El término no-novio no está registrado en el diccionario de la Real Academia Española (de la Lengua, se entiende), pero lo estará. Me encargaré personalmente de ello aunque sea o último que haga. Quizá, tal vez, no lo sé, es por este motivo que no sabes lo que es o significa No-novio. Es parecido al amigovio (que, sorprendentemente, sí forma parte de la familia de palabras reconocidas por la gente que sabe), pero no es lo mismo. El amigovio, según los académicos, es la persona que mantiene una relación informal y de menor compromiso que un noviazgo, lo que entiendo yo por follolega o follamigo, pero durmiendo juntos haciendo la cucharita o yendo al cine compartiendo palomitas, allá cada uno.

El No-novio no ha sido, no es y no será nunca tu amigo (paciencia, ahora entenderás el porqué). El No-novio es un tío que normalmente conoces una noche en una discoteca o a la salida de ella y te acuestas con él, borracha o no. Te mola su rollo en la cama. Mucho. Y os intercambiáis los números de teléfono porque obviamente aquello ha ido como la seda. Y, por la misma ley universal que te empuja a repetir plato de paella cuando el arroz está en su punto, repites noche loca con él.

© Amit Israeli
© Amit Israeli

No sabes nada de este tipo aunque lo hayas visto desnudo y, lo poco que te ha contado, puede que sea mentira, pero te da igual. Es tu Mr. Grey, muñeca. Estás cómoda con él. No tienes que impresionarle, sabes que le gustas para lo que a ti te encanta (pasar un buen rato en la cama) y no quieres y entiendes que él tampoco quiere más. Sin embargo, pronto llega un momento en el que a él se le cruzan los cables y entiende que, por un motivo o por otro, tiene que dejarte con todo el ceremonial de quien ha mantenido una relación sentimental duradera, con hijos y chalet -incluso- de por medio. Aquí tu Grey te monta un drama cuando a ti en realidad te da igual que aquello se acabe… porque ni siquiera sabías que algo más había empezado. De hecho, lo único que te molesta es que el tío se haya tomado tantas molestias a la hora de cortar ¿qué narices había que cortar? contigo.

No-novio
Pero todo puede ser peor y, como tiene que haber de todo en la viña del señor, también hay algunos No-novios más dramáticos que otros. Dos tipos, a saber, por orden ascendente:

1. El No-novio de palo.
Te deja por WhatsApp. Lo cual está muy bien porque así evitas que vea tu cara de WTF a lo ¿qué me estás contando chaval?¿Qué es eso de que no quieres seguir conociéndome?¡No me conoces de nada, mediohombre!¡Esto era sexo por sexo!¡Anda y vete a freír espárragos!

No novio
El que no compartáis espacio real a la hora de “dejarte” no evita que te sientas incómoda, hubiese sido más fácil no contestar a tu último mensaje de “en tu casa o en la mía”, pero él se ha tomado la molestia de escribir un recital de tópicos que justifican una ruptura de pareja y tú te ves obligada a contestar. Si eres lista despacharás el asunto con un “lo entiendo, no pasa nada”. Ahora, que si tienes alma de loba herida, probablemente le recriminarás que en ningún momento habéis sido novios aunque una noche entre polvo y polvo vieseis una película de Jennifer Aniston. Que a ti a digna no te gana nadie, ojo.

no novio


2. Alerta drama: el No-novio verdadero
.

En su interior ha asimilado que habéis sido pareja o que al menos erais un proyecto de ella. Una noche, por primera vez, te lleva a cenar, por ejemplo, para celebrar su cumpleaños. Cualquier pretexto es bueno. Lo que indica que tú le importas mucho más que él a ti, o que está muy solo en la vida. Una de dos. O las dos a la vez, que también puede ser. Has aceptado por cortesía, porque entiendes que forma parte de un juego en el que tú eres su tarta, o la sorpresa que sale de ella, motivo por el cual has optado por no lleva nada debajo de la gabardina. Pero no, amiga, te equivocas fuerte…

© Fotograma de 'Girls'.
© Fotograma de ‘Girls’.

Tras pagar la cuenta, camináis hacia su portal (fijo que eres el postre) y ahí, en plena calle, tras titubear, te espeta que ha conocido a alguien y que no quiere hacerte daño. Que notaba que te estabas pillando por él y que todo esto tiene que acabar. La novela romántica que te ha contado te coge tan de sorpresa que no dices nada y, si dices algo, puede que sea un ‘vale’. Un ‘ok’.

Te sientes gilipollas y te alejas con cuidado de que no se te desabroche la gabardina. El malhechor entra en su edificio sin mirar atrás. Notas su ausencia y llamas a tu mejor amiga para contarle que tu no-novio te ha dejado cuando no había nada que dejar, y para que te aguante el drama un rato, porque no te importa lo más mínimo que aquello se haya acabado, pero él te ha pintado un película que te obliga a interpretar el papel de Thalía en Rosalinda a toda costa: el de la despechada.

No novio


Bonus track

Si eres vengativa, ve más allá: hazte su amiga y acude a su cumpleaños del brazo de otro. Porque te vas a quedar más ancha que larga y porque, oye, tampoco serías la primera que lo hace tú no me ves, pero lo estoy jurando sobre la última edición del diccionario de la dichosa RAE. Y amén.