recuerda que eres la niña de sus ojos, la alegría de la casa… ¡Su pequeña abandona el nido!

Igual se hace un poco la ‘drama queen’.

Esta es la única frase que, aunque no quiera oír, deberás pronunciar en algún punto de tu vida. Pero tranquila, ella lleva mucho tiempo preparándose para el momento y te lo pondrá fácil. No olvides que las madres son lo más (aunque tú no lo creas).

No está mal que lo hagas de vez en cuando.