Moda

“Qué mejor que decir: Tengo los pantalones bien puestos”. Por Cynthia Grajales.
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Por Cynthia Grajales
Durante época de elecciones, hasta el más mínimo detalle cuenta; aunque estos sean muy sutiles tienen un trasfondo grande y un mensaje contundente y claro. La vestimenta es uno de los elementos fundamentales para la imagen de un político y muestra de ello, fue el último debate ocurrido en la universidad de Nevada del cual tomaremos de ejemplo a la candidata presidencial, Hillary Clinton.
El elemento más característico del power dressing es decir: “Tengo los pantalones puestos” y los outfits que vistió para la ocasión (todos en Ralph Lauren) se pueden interpretar de varias maneras.

El primer cambio fue el rojo; sinónimo de poder, pasión y fortaleza. Un mensaje sutilmente agresivo que le sumó mucha presencia y fuerza a sus palabras y puntos de vista.
Para el segundo, eligió un traje sastre en tono azul que simboliza tranquilidad, autoridad y confianza. Una elección atinada para reforzar su credibilidad.
Para su atuendo de cierre, optó por un traje blanco cuyo significado denota pureza, y pulcritud; mensaje que ha recalcado durante su campaña. Personalmente, considero que en este recayó el mayor peso; pues se podría interpretar como “Todo lo que he dicho ha sido cierto”, además de que el blanco hace referencia directa al movimiento histórico de la mujer. ¿Coincidencia o elección?
No menos importante es la cautela con la que se pensaron el peinado y el maquillaje. Ni un pelo fuera de su lugar –dejando la cara al descubierto– que parece decir “no tengo nada que esconder” y un maquillaje sumamente natural que denota cuidado por su aspecto, pero sin caer en la vanidad.
Sin duda alguna, Hillary sabe la importancia y el impacto que puede tener la moda dentro de la política de hoy en día y la ha sabido usar en su favor.