Si algo diferencia las fotos que Sara Sampaio comparte con sus cinco millones de seguidores en Instagram, de las del resto de modelos, es que ella siempre sonríe. Siempre-siempre. Cuerpo espectacular con músculos que se marcan hasta el punto justo, labios perfectos, ojos que hipnotizan, risa contagiosa… habla de su Portugal natal y se le ilumina la cara con la misma intensidad con la que me cuenta que está viendo todas las películas en las que sale Angelina Jolie.

Sara, 25 años, representa a una nueva hornada de modelos sanas y felices que no se toman nada demasiado en serio. Sus dotes para esto son evidentes: tanto cuando desfila (y lo hace para todos, de Giabattista Valli a Miu Miu, pasando por Marc Jacobs o Dolce & Gabbana), como cuando posa para las campañas de las firmas, como la próxima de Pinko que protagoniza.

Sara Sampaio luciendo transparencias en Cannes. ¿Escándalo? N-I-N-G-U-N-O. © Getty Images

Sobre la alfombra roja del pasado Festival de Cannes se presentó con un vestido blanco de Francesco Scognamiglio demasiado transparente: por detrás dejaba al descubierto la ropa interior y una bella evidencia de su trasero. ¿Escándalo? Quizá si se hubiera tratado de otra, pero no en su caso; para ella esa palabra no existe, como tampoco existe la vulgaridad: “En la alfombra roja toda la atención debe recaer sobre el vestido, así que no uso sujetador y llevo solo pezoneras. En las producciones de ropa interior no tengo ningún problema en desnudarme, siempre que sea en un entorno de respeto. Al final todo es una cuestión de confianza y cesiones entre la modelo y el fotógrafo. Algunos saben cómo hacer que te sientas bien y te fíes, con otros nunca se me ocurriría hacerlo”, confiesa Sampaio con total sinceridad.

Lleva una blusa fluida sobre una mini de cuero y bolso personalizable, todo de Pinko. © Jason Kim

Naciste en Portugal, ¿qué me puedes contar de tu tierra?

Sé que no soy imparcial, pero Portugal es el país más bonito del mundo. La comida, la gente, la energía que se respira: es un rincón tremendamente especial. Tenemos montañas increíbles, playas maravillosas, por no hablar de lagos, colinas… Vamos, que hay de todo.

 

¿Cómo empezó tu carrera como modelo?

Gané un concurso con 16 años. Como premio me ofrecieron un contrato con una agencia portuguesa y el resto es historia.

La modelo portuguesa Sara Sampaio, 25 años, con una camisa de popelina de Chanel. © Jason Kim

¿Cómo fue tu infancia? ¿Te apasionaba la moda ya entonces?

Hacía mucho deporte, estudiaba música, iba al colegio en invierno y al mar en verano: nada extraordinario. La moda no me interesaba ni sabía nada de ella, de hecho, si la gente viese ahora alguno de mis looks de entonces se reiría mucho.

 

El trabajo de una modelo, visto desde fuera, parece maravilloso. ¿Es realmente así? ¿Qué es lo mejor?

Probablemente viajar y la posibilidad de visitar lugares increíbles o conocer a personas fabulosas. Además, no hay que menospreciar la independencia económica y la posibilidad de crearte una carrera y gestionarla tú misma desde muy joven.

Traje de pantalón de lana, de Ermanno Scervino; y boina negra, de Emporio Armani. © Jason Kim

Sin embargo hay mucho mito en torno a las vidas de las modelos, ¿cuál te parece que es la cara menos visible de vuestro trabajo?

No todo es tan glamuroso como parece. Cuando estamos en una playa paradisiaca no quiere decir que estemos de vacaciones. Muchos de los países o las ciudades que he visitado los he visto solo desde dentro de un estudio fotográfico.

Un aspecto que nunca se deja ver es la soledad: coges aviones sola, llegas a un hotel sola, comes sola… es cierto que en el set trabajas con otras personas, pero normalmente solo coincides con ellas una vez y no vuelves a verlas más. Cuando el trabajo está hecho todos vuelven a sus casas y tú regresas sola a tu habitación, a comer de nuevo sola y a coger otro avión que seguramente te lleve a otro sitio para hacer lo mismo al día siguiente. Y el patrón se puede repetir día tras día durante meses. La gente imagina que vamos en grupo, pero no es así.

Vestido bordado con paillettes, de Blumarine; camiseta plateada vintage con lentejuelas, de Atto; y botines de piel dorada, de Paul Andrew. © Jason Kim

Cierto, muy a menudo la impresión es que todas las modelos sois amigas entre sí. ¿Cómo se hace eso, cuando en realidad estás ‘compitiendo’ con ellas por el mismo trabajo?

Forma parte del juego. A veces pasa, si tus amigas son modelos, pero forma parte del juego, es normal. Y cuando pasa puedes tomarlo personalmente o pensar que ahora le ha tocado a ella el trabajo pero a la próxima será para ti. A veces se gana y a veces se pierde, como en la vida.

 

¿Tienes amigas en el mundo de la moda?

Las modelos Sadie Newman, Shlomit Malka, Jo- sephine Skriver, Jasmine Tookes y Lais Ribeiro.

Plumas asimétrico en tejido técnico y pantalones deshilachados, todo de Pinko; mocasines con tacón, de Sergio Rossi. © Jason Kim

Si tuvieras que señalar un punto de inflexión en tu carrera, ¿cuál sería?

No sé si lo ha habido. Veo mi vida más como una suma de pequeños pasos, que poco a poco me han traído al sitio en el que estoy hoy, al sitio en el que quería estar.

Obviamente, convertirme en ángel de la firma de lencería Victoria’s Secret fue uno de los hitos, me ha permitido darme más a conocer más.

 

¿Por qué?

Es un show que ya es parte de la cultura popular. Es difícil señalar por qué se ha convertido en algo tan especial… Como modelo sientes que entras a formar parte de un grupo de mujeres extraordinarias, pero también de una gran familia.

Maxi sombrero, de Emporio Armani; body de encaje, de Dolce & Gabbana; botas de piel, de Chanel. © Jason Kim

¿Es la belleza una manera de conseguir confianza?

Creo que no deberíamos darle tantas vueltas a lo que piensan los demás de nuestro aspecto físico; parece que eso fuese la demostración más alta de nuestra valía como mujeres.

 

¿Cómo te mantienes en forma?

Trato de seguir una dieta equilibrada y me entreno en el gimnasio tres o cuatro veces a la semana. Busco siempre un punto medio para no caer en el exceso hacia un lado o hacia el otro.

Jersey de lana con maga campana, pantalón con abertura y botas de piel, todo de Pinko. © Jason Kim

¿Una modelo tiene que cuidar su cuerpo de la misma manera que lo hace un atleta?

Yo era atleta cuando era pequeña, practicaba natación y karate y participé en varias competiciones de élite. Ahora tengo a varios amigos que son atletas profesionales, que viven para prepararse, y no, no podría decir que lo que yo hago se le parezca. Me entreno, sí, pero no llego a esos niveles de intensidad.

 

Estudiaste Matemáticas en la universidad, ¿qué es lo que más te gustó de esa época?

Siempre he amado las matemáticas. Para mí su aspecto más fascinante es que, cuando te pones a trabajar con números, no hay margen para la interpretación: una cosa está bien o mal; aprecio mucho este tipo de certeza.

Trench de organza con maxi botones, de Emporio Armani; bustier vintage, de J.Mendel; y pendientes asimétricos, de Paige Novick. © Jason Kim

¿Cómo imaginas tu futuro? ¿Es cierto que te gustaría dar el salto al cine?

Sí, realmente me gustaría convertirme en actriz. Y así me veo en el futuro, ese es el próximo objetivo en el que ya estoy trabajando.

 

¿Y qué opinas de las redes sociales? ¿Te gustan?

Sí y no. Creo que son un instrumento alucinante para estar en contacto con los amigos y los fans, pero también están llenas de gente negativa que pasa el día diciendo cosas horribles de otros. A estos últimos intento ignorarlos, centrándome en los aspectos positivos.

Mono de viscosa con detalle de encaje, de Pinko; y salones de piel con detalle de metal, de Sergio Rossi. © Jason Kim

Hay muchas chicas que te miran como un ejemplo a seguir, ¿lo sientes como una responsabilidad?

Sé que lo que hago puede tener un efecto en los que me siguen, así que intento ser consciente de ello. Pero tampoco pido que nadie sea como yo; creo que cada uno debería ser la mejor versión de sí mismo, no la de ningún otro.

 

¿Qué le dirías a una chica que no se gusta?

Que se centre en las cosas positivas de sí misma, que mire todo lo que tiene y se olvide de lo que no. La positividad es nuestra estrella polar.

 

La confianza en una misma, ¿se puede aprender?

Se puede fingir ser fuerte, pero la verdadera seguridad tiene que venir de dentro. Se puede hacer.

Jersey de punto de lana, de Pinko; pendiente, de Delfina Delettrez; botines de piel, de Paul Andrew. © Jason Kim