Moda

Hay citas donde el protocolo es una religión, el sombrero una obligación y el champán una extensión de la mano. Bienvenidas a Royal Ascot, la semana más elegante (y excéntrica) del calendario social británico, donde se mezcla la nobleza, la realeza, la moda y —casi de paso— las carreras de caballos.
Pero Ascot no es solo un evento hípico: es una institución. Un desfile de estilo con siglos de historia, invitaciones codiciadas y una guía de etiqueta que haría palidecer a la mismísima Lady Whistledown.
Breve historia con aroma a tweed y champán
El Royal Ascot fue fundado en 1711 por la reina Ana, quien —mujer práctica— descubrió un terreno ideal para correr caballos y dijo aquello de “vamos a hacer algo bonito aquí”. Desde entonces, cada mes de junio, la alta sociedad británica se da cita en el hipódromo de Ascot (Berkshire) para vivir cinco días de pura tradición y sofisticación.
La familia real británica asiste cada año, y desde 1825 lo hace en un desfile oficial diario (sí, con carruaje y saluditos incluidos). La reina Isabel II no se lo perdió jamás, y Carlos III ha recogido el testigo con el mismo fervor ecuestre.
Ascot no es solo un evento ecuestre, es un capítulo vivo de historia británica, una oda al dress code, un fenómeno social y un desfile de estilo en clave muy royal.
10 curiosidades de Royal Ascot que necesitas conocer
Hay un código de vestimenta tan estricto como el de una embajada
En el Royal Enclosure, los hombres deben llevar chaqué negro o gris, corbata y sombrero de copa, y las mujeres vestido hasta la rodilla, sombrero (nada de tocados minimalistas) y tirantes de al menos un centímetro de grosor. Nada de crop tops ni monos (aunque sean de Chanel). Literalmente, pueden denegarte la entrada.
La “Ladies’ Day” es el jueves… y es un festival de moda
Es el día no oficial de los sombreros imposibles, los estilismos creativos y la prensa internacional cazando el look más extravagante (y elegante). Es la alfombra roja de Ascot, con etiqueta y sin alfombra.
El champán es casi obligatorio
Se estima que durante la semana de Ascot se consumen más de 50.000 botellas de champán, junto con fresas, gin-tonics y canapés con nombres dobles.
Los caballos también tienen su cuota de glamour
Los mejores caballos del mundo corren en Ascot. Las apuestas son parte del ritual y hay quienes asisten más por la emoción del turf que por el estilismo. Pero pocas, claro.
La Royal Procession marca el inicio diario
A las 14:00 h en punto, cada día de carreras comienza con la Royal Procession, en la que la familia real llega en carruaje y recorre la pista ante miles de asistentes. Una entrada a lo Bridgerton, pero con más seguridad y sin drama romántico (en público, al menos).
Los sombreros tienen sus propias normas
No vale cualquier cosa: el ala debe tener al menos 10 cm de diámetro. Las diademas y tocados diminutos no son aceptados en las zonas más exclusivas. ¿La clave? Cuanto más teatral, mejor.
El hipódromo tiene capacidad para más de 70.000 personas
Ascot es uno de los recintos más grandes del mundo para carreras planas. Y durante esos cinco días, se convierte en la pasarela más inesperada del Reino Unido.
Los looks de la familia real marcan tendencia
Kate Middleton, Zara Tindall, Beatrice y Eugenia siempre están en el radar fashionista. Con frecuencia, sus estilismos son analizados con el mismo detalle que el resultado de la Gold Cup.
Las marcas de lujo se preparan para Ascot como si fuera Fashion Week
Firmas como Philip Treacy, Jane Taylor o Vivien Sheriff reciben encargos con meses de antelación. Y diseñadores emergentes aprovechan Ascot como escaparate.
La etiqueta se revisa cada año
Y se publica una guía oficial de estilo, ilustrada y todo. Un documento que se espera con más expectación que algunos desfiles de moda.
Hoy en día Ascot sigue fascinando porque es la única pasarela donde el dress code es obligatorio, el espectáculo va más allá del caballo y la tradición convive con la vanguardia. Es la prueba viviente de que la moda no siempre necesita un front row, sino una grada, un sombrero bien puesto y un poco de descaro británico.
Ascot no es solo un evento ecuestre. Es un capítulo vivo de historia británica, una oda al dress code, un fenómeno social y un desfile de estilo en clave muy royal. Si alguna vez te planteas un junio con glamour, elegancia, carreras y un cóctel en la mano antes de las 12, ya sabes dónde mirar: en Ascot, con sombrero bien calado y las apuestas claras.
*Imágenes: Getty Images e Instagram