Por Clemente Corona/Grazia.es

  • RIBERA DEL DUERO: LA EVASIÓN

Ningún momento es malo, pero probablemente el otoño sea la mejor estación para programar una escapada a la Ribera del Duero. En plena vendimia la zona vive su momento de esplendor que se puede saborear en gustosas visitas a sus bodegas más célebres: Arzuaga Navarro, Vega Sicilia, Protos, Legaris… Entre copas de vinos y guisos de la tierra, no conviene olvidarse de los monumentos más célebres, rincones medievales con nombres tan notorios como el Castillo de Peñafiel, desde donde otear el horizonte; o monasterios que cumplen novecientos años encerrando historias y secretos.

Un antiguo monasterio del siglo XII en el que dejarse mimar y olvidarse del mundo exterior. © Castilla Termal Monasterio de Valbuena
Un antiguo monasterio del siglo XII en el que dejarse mimar y olvidarse del mundo exterior. © Castilla Termal Monasterio de Valbuena

Lo más interesante de la escapada puede ser precisamente formar parte de la historia, alojándose en uno de estos enclaves en los que viajar en el tiempo a golpe de silencio y desconexión. El Monasterio Cisterciense de Santa María de Valbuena, del s. XII, es una joya de la arquitectura religiosa de finales del románico transformado en el único balneario con la categoría de cinco estrellas de Castilla y León. Aquí el ritmo lo marcan la hoja de la vid y el murmullo del Duero, que fluye a sus pies, y los deberes son solo dos: descansar y disfrutar.

Si tras la desconexión sobra tiempo, ya de regreso a casa no está de más agendar una parada en Urueña, la Villa del Libro que dedica sus calles -rodeadas por una muralla del siglo XI- a volúmenes y librerías.

El circuito de contrastes del spa está escondido en una recreación de la Capilla de San Pedro. ¿Te imaginas a ti misma olvidándote del mundo aquí? © Cortesía de Monasterio de Valbuena
El circuito de contrastes del spa está escondido en una recreación de la Capilla de San Pedro. ¿Te imaginas a ti misma olvidándote del mundo aquí? © Cortesía de Castilla Termal Monasterio de Valbuena
  • BILBAO: LO GASTRONÓMICO

La capital vizcaína presume –en boca de muchos y con un guiño en la mirada– de ser también la capital del mundo, y si uno planteara dudas sobre ello, un simple paseo a la hora del aperitivo –que son todas– por cualquiera de sus calles le haría cambiar de opinión.

De tradicionales tortillas de patata a sofisticadas creaciones de vanguardia, las obras maestras gastronómicas de bolsillo asoman en cualquier barra, pero las más concurridas se agolpan en la calle Ledesma (Taurina, la última en llegar), el Casco Viejo (con las de Víctor Montes, Gure Toki o Zuga en la Plaza Nueva; el Bacaicoa y sus chorizos al infierno en la Plaza Miguel de Unamuno, o Motrikes y sus champiñones en el nº 41 de Somera) o la Alameda Mazarredo, con el Bitoque de Albia al frente. En Bilbao, las apuestas seguras están en todos sitios, pero que no falten nunca las gildas (guindilla, anchoa y aceituna sin hueso) del Bar Fermín (Iturribide Kalea, 6); el pintxo de yema, crema de hongos y migas de patata con jamón de La Roca (Ercilla, 1), o el bombón crujiente de foie con frambuesas del Farketa 56 (Rodríguez Arias, 56).

¿Viaje a Bilbao? Imprescindible una visita al Museo Guggenheim… y una foto a la famosa araña de Louise Bourgeois. © Cordon Press
¿Viaje a Bilbao? Imprescindible una visita al Museo Guggenheim y una foto a la famosa araña de Louise Bourgeois. © Cordon Press
  • MALLORCA: LA EXCLUSIVIDAD

Los arenales del sur y del este de Mallorca son elegidos por millones de europeos para sus vacaciones de verano, lo que tiene su contrapunto viajero en multitud de propuestas y lugares que mantienen el resto de la isla en calma. Más aún con la llegada del otoño, cuando la isla se transforma en uno de los destinos más exclusivos del Mediterráneo. La última celebridad en sumarse ha sido Brad Pitt, flamante comprador de una mansión asomada al Port d’Andratx: un puertecito repleto de color donde los llauts (barcas de pescadores) siguen siendo un elemento del paisaje en el que tampoco faltan boutiques y restaurantes con encanto. A buen seguro el actor se perderá por las calles de Palma, pespunteada por las agujas góticas de su catedral, y que está más de moda que nunca gracias al vibrante y muy hipster barrio de Santa Catalina.

O a lugares como el remozado Club de Tenis, favorito de estrellas de ese deporte como Andy Murray o el local Rafael Nadal, y que vuelve a ser un imprescindible de la vida social mallorquina. También lo son exclusivas marinas como Port Adriano, diseñada por Phillip Starck y donde el desfile VIP salta de las cubiertas de los yates a la galería de tiendas premium y de restaurantes de tierra firme. O Puerto Portals, la preferida de las grandes fortunas patrias, que tienen en el restaurante Flanigan’s su amarre favorito.

El Mediterráneo más tranquilo también es posible en Mallorca. © Cordon Press
El Mediterráneo más tranquilo también es posible en Mallorca. © Cordon Press
  • MADRID: EL ARTE

La competencia por el título de ‘exposición del año’ siempre es reñida, pero esta temporada más que nunca. El verano tuvo un claro ganador: la imprescindible muestra que el Museo del Prado ha dedicado a El Bosco (y que aún estás a tiempo de ver, hasta el 25 de septiembre), un viaje a su universo pictórico a través de 65 obras (21 pinturas y ocho dibujos originales) que constituyen más del 75 por ciento de su producción conservada. Ahora que comienza el nuevo curso el resto de pinacotecas comienzan a sacar a relucir a sus pesos pesados, y esos siempre son los impresionistas. ¿La estrella? Renoir, con una amplia retrospectiva en el Thyssen (del 28 de octubre al 22 de enero) que se completa con una muestra en la Fundación Mapfre, Renoir entre mujeres, un recorrido por su obra a través de la interpretación que hizo de la mujer (desde el 17 de septiembre hasta el 8 de enero). Redondea la propuesta CaixaForum con Impresionistas y modernos. Obras maestras de la Phillips Collection (hasta el 23 de octubre).

Y como no solo de arte se alimenta el espíritu, aprovecha la escapada para probar las últimas novedades gastronómicas en llegar a la capital: Sasha Boom, lo nuevo de los creadores de Pink Monkey; Cannibal, una propuesta de raw food en el local que antiguamente ocupaba el café Oliver); Merci, un coqueto bistró en el barrio de las Salesas; o Jimbo, el último steakhouse en sumarse a la tendencia de cocina a baja temperatura.

EL AÑO DE EL BOSCO. La genialidad del pintor protagoniza la muestra del Museo Prado. © Cordon Press
La genialidad de El Bosco protagoniza la muestra del Museo Prado. © Cordon Press
  • CABO DE GATA: EL SILENCIO

Acostumbrados a disfrutar del bullicio –también arquitectónico– que inunda el litoral mediterráneo español, lanzar la mirada desde el agua hacia la costa y encontrar solo palmitos y dunas es un auténtico regalo para los sentidos y el espíritu. Eso es lo que encontramos en esa esquina maravillosa de Andalucía que es el parque natural de Cabo de Gata-Níjar, en Almería: un territorio de belleza extrema donde se encuentran el único desierto de Europa y el mar Mediterráneo. Un paraíso prácticamente deshabitado cuando los veraneantes recogen la esterilla.

El tramo de costa que se extiende desde el Cabo de Gata hasta el Faro de Gata está plagado de playas y parajes casi salvajes, donde disfrutar de los placeres sin agobios que en otoño pueden ir mucho más allá del baño playero. Allí, el desarrollo urbanístico ha pasado de largo por un paisaje sublime de dunas, salinas y playas vírgenes más o menos accesibles y en las que apenas adornan la panorámica algún vestigio árabe o algún cortijo blanco, pero no chiringuitos, hoteles o pizzerías… Las playas de Los Genoveses, Los Muertos o Monsul o las calas de Enmedio o del Plomo son lugares en los que siempre habrá espacio para tumbarse a desconectar con un buen libro entre las manos (el clima es especialmente suave en esta zona). Eso, en este Mediterráneo nuestro, resulta un lujo absoluto.

un desierto con playa Parece imposible, pero es real en el Cabo de Gata. © Getty Images
Parece imposible, pero es real: un desierto con playa en el Cabo de Gata. © Getty Images
  • TORO: LO ESPIRITUAL

A la villa zamorana de Toro hay que tenerla siempre muy en cuenta, pero esta temporada con más motivo al ser el escenario (hasta noviembre) de Las Edades del Hombre: la muestra de arte religioso que se celebra cada año en Castilla-León y que en esta 21ª edición propone un recorrido en torno al agua desde las perspectivas antropológica, bíblica, ecológica y sacramental. La colegiata de Santa María la Mayor y la iglesia del Santo Sepulcro son los escenarios donde pueden visitarse obras de Pedro Berruguete, Francisco de Zurbarán, Juan de Juni, Gregorio Fernández o artistas contemporáneos como Antonio López o Carmen Laffón, entre otros.

Desde luego tampoco hay que olvidarse de su patrimonio arquitectónico (en el que brillan la iglesia de San Salvador, el Alcázar o el Palacio de las Leyes) ni tampoco de las más de 70 bodegas que elaboran uno de los mejores vinos de España y que clavan sus raíces, nunca mejor dicho, en el subsuelo de la población.

más que cultura La Colegiata de Toro acoge Las Edades del Hombre © Getty Images
La Colegiata de Toro acoge ‘Las Edades del Hombre’. © Getty Images
  • LEITZA: LA TRADICIÓN

A esta población navarra enclavada en el corazón del valle de Leitzaran, el término ‘bucólico’ le sienta como un traje a medida. Muchos viajeros pusieron a Leitza en el mapa por haber sido escenario de rodaje de la película Ocho apellidos vascos. Sin embargo, la belleza rotunda del territorio –inmensos bosques de castaños y escarpadas laderas salpicadas de caseríos que pueden descubrirse siguiendo la vía verde del Plazaola: una ruta senderista que sigue el antiguo trazado del tren entre Andoáin e Irurzun (Navarra), pasando por Leitza y Lecunberri– ya enmarcaba, desde mucho antes, un modo de vida anclado en la tradición, y que se ha convertido en su seña de identidad más apetecible, perdurando en muchos aspectos cotidianos hasta hoy.

El harrijasotzaile (levantador de piedra, en vasco) Iñaki Perurena erigió a un paso de Leitza el museo Peru-harri. En él se repasa la historia de ese trabajo de titanes convertido en deporte. Las leyendas más aterradoras se arremolinan en Leitzalarrea, un bosque gótico de árboles centenarios donde es fácil evocar la sombra de brujas o lamias entre los espectaculares abetos del paraje de Izaieta… Es también Leitza punto cardinal de uno de los caprichos gourmet por excelencia del norte de España: el queso de Idiazábal, que adquiere todo su esplendor en caseríos donde se elabora, como Bikain (Casa Ongi-Etorri, Etxarri) o Gorritiko Gazta (San Bartolomé, Gorriti).

el valle mágico Por sus costumbres, su gastronomía o sus bosques, imposible no rendirse a Leitza. © Cordon Press
Por sus costumbres, su gastronomía o sus bosques, imposible no rendirse a Leitza. © Cordon Press

*Una versión de este artículo se publicó originalmente en el número de agosto 2016 de ‘Shopping&Style’, el suplemento del último jueves del mes de ‘El País’.