En 1998 Jennifer Lopez tuvo un breve romance con Tommy Mottola, 20 años mayor que ella. Al mundo entero le pareció bien. Quizá alguien elogió al productor, por haberse ligado a una mujer como JLo; o levantó una ceja cuestionando si lo de la del Bronx era amor verdadero o interés por el poder y los contactos del empresario. Pero todo bien. Entraba dentro de la norma.

Esta imagen de JLo con Tommy Mottola, 20 años mayor, a todos nos pareció bien. © Getty Images

¡Pero ay de ella cuando decidió empezar a salir con el bailarín Casper Smart, 18 años menor! Y, lo que es peor, a llevarle del brazo a cualquier fiesta o presentación y mostrar públicamente su afecto. Inmediatamente se le colgó la etiqueta que lleva persiguiendo a Madonna varios años: asaltacunas. ¿Su terrible pecado? Haber cumplido más de 40 años en el agresivo mundo del star system (que no perdona que el tiempo pase para las mujeres) y seguir haciendo lo que le da la gana.

Que, por cierto, ya nos podría chivar qué hay que tomar para llegar así a los 47 años…

Pero en 2017 se acabó lo de tragar con mentalidades y comportamientos de los que estamos hartas. De aguantar dobles raseros según se sea hombre o mujer, así que Jennifer Lopez ha hablado: «Lo primero de todo: ¡parad!», gritaba en una entrevista con Ellen DeGeneres. «No salgo con hombres más jóvenes. No creo que los hombres tengan que ser más jóvenes. No va de eso», explica la artista. «Yo conozco a gente; y si salgo con ellos, pues salgo con ellos; y si me gustan, me gustan; y si no, pues no. Lo importante no es quién es, sino sobre cómo es como persona. ¡No tiene que ver con la edad!».

Jennifer puede estar con quien ella quiera. Y punto. © Getty Images

«Esto pasa porque salí con Beau [Casper Smart] y él era más joven que yo. Era el primer hombre más joven que yo con el que salía, pero enseguida me etiquetaron», continua en la entrevista. «No tengo en cuenta la edad, si son mayores, bien; y si son más jóvenes, pues también. Solo depende de si me atrae su espíritu, su energía, su alma… su lo que sea». Vamos, que se enamora y ya está; que resulta que, pese a que sus contoneos de cadera sobre el escenario parecen de otro mundo, a ella le pasa como al resto de mortales: cuando se enamora no atiende a razones.

Así que, dejadla ya en paz.

Y la verdad es que Jen y Casper hacían muy buena pareja. © Getty Images

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