Enrique Iglesias lo ha vuelto hacer: nadie puede dejar de tararear su canción (ni los fans ni los no fans). ¿Por qué? © Getty Images

Si naciste en los ochenta, nada más oír la letra: “Cada vez que estoy contigo, yo descubro el infinito…”, enseguida serás capaz de continuar la melodía: “Tiembla el suelo, la noche se ilumina, y el silencio se vuelve melodía”. Sí, lo has adivinado, hablamos de Experiencia religiosa, la primera canción (y primer exitazo) de Enrique Iglesias. Han pasado ya más de 20 años desde aquel vídeo de estética karaoke, cuando a Enrique se le conocía más por esconder las manos bajo las mangas del jersey que por su música, pero seamos sinceros, a mediados de los noventa, pocos eran los que se arriesgaban a prever el éxito que cosecharía en su carrera.

Ni alguna que otra pésima entonación en directo, ni los playbacks descoordinados, ni que un dron estuviese a punto de cortarle la mano. Nada pudo frenar al hijo de Julio Iglesias.

https://www.youtube.com/watch?v=abKJMJSWW-w

Por cierto que al cantante de Soy un truhan, soy un señor no parece hacerle mucha gracia la fama de su vástago, es más ha llegado incluso a renegar de él, nombrado a Pablo Alborán como su sucesor.

“Mi hijo Enrique canta cosas muy diferentes de las mías. A Pablo Alborán sí le veo cercano. Le veo con mucho talento, mucho más que el mío, seguramente”, ha afirmado recientemente el cantante. Desde luego, ¡ten padre para esto! Y no es la primera vez que Julio repudia a Enrique públicamente, hace tres años llegó incluso a decirle: “Vendes los discos porque eres mi hijo”.

“Vendes los discos porque eres mi hijo”, llegó a decirle Julio a su retoño. © Getty Images

Este hombre en vez de enchufar, desenchufa, así que tendremos que suponer que lo que ha conseguido Enrique lo ha hecho por méritos propios. Pero, ¿cuáles son estos méritos? Cristina Zavala Moyano, redactora de los Los 40 nos ayuda a entender su fama: “Enrique Iglesias es un cantante muy camaleónico que ha sabido adaptarse a las tendencias del momento y rodearse de buenos colaboradores. Ahora ha encontrado su hueco en la música latina urbana que parece que vive un buen momento y que nada tiene que ver con el pop melódico con el que comenzó. Pitbull, Descemer Bueno, Gente de Zona… ha buscado colaboradores que le ayuden a crecer en ese género y se ha centrado en singles y no en álbumes”.

Y así es como Enrique ha pasado de deprimirse con: “Un poco de ti para sobrevivir, esta noche que viene fría y sola…” o susurrar: “Quiero ser tu héroe”, a darlo todo y agarrarse una buena moña: “Súbeme la radio, que esta es mi canción, siente el bajo que va subiendo, tráeme al alcohol que quita el dolor. Hoy vamos a juntar la luna y el sol”.

Que no, que no.

Al final (nos guste o no) lo que queremos es buen rollo, bailar y cantar… ¡sobre todo cantar! Porque ya nos habría gustado aprendernos la carrera como nos sabemos las letras de Enrique. “Un buen medidor del éxito de una canción del verano es la cantidad de niños que son capaces de cantar el tema. Son letras, generalmente en español, con rimas muy obvias que los niños retienen con mucha facilidad, tipo Me enamoré, de Shakira. En el fondo son como una especie de canciones infantiles que cautivan también a los adultos”, nos cuenta Cristina.

Lo que es cierto es que Enrique se ha transformado como si hubiese pasado por la cortina de humo de Lluvia de estrellas. Sacó las manos de las mangas, se puso cachas, se quitó su característica verruga, e introdujo en su vestuario gafas de sol y gorra yanqui… ¡y a vender marca latina! que para eso está de moda. ¡Y no falla! Tanto que un verano sin Enrique sería tan extraño como un 31 de agosto sin Matías Prats hablando de cómo sobrellevar la depresión postvacacional.

Ya nos habría gustado aprendernos la carrera como nos sabemos las letras de Enrique.

Está tan metido en nuestras mentes bailonas, que incluso el divertidísimo viral de los tres amigos italianos que aman/odian Despacito lo confirma: al principio del vídeo dudan si el tema de Fonsi realmente es de Enrique Iglesisas. ¿Por qué no? Si hasta su padre, Julio, llegó a comentarlo en una entrevista a EFE: «Yo no me veo haciendo reggaeton, pero esta semana precisamente escuché Despacito de Luis Fonsi y me encantó. Me recordó mucho a lo que había inventado mi hijo Enrique». Mira tú qué majo, que no le gustan los temas de Enrique pero sí los que se parecen. Julio, que te estás coronando.

Pero volvamos a los tres amigos italianos del viral, que parecen haber descubierto la fórmula mágica que hace que, año tras año, bailemos (casi) lo mismo: “Los mimos textos, la misma canción, la misma estructura… los descongelan antes del verano. Les hacen hacer siempre la misma canción, y luego los vuelven a congelar durante otro año”. ¡Ojo! Que este chico podría haber descubierto también el secreto de la eterna juventud de Enrique.

¿Van muy desencaminados? Le preguntamos a Cristina Zavala por la clave del éxito de las canciones del verano: “Si hubiera una fórmula mágica todos la utilizarían y sabrían cómo convertir su canción en el éxito del verano, pero no la hay. Sí podemos decir que existen varios ingredientes que suelen funcionar aunque es la combinación de varias cosas, entre ellas, la suerte, la que hace que un tema se convierta en un pelotazo estival. Hay un patrón que más o menos se repite cada año. Raro es el verano que no triunfa una canción de corte latino, con letra básica, estribillo pegadizo y coreografía para que la gente la pueda bailar. También empieza a ser obligado que la canción se lance en febrero, para que en abril o mayo ya sea muy conocida y cuando llegue el verano esté bien posicionada para ser la más bailada”. Ya lo decía el protagonista del viral: “La oí por primera vez en enero”.

Y todos a bailar…

Supongamos que se confirma la teoría de la congelación, ¿cómo sería posible que Enrique y Fonsi se descongelen año tras año sin cansar a sus fans y haciendo cantar y bailar otra vez (esto es más complicado) a sus no fans? Zavala nos responde: “Si hablamos de artistas mainstream, sobre todo no estancándose y amoldándose a las tendencias que copan las listas sin perder un sello personal. Uno de los ejemplos más evidentes ha sido Madonna que tiene etapas muy diferentes sin convertirse nunca en una artista irreconocible. También ayuda el buscarse colaboraciones con los artistas que triunfan en el momento o que, desde la sombra, están marcando el camino de lo que está por venir”. Esa es precisamente una de las estrategias más utilizadas por los latinos, Enrique Iglesias ha colaborado ya con Lionel Richie, Pitbull, Jennifer López… ¡y cómo no! Con Luis Fonsi. Parece que tiene muy claro que en ritmos latinos el poder hace la fuerza.

https://www.youtube.com/watch?v=x_WDEs7iZ2A

Pero no siempre ha sido así. “En los años setenta y ochenta las colaboraciones eran muy raras: los artistas no querían juntarse porque pensaban que invitando a otro a cantar con ellos estaban ayudando innecesariamente a un rival. Pero desde que bajaron las ventas de discos, los artistas lo ven al revés: es otro cantante el que igual puede ayudarme a mí. Por si acaso se inventó eso del featuring que, al contrario de una grabación a dúo, deja al invitado siempre un poco en segundo nivel.

De hecho, hoy en día hay artistas que son más colaboradores que artistas en solitario y un buen ejemplo es Pitbull. O el mismo Enrique Iglesias, ¿recuerdas la última canción que cantó él solo?”, nos pregunta Cristina, que ve también en las redes sociales una forma de rentabilizar estas colaboraciones: “Las redes sociales hacen que la unión potencie una canción. Maluma tiene 23,9 millones de seguidores en Instagram y Shakira, 36,6, pero juntos llegan a un total de 60,5 followers, ¿cómo no va a ser un éxito?”, añade.

Letras pegadizas, ritmos latinos y colaboraciones que multiplican ventas, estas son las claves del artista latino por excelencia. © Getty Images