YouTube ha cerrado durante unas horas el canal de Dalas Review y todo Twitter se ha llenado de mensajes celebrándolo.

Wismichu habló.

Por fin.

Concretamente el pasado miércoles, el youtuber con más de un millón de suscriptores se atrevía a hablar de #LoDeDalas. Por fin. Albricias y tal. Ha tenido que llegar otro youtuber, más grande y más querido, para levantar un revuelo imparable: su vídeo, Así es Dalas Review, en el que se despacha hablando de todas las bajezas de Dalas lleva ya casi siete millones de visualizaciones. Y sumando. ¿El resultado? Ha conseguido un esperado Trending Topic en Twitter pero además, esta misma mañana, el cierre por unas horas de la cuenta en YouTube de Dalas Review, uno de los canales más seguidos en español. Unas horas de gracia en las que Twitter se ha llenado de mensajes celebrándolo.

Si has vivido todo este tiempo debajo de una piedra, o si el mundo YouTube te resulta tan ajeno y lejano como, más o menos, los Mundos de Yupi, Dalas Review es un youtuber infame que se ha hecho tristemente famoso por acumular denuncias por violencia de género y abuso de menores. Ya hemos hablado en otras ocasiones del caso de Dalas. De cómo sus exnovias le han denunciado públicamente varias veces y han destapado sus abusos y triquiñuelas de maltratador de libro. De cómo él se ha quitado la papeleta de encima con ese originalísimo argumento de que son todas unas despechadas que hablan por celos. De cómo sus seguidores han acosado a estas mujeres mientras el público no las creía, se reía, las acusaba de llorar lágrimas de cocodrilo y de manipular las pruebas. El mito de la exnovia loca en vivo y en directo en la era del streaming, para sus cinco millones de seguidores en YouTube… y un infierno en vida para estas mujeres que tuvieron el valor de denunciarlo.

Pero de poco sirvieron los millones de visualizaciones que acumulaban sus vídeos en la red social. Nadie las creyó. No ha sido hasta que lo ha dicho un hombre cishetero (y para más inri, famoso) cuando se las ha escuchado y creído. Desde la publicación del vídeo de Wismichu se comenta que, en 24 horas, Dalas había perdido tres millones de seguidores, hasta el momento en el que YouTube lo ha cerrado por violar su política. Por supuesto, el propio Dalas ha desmentido el dato de los seguidores y ha achacado el cierre a que «al parecer alguien dentro de YouTube decidió strikear mis vídeos de ‘tatuajes feos’, y automáticamente cerró». Como el Gobierno rebaja las cifras de manifestantes cuando no le conviene, ha explicado que solo han sido unas cuantas decenas de miles y que por supuesto, el pobrecito acosado es él.

Recordemos algunos de los datos que da Wismichu en su vídeo: Dalas le mandó un paquete vacío a su casa cuando se mudó con su novia -y exnovia de Dalas-, solo para hacerles ver que sabía dónde vivían. Los datos que ha revelado otra de sus exnovias, Alesya, sobre cuando fingió su muerte en directo (#truestory). Las lágrimas del propio Wismichu en su vídeo, cuando relata las pesadillas que sufre su pareja a causa de los traumas causados por el maltrato de Dalas. 

Muchas hemos llorado al verlo. Muchas hubiésemos querido que alguien llorase así por nuestras pesadillas. Que alguien nos hubiese defendido de nuestros maltratadores.

Y lo peor es que todas reconocemos a nuestros maltratadores en Dalas. La manera de expresarse, la crueldad, el sadismo, la ausencia absoluta de escrúpulos. Todas llevamos tiempo denunciando que sus comportamientos son de manual: ese querer seguir controlando a sus víctimas mediante mensajes, toques, llamadas de atención, vídeos, o el acoso judicial al que tiene sometida a otra de sus exnovias, Miare, que es a la sazón quien se ha llevado la peor parte de todo el proceso, perdiendo a su perro, dinero en abogados y cantidades ingentes de energía y recursos personales para salir del hoyo en el que la metió ese tipejo para intentar salvaguardar su imagen a la desesperada.

Todas ellas siguen sufriendo acoso, de todas ellas se ha dudado. Wismichu no es ningún santo y ha dicho muchas burradas. Wismichu debería borrar su vídeo tránsfobo y donar el dinero a una asociación de personas trans, eso por descontado. En este caso, su actitud ha sido digna de alabanza, pero tampoco deberíamos olvidar que su reacción debería ser LA NORMAL. 

Muchas veíamos en Dalas el perfil de maltratador de manual, pero éramos histéricas hasta que ha llegado un hombre a confirmarlo.

Me pregunto, ¿por qué han tardado tanto? Todo esto nos recuerda que se podía. Se podía acabar con Dalas igual que se puede desmontar a los mentirosos, a los manipuladores y a los maltratadores. Pero hacía falta el apoyo de otros hombres y de los youtubers más conocidos, ¿quién lo iba a decir, eh? El silencio de la comunidad youtuber durante años solo ha ayudado a empeorar la situación y ha sido cómplice, es el momento de reflexionar y dejar claro qué valores queremos defender y qué statu quo queremos mantener caiga quien caiga. Y sobre todo, por qué.

¿Lo bueno? Hemos podido comprobar que estas mujeres no están solas. Que entre todos se puede. Y se debe. Esperemos que Wismichu solo haya sido la punta de lanza y que todos aprendamos a creer a las víctimas y a detectar banderas rojas. Medio Twitter ya veía en Dalas el perfil de maltratador desde el primer momento, pero se nos tachaba de histéricas y exageradas sin humor hasta que ha venido a decirlo un señor al que respetan. 

Hoy es un día para celebrar. Pero también para reflexionar. La próxima vez, que la habrá, ¿estaremos a la altura y sabremos apoyar a las víctimas? Esperemos que sí.

Y esperemos que no haga falta un vídeo del youtuber de moda para que abramos los ojos.