«¿Por qué no contesta?», «¿Se lo mando o no se lo mando?», «No me termina de convencer, pero me da pereza decírselo. Le dejaré de hablar y a ver si pilla la indirecta».

Esas y otras frases son solo algunas de las que han rondado por las mentes de la sociedad actual desde que WhatsApp entró en nuestras vidas. Que sí, que por supuesto que Messenger (breve pausa para recordar cuando mandábamos fascinantes y maravillosos ‘zumbidos’) tuvo un papel crucial en esta necesidad de respuesta inmediata, pero nunca antes en la historia de la humanidad hemos sido tan impacientes en cuanto a comunicación se refiere.

¿Cuánto tiempo podrías aguantar sin comprobar tu WhatsApp? © Mondadori Photo

Todos estamos –hipotéticamente– tan disponibles, que en ocasiones asusta el corto período de tiempo que ‘aguantamos’ sin mirar el móvil. Concretamente y según un reciente estudio, a los españoles nos resulta muy difícil estar más de una hora sin mirar WhatsApp. ¿Perdón? Pues sí, parece que esto ya forma parte de nosotros y de la generación que nos sucede.

Y la cosa no queda aquí. Es más, se convierte en un auténtico paradigma si del principio de una pseudorrelación sentimental hablamos. Es decir, cuando estamos interactuando con alguien y conociéndolo a través de cualquier aplicación de mensajería instantánea: que si el doble check azul («¡oh dios mío lo ha visto! ¡HA VISTO YA EL MENSAJE!»), la última hora de conexión («todavía no se ha conectado, ok, es normal que no conteste»), ese «¿pero por qué está online y no contesta?, ya está bien, hombre, ya está bien»… Y, como no teníamos suficiente, ¡aquí llega lo mejor!: WhatsApp ha anunciado recientemente que lanzará la opción de borrar mensajes para que estos no lleguen al destinatario (y tendremos DOS MINUTOS para tomar esta decisión).

«¡Oh dios mío lo ha visto! ¡HA VISTO YA EL MENSAJE!»

PERO, ¿EN SERIO?

Pues sí. De hecho, imaginemos una situación estoy-conociendo-a-alguien-y-hablamos-por-WhatsApp, en la que se pueda recular digitalmente. ¡Ahora también tendremos la posibilidad de borrar una decisión tomada un mensaje! ¡O pensar que igual nos han escrito pero lo han eliminado después! ¡Viva! Estabilidad emocional asegurada.

Por no hablar de las técnicas digitales para alejarse del inicio de una ‘relación’, o para mantener a alguien al otro lado de la pantalla simplemente por diversión. Y ojo aquí, porque igual lo has hecho o te lo han hecho y no te has dado cuenta de que tienen un nombre. ¿No sabes cuáles son? Atención:

Ghosting: probablemente ya la habrás oído. ‘Ghost‘ significa ‘fantasma’ en inglés, y esta práctica consiste en desaparecer simplemente dejando de contestar a los mensajes. ¿Te suena la situación? Si lo reflexionamos, es una de las maneras más cobardes, pero a la vez muy viables, de terminar con algo en el entorno 2.0.

Según POF, un portal de citas online, un 78% de los encuestados experimentaron ghosting el año pasado. Habían quedado varias veces con alguien, mantenían el contacto con esa persona y, de la noche a la mañana, ¡zas!, ni rastro de ella. No volvieron a saber más de esa persona.

Esto, amigas, se llama ‘ghosting’ de manual.

Benching:Bench‘ significa ‘banquillo’ en inglés, y en términos digitales se apoya en el hecho de mantener una conversación con alguien que nos llama la atención, pero con la que nunca quedas en persona, es decir, únicamente lo tienes ahí, como de repuesto.

*Por lo general, los que hacen benching, terminan dando la mano al ghosting. Así de anglosajones se vuelven.

‘Benching’: otra práctica fea-fea.

Breadcrumbing: en el Urban Dictionary se define como el acto de enviar mensajes de tonteo pero sin compromiso ni mucho esfuerzo verbal. Se hace por el mero hecho de mantener ahí a una persona. Podemos decir que es una variación del benching, pero el breadcrumbing supone emplear menos tiempo e intensidad en la conversación. El que lo practica dará también likes esporádicos o comentará de vez en cuando en las redes sociales, simplemente para seguir creando ‘huella mental’ en la otra persona.

Un perfecto ejemplo de ‘breadcrumbing’.

Erasing: esta nos la hemos inventado, pero es la que predecimos que será la siguiente práctica tan pronto como WhatsApp lance su nueva opción de borrar mensajes. Supondrá el hábito de enviar mensajes y borrarlos antes de esos dos minutos de margen generando así la duda en el receptor. «¿Habrá contestado y borrado el WhatsApp mientras yo estaba en el metro sin cobertura? Porque mi mensaje anterior lo ha leído, y ahora veo que está online. Y no contesta. Y. Y. Y…». Tu vida.

‘Erasing’: hemos creado un monstruo nuevo.

¿Hasta qué punto puede ser perjudicial para una persona mantener una ‘relación’ en la que sufre alguna de estas prácticas? La coach Marina Fernández Lorente nos explica: «La mujer tiene que ser consciente de que, si es víctima de este tipo de comportamientos y se permite a sí misma ponerse en situaciones en las que se dan estas conductas, su autoestima puede verse muy afectada», sintetiza la experta y añade que «para salir de una circunstancia tan nociva, recomiendo que se pregunte ‘qué es lo que realmente quiere’ en cuanto a relaciones se refiere, para darse cuenta de que lo que desea, efectivamente, no es algo así. Por otra parte, hay que recordar que para tener lo que se quiere, hay que hacerle sitio. Si se está ocupando la mente, el tiempo y los días en algo absurdo y dañino (y sobre todo, algo que no es real), esa situación puede terminar provocando ansiedad», añade.

Amén, Kristen.

Pero ¿y si las que llevamos a cabo estas prácticas somos nosotras? «En ese caso, creo que debemos tener presente que no vamos a llegar a ninguna relación estable si tenemos un comportamiento incoherente. Además, si nos acostumbramos a relacionarnos así, nos volvemos más superficiales en más ámbitos de nuestra vida», concluye.

Así que, ya sabes, si detectas (o practicas) alguna de estas técnicas, ¡páralo cuanto antes! Recula, (pero en el universo 1.0).

Ay, la tecnología, haciéndonos la existencia tan fácil…