Según se se lee en todos los posteos de redes sociales etiquetados #ChanelCruiseCuba, el rito anual de primavera de Chanel fue una noche inolvidable.

Histórica a la vez que juguetona fue la elección de Karl Lagerlfeld para este la presentación de la colección Cruise 2016, pues decidió convertir el Paseo del Prado en la Habana en un espectacular escenario de la moda global. La locación se eligió no solo por ser una bellísima avenida, sino también porque simboliza las relaciones centenarias entre Francia y Cuba. El Prado (o Paseo de Martí) fue rediseñado en 1928 por el arquitecto francés Jean-Claude Nicolas Forestier y en el se colocaron 8 estatuas de bronce con forma de león, el animal fetiche de Mademoiselle Chanel, autoría del escultor francés Jean Puiforcat.

 

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Todos los invitados se sentaron en front-row, directamente en las bancas de mármol del paseo o en pequeñas banquitas de parque colocadas para la ocasión. Unos pocos metros más lejos, todos los habitantes de La Habana que quisieron presenciar el desfile lo hicieron desde los balcones y terrazas de los edificios que bordean la avenida.

 

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El show comenzó más o menos a la hora en la que el sol coloreaba de dorado a los enormes leones, dando paso a la propuesta de Lagerfeld, totalmente crucero: siluetas andróginas con pantalones amplios y zapatos planos de dos tonos, cinturones de tela sobre camisas y sombreros panamá. Hubo un tema subyacente: la interpteración de la guayabera, esa camisa tradicional del caribe con bolsillos y pliegues.

 

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Para el día, Lagerfeld propuso blusas ligera y pantalones chino mientras que para la noche la propuesta fue esa reinterpretación de la guayabera junto con vestidos y trajes de lentejuelas. La paleta de color estuvo inspirada en los colores de la ciudad: amarillo, rosa, naranja, turquesa y verde brillante.

 

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El desfile, en el cual participaron modelos locales junto a Top Models consagradas (Stella Tenant abrió la pasarela), cerró con una gran banda de músicos locales que hicieron bailar a todos -incluyendo a Karl Lagerfeld-.

 

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Tras la ovación final, la fiesta continuó unas cuadras más lejos, en la Plaza de la Catedral de San Cristóbal. Seguramente se hablará de ello durante mucho tiempo, tanto en la Habana como en el mundo de la moda.