Dice el refranero español, que sabio es un rato, que ‘de tal palo tal astilla’ y aunque te pasaste todos tus años de adolescencia diciendo eso de que jamás serías como tu madre, reconozcámoslo, cada vez te pareces más, con esas costumbres y manías que antes te sacaban de quicio y ahora has convertido en tuyas: la de la limpieza, la del orden, la de las camisetas ordenadas por color, la de que no mezcles churros con merinas…

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¡Hasta los gestos! © Cortesía de Rochas

Mientras que hace unos años sus cosas te parecían un horror, ahora no puedes evitar cada vez que vas a su casa llevarte algo suyo. De hecho, podríamos decir que saqueas su casa (literalmente). Y no, no hablamos solo de los tuppers, que aunque la época universitaria ya quedó atrás te siguen viniendo igual de bien. Que si un bolso, un abrigo, ese pintalabios rouge maravilloso, esos vaqueros de tiro alto de los que te reías en los noventa, ese mueble de los años 70 que por supuesto en tu casa queda mucho mejor, su perfume de toda la vida…

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Y cada vez que te vas de su casa sales así de cargada… © Cortesía de Rochas

Eau de Rochas pertenece al selecto club de los objetos que toman valor al pasarse entre madre e hija, como el Club Bilderberg de esos pequeños tesoros que se heredan de generación en generación. Para celebrar la Navidad y su 45 aniversario, la firma ha presentado un nuevo fashion film (con estética similar a las películas de Wes Anderson y protagonizado por Pino Montesdeoca y Karina Kolokolchikova) en el que cuentan justamente esta historia.