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Situado en la emblemática Rue de Rivoli, frente a los impresionantes Jardines de las Tullerías, Le Meurice no es solo un hotel de lujo, es un símbolo del arte, la historia y la elegancia parisina. Desde su inauguración en 1835, este icónico Palace ha sido el hogar de reyes, artistas y personalidades influyentes, consolidándose como uno de los hoteles más prestigiosos del mundo.
Su rica historia, su exquisita arquitectura y su vínculo con figuras como Salvador Dalí y Pablo Picasso lo convierten en una auténtica joya en el corazón de París.
En este artículo te contamos todo sobre nuestra estancia en este hotel único, desde sus elegantes suites y su reconocido restaurante Le Dalí hasta el exclusivo spa Valmont. Descubre por qué Le Meurice sigue siendo un referente de lujo y arte en París.
Un Hotel Histórico
Le Meurice abrió sus puertas en 1835 para ofrecer a los viajeros británicos una experiencia de lujo que reflejaba su estilo de vida en casa. Ubicado estratégicamente entre la Place de la Concorde, la Place Vendôme y el Louvre, el hotel pronto se ganó una reputación de excelencia.
A finales del siglo XIX, el arquitecto Henri Nénot supervisó una gran renovación que llevó el hotel a nuevas alturas de sofisticación, añadiendo toques inspirados en Versalles. Famosos huéspedes como la Reina Victoria y el compositor Tchaikovsky ayudaron a consolidar su prestigio, mientras los detalles arquitectónicos, como los techos pintados por Poilpot y Lavalley, añadieron un toque artístico único.
El Refugio de los Artistas
El hotel ha sido un refugio para algunos de los artistas más influyentes del mundo. Salvador Dalí, quien se alojaba en el hotel durante un mes cada año, lo convirtió en su segunda casa. Dalí, conocido por sus excentricidades, pedía a los empleados del hotel que realizaran tareas inusuales, como traer ovejas a su suite o cazar moscas en los Tullerías. Pero no fue el único; Pablo Picasso celebró su banquete de bodas en uno de los salones del hotel, rodeado de amigos como Jean Cocteau y Serge Diaghilev. Hoy en día, el espíritu artístico de Le Meurice sigue vivo, con artistas, músicos y escritores que frecuentan sus elegantes pasillos.
La magia empieza en el check in
Adentrarte en el Meurice ya es una experiencia que impresiona. El lobby, que combina la opulencia del siglo XVIII con elementos más modernos (como varias obras firmadas por Philippe Starck y varios guiños a Salvador Dalí) ya anuncia la identidad artística y creativa del hotel. Y la exquisita atención de todo el equipo del Meurice sella la bienvenida con un sabor a lujo indescriptible.
La Suite Prestige
Nuestra experiencia en Le Meurice alcanza su máxima expresión al adentrarnos en la impresionante Suite Prestige. Una vez más, penetramos en un espacio donde el lujo francés se une con detalles contemporáneos. Al entrar, somos recibidos por dos de las obras maestras de Cédric Grolet. En una mesa baja de mármol nos esperan, protegidos por unas campanas de cristal, los famosos postres trompe l’oeil. Nos han tocado una mora y un melocotón que, aunque parezcan frutas reales, esconden, en realidad, una deliciosa combinación de mousse, puré de fruta y chocolate blanco.
Sin esperar más, probamos un poco de cada, mientras admiramos las espectaculares vistas a los Jardines de las Tullerías que regala la suite. Nos pasaremos horas asomados a esos balcones, conscientes de la exclusividad que supone poder dormirte con esas vistas y amanecer asomado a esas barandillas. Los ventanales, enmarcados por una arquitectura elegante, cuentan con persianas diseñadas para ofrecer privacidad sin restar protagonismo al entorno exterior.
Nuestro hogar efímero es gigante y cuenta con un salón enorme y un dormitorio con un vestidor maravilloso. El enorme king-size bed es tan espacioso que, sorprendentemente, logra parecer pequeño en la amplitud de la habitación. Está vestido con sábanas Garnier-Thiebaut increíblemente suaves y almohadas voluptuosas que garantizan un sueño excepcional. Todo está decorado con telas de alta calidad de Rubelli y Braquenié, y el conjunto combina lo mejor del diseño clásico con la modernidad. Además, el diseño de Lally & Berger aporta una profundidad única a cada rincón, logrando una atmósfera sofisticada y cálida a la vez.
El baño es una preciosidad. Revestido en mármol de Carrara y mármol de los Pirineos, ofrece lujo en cada detalle. Desde una relajante bañera tipo cascada hasta toallas extremadamente suaves, todo ha sido pensado para ofrecer momentos de auténtico bienestar. Además, el baño incluye productos de cuidado personal de alta gama y una pantalla de televisor incrustada en el espejo principal, combinando funcionalidad y elegancia de manera impecable.
La suite cuenta con una iluminación personalizada, muebles exclusivos y la tecnología más moderna, para garantizar una estancia excepcional.
El Spa Valmont
En el corazón del hotel se encuentra La Maison Valmont pour Le Meurice, un spa que combina la cosmética suiza de Valmont con el savoir-faire parisino. Abierto desde 2007 y renovado en 2020, el spa cuenta con cuatro cabinas de tratamiento, un hammam y saunas, ofreciendo un santuario de relajación en medio de la bulliciosa ciudad. Los tratamientos insignia, como el ritual Pureté des Alpes y el tratamiento Énergie des Glaciers, revitalizan la piel y ofrecen resultados visibles tras cada sesión. Cada tratamiento se realiza con productos de alta gama que han convertido a Valmont en sinónimo de lujo y efectividad.
Restaurante Le Dalí
El hotel cuenta con dos restaurantes. Le Meurice Alain Ducasse, su más famoso y prestigioso, ya que cuenta con dos estrellas Michelin… y el restaurante Dali.
La cena en el restaurante Le Dalí fue una de las mejores experiencias gastronómicas que hemos tenido en mucho tiempo (¡Y sabes que viajamos mucho!). El espacio, diseñado por Philippe Starck e inspirado en el surrealismo, es un tributo al propio Dalí, con un techo pintado por Ara Starck y una decoración que mezcla lo clásico con lo audaz.
Para empezar, elegimos un ceviche de entrada, fresco y perfectamente equilibrado en sabores. Como plato principal, optamos por el lenguado meunière, una especialidad de la casa. El servicio es impecable y atento, sin ser intrusivo, algo que refleja el estándar de excelencia que caracteriza a Le Meurice. ¿Y qué decirte de los postres? Firmados Cédric Grolet, elevan la experiencia al máximo.
La Pâtisserie du Meurice par Cédric Grolet
Cédric Grolet, el genio detrás de la Pâtisserie du Meurice, ha revolucionado el mundo de la repostería en París. Sus creaciones trompe l’oeil, como las frutas esculpidas que parecen reales pero esconden complejas combinaciones de texturas y sabores, son mundialmente famosas. Tanto, que tienen nombre propio: Fruits Sculptés. Las colas fuera de su tienda son prueba de la demanda de sus postres, y tener el privilegio de degustarlos en el hotel es una muestra de la excelencia y exclusividad que eso representa.
Además, los conocidos y aclamados pains au chocolat, croissants y demás viennoiseries de Grolet se sirven en el prestigioso desayuno que ofrece Le Meurice a sus huéspedes, en el impresionante salón del restaurante de Alain Ducasse. Y sobra decir lo mágica que resulta también esa experiencia.