Querida, la temporada de bodas ha llegado. Ya sabes, esa época de eventos durante los meses de mayo, junio y julio (y cada vez más septiembre y octubre) que -según vas pasando los 25- se llena de citas ineludibles. Y es que cuando menos te lo esperas tus amigas (sí, esas de la infacia que son tan jóvenes como tú) empiezan a pasar por el altar. Y entonces el pánico empieza a cundir.

La invitada perfecta va de alquiler
No, hombre, no. En realidad, es un momento querido y temido a la vez. Me explico: querido porque es la excusa perfecta para que toda mujer estrene modelito; temido porque ese modelito no llega a nosotras por arte de magia, no. Los quebraderos de cabeza empiezan desde el momento en que recibimos la invitación y suelen prolongarse hasta dos días antes del evento (creedme, algunas llegamos llegan a estos niveles). El tiempo pasa y, proporcionalmente, la desesperación aumenta. Hacemos equilibrios mentales para conseguir el look deseado con el presupuesto ajustado y, por supuesto, sin caer en el monísimo vestido de Amancio que nos vendría a las mil maravillas si no fuera porque sabemos que lo va a llevar hasta el apuntador.

Y aquí llega el gran problema: queremos ir de alfombra roja pero no nos lo podemos permitir. Además, somos conscientes de que un vestido así nos lo vamos a poner, como mucho, dos veces más (y eso que estoy siendo muy optimista). Nuestro Pepito Grillo interior sale a relucir: “¿Merece la pena invertir en algo así?”. Pues claro que sí qué tontería Si la respuesta es no, te presentamos a las que a partir de ahora serán tus mejores y más fieles amigas pre-boda: las tiendas de alquiler de vestidos, tocados y complementos.

La invitada de alquiler
En efecto, alquiler. Quizá aún no lo sepas, pero algunas mujeres que ya han pasado por nuestra misma situación han tenido la iniciativa (y el gran detalle, dicho sea de paso) de ayudar a las que vendrían después que ellas (véase, nosotras). Se trata de tiendas que ponen a disposición de sus clientes la posibilidad de alquilar vestidos y complementos de fiesta que, en condiciones normales, harían temblar nuestra conciencia tarjeta de crédito.

© Felix Lammers
© Felix Lammers

Una de ellas es 24FAB (fabulosa las 24 horas, literalmente), nacida a raíz de un encontronazo con una chaqueta de Stella McCartney de 6.000€ que Anabel Zamora, creadora de la tienda, se negó a comprar a pesar de haberse enamorado perdidamente de ella. Allí podremos encontrar vestidos y complementos de temporada de grandes firmas tanto nacionales como internacionales, desde Vivienne Westwood hasta Jorge Acuña, siendo estas dos de las más solicitadas por sus clientes.

La tienda física de 24 FAB en pleno Barrio de Salamanca.   © 24F
La tienda física de 24 FAB en pleno Barrio de Salamanca. © 24F

Por su parte Mimoki, especialista en tocados, ofece en alquiler todos los tocados que diseña su propio equipo (y que también puedes encontrar en su tienda, dentro de Federica&Co, en Madrid).

¿Cómo es el proceso? Fácil, y con muchas comodidades para la compradora. En 24FAB, por ejemplo, podemos hacerlo tanto desde su web (donde además disponemos de un servicio de prueba en casa por el que solo tendremos que pagar la mensajería –unos siete euros-) como desde la tienda física que tienen Claudio Coello, 12 (Madrid), donde nos han contado que sus grandes estrellas son los vestidos asimétricos, ya sean largos o cortos.

El encantador espacio que Mimoki tiene en la Calle Hermosilla.  © Natalia Apezetxea - Mimoki
El encantador espacio que Mimoki tiene en la Calle Hermosilla. © Natalia Apezetxea – Mimoki

Por lo general, el periodo de alquiler es de cinco a siete días (dependiendo de la tienda) y, en el caso de los vestidos, solo nos tendremos que preocupar de lucirlos como reinas, ya que de la tintorería posterior corre a cuenta del establecimiento, como sucede en 24FAB.

Otra versión del mismo concepto es la que nos presenta la web de complementos Strending.com, creada por dos primas con la intención de fabricar un gran armario común y virtual. En ella se trabaja de dos formas distintas: por un lado, el alquiler convencional del que ya hemos hablado, y por el que en ningún caso se cobrarán más de 10€; por el otro, el préstamo, es decir, la posibilidad de ceder un complemento tuyo al armario común mediante lo cual consigues créditos con los que podrás utilizar otro de los productos del mismo. Un trueque en toda regla.

La opción a préstamo es una de las principales características de Strending © Strending.com
La opción a préstamo es una de las principales características de Strending © Strending.com

Del mismo modo, desde La Más Mona dan tanto la opción de alquilar como de ceder vestidos: «La Más Mona te da la posibilidad de rentabilizarlos y ganar un dinerillo alquilándolos», como dicen ellas mismas en su web. A la hora de alquilar, puedes pedir que te lo envíen a casa y probártelo allí tranquilamente, o puedes pasarte por su showroom físico en la Calle Génova, en Madrid, y jugar a ser princesa por un rato hasta que encuentres el diseño y los complementos que más se adapten a ti.

© La Más Mona
© La Más Mona

¿Más opciones? En Style In A Box encontrarás otros tantos modelos y, a la hora de probarte el vestido, te mandarán a casa dos tallas distintas para que te asegures de cuál se adapta mejor a ti. Además, podrás reservar la fecha de entrega de la prenda hasta seis meses antes del evento o, si tienes prisas, asegurarte la entrega en menos de 24H. En Rent à Porter funcionan más o menos igual y, además de alquilar, también podrás poner tus vestidos en alquiler. Su showroom está en Málaga, una opción perfecta para los eventos de las malagueñas esta temporada.

La parte ‘negativa’ (por llamarlo de alguna forma) del alquiler de vestidos para eventos sería la de la gran responsabilidad que supone hacerse cargo de una prenda en un ambiente donde, pasada la medianoche, todo está expuesto a los peligros de la fiesta. Bajos manchados, costuras descosidas, copas derramadas… o, como nos cuentan desde Mimoki, hasta plumas de tocados pilladas por ventanillas de coches que acaban en mal estado. Pero no hemos de preocuparnos: sabremos cuidar de ellos y, de surgir la gran catástrofe, siempre habrá solución. Lo más grave que puede pasar es que perdamos la fianza inicial que se suele tener que dejar.

Como veis, el alquiler para ocasiones así supone una puerta a un mundo repleto de posibilidades para completar nuestro look de boda. Además, si optamos por él no tendremos que preocuparnos por el vuelco al corazón que nos daría si alguien nos copiara el modelito pues, por lo general, apenas tienen más de dos tallas de cada diseño.

Por último, en la mayoría de los casos, la opción a compra siempre estará ahí, por lo que si después de llevar nuestro vestido o complemento descubrimos que no podemos vivir sin él, podremos hablar con la tienda y proponer su compra.

© Mimoki
© Mimoki

¿Qué te parece? Una vez más, las opciones para alzarse como la invitada perfecta (y dar sombra hasta a la novia) no son pocas. ¡Feliz temporada de bodas!

© Getty Images
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