Vale, lo reconozco: cuando pienso en espías y súper agentes no me viene a la cabeza, así lo que viene siendo de primeras, Imanol Arias. Me viene a la cabeza el siempre elegante Pierce Brosnan, Sean Connery o, por supuesto, el brutote de Daniel Craig. Yo fui de las que puso el grito en el cielo cuando lo ficharon para la franquicia, pero he de reconocer que me ha conquistado y me he hecho #muyfan. Imanol Arias, pues no me pega, porque solo de imaginármelo corriendo en smoking, me lo imagino gritándole a los malos: «MECAGÜENLALECHE MERCHEEEEE», así como grito de guerra. Esto es lo que tiene estar encasillado.

Aunque hemos de reconocer que con smoking está mucho mejor con la chaqueta abuelil del Cuéntame.
Aunque hemos de reconocer que con smoking está mucho mejor con la chaqueta abuelil del Cuéntame.

¿Qué es lo que parece Anacleto, agente secreto, a simple vista? Pues una película de humor recio en la que en vez de Bond, James Bond, es Cleto, Ana-Cleto. Y hombre, pues la cosa pierde mucho. Pero cuando investigas un poco y eso es lo que hacemos las reporteras dicharacheras, investigaciones sesudísimas e integrísimas resulta que básicamente es una parodia de los súper agentes tipo 007, lo mismo que fue el Superagente 86 que veía cuando era niña y que fue uno de los chafones mas grandes de mi vida cuando lo vi de mayor ¡qué cosa tan mala!

El argumento: Adolfo es un tío soso (pero soso, soso) al que de repente una serie de matones comienzan a perseguir sin comerlo ni beberlo y todo porque su padre (Imanol Arias), que aparentemente es un payés que vive de hacer embutidos, resulta que es un agente secreto en horas bajas que encerró al malvado Vázquez hace treinta años. Éste (¡cómo es!) le guarda un poquito solo un poquito de rencor así que Adolfo y su padre tendrán que embarcarse en una delirante aventura para sobrevivir.

Quim en el cartel de la película. Trajeado. Armado. Todo.
Quim en el cartel de la película. Trajeado. Armado. En fin, todo.

La cosa mejora a pasos agigantados cuando descubrimos que Adolfo, el hijo de Anacleto, es Quim Gutiérrez (una pausa publicitaria para que las mujeres suspiren a gusto).

Papá, ¿cómo había que hacer para dar una patada combinada?
Papá, ¿cómo había que hacer para dar una patada combinada? ¿Arriba y a la X?

¿Qué tiene Quim que a todas nos vuelve locas? Pues no lo sé del todo bien, no sabría decir. El caso es que además no llegamos de la misma manera a ese me muero por sus huesos. Algunas tienen taquicardia cuando lo ven de primeras, así como un flechazo y caen rendidas a sus pies sin poderlo remediar; otras, en cambio, necesitan que Quim, como el buen vino, repose. Primero te parece un horror (¿esas orejas? ¿esos dientes separados? ¿ese pecho lleno de pelo? ¡Pero si parece es bajito!), pero lo vas viendo en más y más películas, y cada vez las orejas te parecen menos grandes, el pecho más lleno de músculos, los dientes menos separados ¡y hasta alto! ¿Cómo diablos lo hace?

La vida es una tómbola-ton-ton-tóooombola.
La vida es una tómbola-ton-ton-tóooombola.

Es que ¡cómo no amar a Quim Gutiérrez! ¡Cómo no suspirar cuando aparece en pantalla, sobre todo en la grande! Será porque los guapos-obviamente-guapos (un algo así como Scott Eastwood o Nick Youngquest, el del anuncio de Invictus, que además de matar demonios va dejando un reguero de mujeres desmayadas a su paso) en el fondo son o aburridos o directamente inalcanzables. Quim Gutiérrez es el equivalente con mucho pelo de las vecinitas de al lado que tanto triunfaron en las películas de los 80 y 90, una suerte de Sandra Bullock en masculino. Muy atractivo, pero no rabiosamente bello. En forma, pero no de una manera intimidante. Con sentido del humor. Con conversación. Y un nivel alto, tirando a muy alto, de achuchabilidad.

Adóptame. Tengo pintas de perroflauta, pero soy muy limpio.
Adóptame. Tengo pintas de perroflauta, pero soy muy limpio.

A Quim todo le queda bien: le pones un traje como en 3 bodas de más, y tan guapetón; lo ensucias un poco (con la teoría de la mierda épica sabemos que es un tipo de suciedad que no huele, sólo decora) y está igualmente estupendo. Solo son dos versiones de lo mismo. Quim es un hombre como a los que cantaban en Pasión de Gavilanes el ya clásico «¿Quién es ese hombre que me mira y me desnuda? (lalalalalala, lalalalalala, lalalalalala y que me hace sentir mujeeeeer)». Quim hace exactamente eso, te mira con sus ojos negros y te desnuda, con una sonrisa canalla a medio esbozar. Durante el rato que está Quim contigo al otro lado de la pantalla eres la única mujer que existe y ya puedes recitar la lista de los Reyes Godos que te mirará pronunciando ajams y ajums de admiración con cada frase que digas o al menos eso es lo que sucede en mi mente, no sé. 

- ¿Todo eso hago? - Y muuuuucho más.
– ¿Todo eso hago? – Y muuuuucho más.

Nos mola Quim. Y no para un rollo de una noche (que oye, si esa es la opción, el trabajo es duro pero alguien tiene que hacerlo) sino para atarlo a la pata de la cama y tenerlo ahí, para tu disfrute. Aunque, bien pensado, este tipo de hombres deberían ser patrimonio de la humanidad e ir rulando de mano en mano con la única misión vital de hacer felices a las mujeres (cojan turno, yo voy primer que para algo lo he inventado). ¡No es justo que se lo quede una para ella sola! ¡Compartir es vivir! ¿Soy yo o son mis hormonas las que hablan ahora mismo por mí?

Creo que he roto algo...
Creo que he roto algo…

A Quim nos lo imaginamos en cualquier situación. Seria, dramática, cómica o sexual. Lo mismo nos da. De él nos encanta que, además, elige los papeles estupendamente (generalmente rodeado de actores y directores amigos) y, aunque puede que tenga pinta de chica de al lado, en el fondo tiene todo un abanico de registros. Eso sí, donde más nos gusta es en la comedia. Cuando se pone a hablar sin filtro, muy rápido y a poner cara de perrito abandonado, que es la marca de la casa y es lo que le da calidad a la película.

7

 

Estamos deseando verlo en Anacleto como héroe de acción, que este registro nos faltaba. Y si hay que hacer de groupie pues oye, ¡se hace!