Vamos a partir de que cada pareja es un mundo y, cada sexualidad, un universo, pero está claro que en todas las camas se cuecen habas y no siempre son de las buenas. En el sexo, lo que para algunos es sinónimo de placer infinito, para otros es lo menos excitante del mundo; pero en nuestro caso, el de las mujeres, hemos encontrado algunas líneas rojas que es mejor no traspasar.

Por fin nos hemos confesado, eso sí, grupos de Whatsapp mediante y utilizando el nombre de mujeres ficticias como pseudónimo. Y aquí traemos todos los resultados de este rudimentario estudio en el que, sorprendentemente, todas hemos coincidido en varios puntos. Así que, sin más dilación, hombres del mundo, tomad nota: estas son las prácticas que no nos ponen nada.

Todas nos hemos quedado con la cara de Amelie en algún momento...
Porque todas nos hemos quedado con la cara de Amélie en algún momento…

1. Cuestión de palabras.

Aunque la comunicación debe ser la base de cualquier relación, tanto sentimental como sexual, cuidadito con lo que decís, queridos, porque determinadas palabras pueden sacarnos del juego completamente. Para empezar, nada de diminutivos. “Alguna vez han utilizado la palabra “tetitas” para referirse a mis pechos y me parece la cosa menos excitante del mundo”, confiesa Jane Eyre. “¡Y eso no es lo peor! No me importa que hablen pero, por favor, que dejen los diminutivos a un lado. Es como si yo fuese una niña y resulta asqueroso”.

Hazte un favor y deja de hablar ahora mismo.
«Hazte un favor y deja de hablar ahora mismo».

“Para mi, lo peor llega cuando, estando en faena, de repente se ponen tiernos y empiezan con los te quiero cuando no corresponde”, nos cuenta Dulcinea del Toboso. “Yo también te quiero, pero ahora estamos a lo que estamos y, para ser sincera, me excita más que me suelten una guarrada que que me digan te quiero”.

“Yo odio cuando no paran de hacer preguntas: ¿estás bien?, ¿te gusta así?, ¿lo hago bien?”, nos cuenta Anna Karenina; “A ver, ¿es que no me ves? Si me oyes gemir y ves como reacciona mi cuerpo, ¿a qué viene tanta preguntita? Nada peor que un inseguro en la cama”. Pero, eso sí, que tampoco se queden callados. “Los mudos que ni sienten ni padecen son la cosa menos excitante del mundo”, añade Juana de Arco.

Sí, a veces parece que están muertos.
Sí, es que a veces parece que están muertos.

2. El tira y afloja de la felación.

Una de las cosas que más nos molestan es cuando él insiste, de cualquier forma, para que le hagamos una felación: “Normalmente se convierte en una situación bastante violenta”, nos cuenta Carrie Bradshaw. “Me gusta hacerlo, pero yo elijo el momento. Odio cuando te estás enrollando con un tío en el sofá, por ejemplo, y empieza a empujarte la cabeza hacia abajo para que se la chupes. Me cabreo bastante y corto en seco”.

En la misma línea, Samantha Jones afirma que “no mola nada cuando directamente te la ponen en la cara para que les hagas una felación. A ver, si no he querido hacerlo hace dos minutos, tampoco lo voy a hacer ahora por muy cerca de la boca que me la pongas. Y si, encima, se atreven a darme algún golpecito en la cara, directamente cojo el bolso y me voy».

Como afirma Samantha, nadie dijo que fuese fácil.
No, Samantha, de easy nada. Y menos aún con exigencias.

No resulta nada excitante; de hecho, es bastante incómodo “incluso cuando directamente lo preguntan. Si lo hago es porque yo quiero, no porque tú me lo pidas. Así que ahórratelo”. Es más, cuando decidimos hacerlo, el que nos empujen la cabeza o nos agarren del pelo corta bastante el rollo: “Me parece muy bien que un tío vea porno, pero tiene que saber que cuando está conmigo no está una película y el ritmo y la profundidad los marco yo. No voy a ahogarme para darle placer a nadie”, afirma Miranda Hobbs.

Otra cara típica en estas circunstancias: la del 'WTF?!'
Otra cara típica en estas circunstancias: la del ‘WTF?!’

3. Cuidado con los “despistes”.

Que nos sois tontos y lo sabemos, así que hacerse el despistado no cuela en estos temas. El sexo anal es una práctica que despierta mucha curiosidad en los hombres, pero siempre están los que se olvidan de preguntar primero. “El problema no es que te pregunten si te apetece tener sexo anal, al contrario”, nos cuenta Daenerys Targaryen; “El problema es cuando se hacen los locos y en un momento determinado intentan meterla donde no toca. El plan ‘uy, que no me he dado cuenta’, no solo no funciona sino que, además, hace que salten todas las alarmas y nos pongamos en guardia, con lo que dejamos de disfrutar”.

¿Que lo sientes, eh...? Ya, ya...
¿Que lo sientes, eh…? CLARO.

4. Los fetichismos, mejor conocerlos de antemano.

Son completamente lícitos, pero mejor saber si tu pareja tiene alguna manía en especial si no quieres llevarte una sorpresa. “Una vez estuve con un chico que era fetichista de los pies. Yo no sabía nada y me quedé muy sorprendida cuando empezó a chuparme los pies y los dedos”, cuenta Cersei Lannister. “Esperaba que continuase con la faena, pero no: él estaba más que contento con mis pies y a mí me acabó dado la risa”.

Esto... AHG.
Esto… AHG.

Pero ¡cosas más raras se han visto! Y, si no, mira lo que nos cuenta Bridget Jones: “Salí con un chico que se excitaba al oler mi ropa interior. Me parecía un poco raro, pero bueno, no me importaba. Eso sí, cuando empezó a pedirme que no me duchase… decidí no volver a llamarle nunca más».

'Catastrophe', nuestra nueva serie favorita, tiene muchas situaciones de auténtico WTF en la cama...
‘Catastrophe’, nuestra nueva serie favorita, tiene muchas situaciones de auténtico WTF en la cama…