Moda
Sin duda hoy fue uno de los días más emotivos para la industria de la moda. Jean Paul Gaultier acaba de darnos uno de los momentos más icónicos e inolvidables, despidiéndose para siempre de las pasarelas con un show espectacular en retrospectiva a sus cincuenta años de trayectoria.
El desfile se convirtió en un espectáculo conmovedor, con sus musas como Rossy de Palma, Coco Rocha, Dita Von Teese, Irina Shayk y Amanda Lear, acompañadas de las hermanas Hadid, Issa Lish y Winnie Harlow, todos al ritmo de las melodías de Boy George.
Todas las piezas fueron rescatadas de su archivo, recreando momentos icónicos que definen la trayectoria de Gaultier como uno de los diseñadores más revolucionarios. El cone bra que Madonna popularizó y ese look con el que Naomi Campbell deslumbró en 2003 fueron protagonistas junto a esos vestidos repletos de cinturones XXL que conforman una de sus siluetas más representativas.
No olvidemos que el diseñador impuso desde el principio una nueva era que rompió los estereotipos e ideas de belleza convencionales, dándole un lugar especial a modelos poco conocidas y que dictaban una tendencia fuera de lo común.
Su legado es uno que sin duda dejó huella, y algo que siempre le reconoceremos, es que siempre se mantuvo fiel a esa estética extravagante con la que todos lo identificamos. El francés siempre ha sido fuente de inspiración en términos de diseño para diseñadores emergentes, con esas estructuras inigualables y piezas como un sello que lo representa.
Jean Paul Gaultier dijo adiós con una sonrisa y el público no podía dejar de aplaudir.
