Jugar con recetas sencillas e intercambiar ingredientes entre diferentes culturas generó lo que hoy conocemos como ‘cocina fusión’. No es un fenómeno nuevo en cuanto ya hemos acostumbrado nuestro paladar a ensaladas con toques tropicales, pescados marinados con especias de todo tipo e incluso salsas que cubren sin sonrojarse chuletones de la mejor calidad ¡Hola, Jamie Oliver! Sin embargo, lo que sí se trata de un fenómeno nuevo es que el maridaje de sabores esté más enfocado al sentido de la vista que al del gusto.

Las redes sociales, y especialmente Instagram, con su inagotable fuente de imágenes de elaborada cocina vistosa y sorprendente, son las responsables. Hace poco te contábamos cómo un tubérculo filipino, el ube, era responsable de la moda por los dulces y helados de color morado. Ahora es el turno de otro bocado, igual de colorido pero mucho más saludable. Libre de calorías, azúcares y grasas, llega la moda del frushi, un postre o merienda que ya sirven en DisneyWorld.

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Fresa, piña o kiwi, así es el nuevo pescado crudo que rellena los makis. © Instagram @lisa_fitnessdiary

Como buen palabro que se precie, el frushi surge de un acrónimo: el de fruta y sushi, y no hay que ser muy listo para adivinar en qué consiste el invento. La diferencia más importante entre estos y los rollos tradicionales de maki es que los primeros son bocados mucho más acordes para un postre o una merienda estilosa y, por supuesto, jamás los mojaríamos en salsa de soja u, horror, agridulce.

¿Lo mejor del frushi? Que se convierte, además de en imágenes perfectas para ganar likes, en toda una excusa saludable para glotones. Y es que nada como sustituir las láminas de alga con finísimas tiras de piña, mango, papaya… En su interior, el arroz, cocido de forma que no quede salado, se acompaña de trocitos de fresa, melocotón… La imaginación es el límite, y raro será que nos pasemos de calorías si nos acabamos comiendo toda la foto.

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© Instagram @lenacjg, @concious_cooking, @ponylessgirl, @healty_isa91

A la hora de preparar el arroz, se recomienda cocerlo directamente en una mezcla de agua y leche de coco. Otra opción mucho más ibérica es utilizar un denso arroz con leche (a ver quién dice que no a ese toque de canela tan patrio) como base, especialmente si, en vez de maki, queremos hacer piezas de sushi con la fruta por encima, sin envolver.

Un truco bastante resultón es el de sustituir el sésamo por frutos secos picados. Por ejemplo, el pistacho, que le da un toque verde muy curioso, o los anacardos más tostados. También es posible combinar semillas de amapola y sésamo con frutos secos o polvo de fruta, así como con frutos rojos deshidratados, espolvoreando por encima.

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Ejemplo de frushi con sirope (y nata, que le resta puntos como merienda healthy). © Instagram @andiesroom

Si queremos salsas, un sirope natural, denso pero no espeso, será el mejor compañero, siempre y cuando no emborrone el arroz y permita mantener e incluso maximizar la presencia de colores vivos. Para evitar que se desmorone al cortarlo (existe ese riesgo) basta con introducirlo en el congelador un rato antes, envuelto en papel film transparente.

Por supuesto, al ser una cocina sencilla y que permite todo tipo de cambios, dependerá de cada uno el que resulten rollitos de frushi veganos o no; repetir los makis de jamón ibérico con melón que se pusieron de moda en algunos restaurantes asiáticos españoles o ir directamente a una versión ‘Juanita Banana con todo tipo de frutas tropicales; incluso mezclar pescados y fruta. Eso sí, antes de comer: haz la foto, aplica filtros, dale un retoque ligero y etiqueta ¡Hola, Juan Camus!

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