Julia Wendell, una mujer polaca de 21 años, asegura ser en realidad Madeleine McCann, la niña británica que desapareció en 2007, cuyos padres nunca volvieron a encontrar.

Ahora, a través de Instagram, Julia está compartiendo una serie de publicaciones en las que explica todas las pruebas físicas de que ella es la niña perdida hace más de una década y detalla la crianza difícil que vivió con sus padres, que ella asegura no son los verdaderos.

A través de la cuenta de Instagram @iammadeleinemccann, Julia defiende su caso y pide ayuda para conectar con Kate y Gerry McCann, quienes ella asegura que son sus verdaderos padres.

Entre los rasgos físicos que Julia indica que comparte con la pequeña Madeleine, están el mismo color de ojos, un raro trastorno ocular raro llamado coloboma, que los investigadores destacaron después de la desaparición de McCann para ayudar a identificarla. Wendell dice que el suyo se ha desvanecido con el tiempo.

En otras publicaciones, destaca la misma ubicación de los hoyuelos en las mejillas, los dientes separados en las fotos de bebés, una línea de la mandíbula similar y otras características físicas que, según afirma, la hacen ser quien dice ser.

Según dice Julia Wendell en la descripción de su cuenta de Instagram, los padres de Madeleine le pidieron que se hiciera una prueba de ADN para verificar las afirmaciones, pero no lo comentaron públicamente ni lo confirmaron. La Policía Metropolitana de Londres aún no ha comentado sobre la situación.

Madeleine McCann desapareció de un departamento durante las vacaciones de su familia en Portugal en 2007. Sus padres habían ido a un bar de tapas cercano después de acostarla a ella y a sus hermanos gemelos.

La niña pequeña fue secuestrada del departamento, dijo la policía en ese momento, pero el cómo y el por qué sucedió siguen siendo un gran misterio. Su desaparición despertó el interés mundial, con reclamos públicos de haberla visto extendiéndose hasta Australia, y provocó la publicación de libros y documentales de televisión sobre el caso.

A lo largo de los años, se han presentado nuevos sospechosos y pruebas, pero su caso aún no se ha resuelto.

En 2017, una década después de la desaparición de Madeleine, su padre, Gerry McCann, dijo: “Ningún padre renunciará a su hijo, a menos que sepa con certeza que su hijo está muerto. Y simplemente no tenemos ninguna evidencia”.