Por Marina Speich

Es el fin de una era: Playboy, una de las revistas para adultos más icónicas, dejará de publicar fotografías de mujeres desnudas en marzo (al menos en la edición estadounidense). Pero, aunque el anuncio americano ha sido el que ha generado todo tipo de titulares durante las últimas semanas, lo cierto es que muchas cabeceras europeas de la misma línea, que históricamente han utilizado el cuerpo de la mujer para atraer a nuevos lectores, ya habían empezado a dejar de lado la práctica.

Así que ya es oficial: el desnudo no hace vender más ejemplares en el quiosco. Mientras tanto, sin embargo, se ha ido abriendo un espacio en la televisión a través de realities. En Cuatro se emite ahora la segunda temporada de Adán y Eva, versión española de Dating Naked, uno de los programas más vistos en Estados Unidos. La adaptación patria la conduce Mónica Martínez y no difiere mucho de la original: nos muestra las aventuras de un hombre y una mujer que se conocen y viven desnudos en una playa desierta; hasta que llega un tercer participante a romper la armonía de la pareja. Los genitales son pixelados pero el pecho y el trasero quedan a la vista de los espectadores que sintonicen el canal a última hora de los miércoles.

«La desnudez ya no es transgresora porque no es una barrera a derribar».

Aunque el formato que hemos importado es solo uno de los muchos ofrecidos en la puritana Norteamérica, que ha encontrado un filón entre los realities ‘sin tapujos’. Está también Buying Naked, en el que los participantes son potenciales compradores de casas en un complejo residencial para nudistas; o Naked and Afraid (se emite en España en Discovery Channel), donde los valientes concursantes deben sobrevivir en la jungla de Borneo o en las colinas salvajes de Nicaragua.

Aparecer desnudo en televisión ya no escandaliza. En definitiva, la percepción de la desnudez está cambiando: “Playboy que se autocensura y los realities al desnudo son las dos caras del mismo fenómeno”, explica a Grazia Aldo Grasso, crítico televisivo del Corriere della Sera. “La desnudez simplemente ya no es transgresora, no es sinónimo de excitación porque ya no es una barrera a derribar. A fuerza de ver a gente desnuda, ya no nos impresiona: es el fin del deseo. Y, en un juego de paradojas, la atracción se centra más en un vestido. Mejor insinuar que revelar demasiado”.

¿Asistimos a una desensibilización del potencial erótico del cuerpo? © Chris Colls
¿Asistimos a una desensibilización del potencial erótico del cuerpo? © Chris Colls

“La verdad es que antes el cuerpo, particularmente el femenino, tenía algo de mágico, de misterioso”, explica Pietro Adamo, docente de Historia moderna en la universidad de Torino. “Ahora se ha perdido esta carga y a los jóvenes no les provoca ya ningún efecto una mujer desnuda. En definitiva, asistimos a una desensibilización del potencial erótico del cuerpo, el último tramo de un largo camino que ya se inició en los años 60 con las teorías de la revolución sexual”.

Cierto es, sin embargo, que el fin de las imágenes más hard en Playboy responde a una decisión de marketing y a una estrategia para reposicionar a la cabecera frente a las caídas de las ventas en quiosco. Pero no es solo por ello: con una mirada más profunda descubrimos que se trata de una transformación en el modelo viril dominante. Partiendo de las nuevas generaciones. “La decisión de los americanos ha sido tomada sobre todo basada en el gran éxito de la web Playboy.com, un site frecuentado principalmente por jóvenes que buscaban un erotismo diferente, más sutil”, explica Andrea Minoia, director de la edición italiana de Playboy.

¿Forma todo parte de una  transformación en el modelo viril dominante?
¿Forma todo parte de una transformación en el modelo viril dominante?

Elisabetta Ruspini, docente de Sociología en la universidad Milano-Bicocca y autora de Diversidad en la vida familiar: género, relaciones y cambio social [Diversity in family life: Gender, relationships and social change] explica la tendencia que surge con la ‘nueva masculinidad’: “Las mujeres desnudas de las revistas podían ser apetecibles para las viejas generaciones pero ahora los chicos han cambiado; han crecido con la idea de igualdad de género y a ellos mismos les podría parecer ofensiva la exhibición del desnudo femenino”. Aunque siguen existiendo grandes diferencias entre países; en la edición italiana de Playboy, por ejemplo, han confirmado que van a ser menos drásticos que los americanos: “Serán las mujeres las que decidirán si quieren desnudarse para la portada”, dice Minoia, el director de la versión.

El porno en la web es un mercado inmenso: cuenta con 260 millones de páginas. © Spela Kasal
El porno en la web es un mercado inmenso: cuenta con 260 millones de páginas. © Spela Kasal

¿Es esta transformación una victoria del feminismo? Quizá, pero en este fenómeno tiene también algo que decir Internet. “No es verdad que la mayor parte de los hombres no se interese ya por las fotografías sensuales”, cuenta Michele Giordano, autor del libro Vocaciones porno [Porno Vocazioni]. “Prefiere buscarlas en la privacidad de su pantalla, gratuitamente, antes que comprarlas en el quiosco. La celebrity desnuda ya no es noticia (salvo excepciones) porque en la red se pueden encontrar fotos y vídeos mucho más explícitos. El porno en la web es un mercado inmenso: cuenta con 260 millones de páginas en el mundo, visitadas principalmente por hombres (75%), aunque las visitas de mujeres van en aumento”.

"No, la sensualidad femenina no se enciende solo ante el deseo masculino".
«No, la sensualidad femenina no se enciende solo ante el deseo masculino».

“Quién sabe si entre las nuevas generaciones habrá un aumento de lectoras de revistas como Playboy”, se pregunta Elisabetta Ruspini. “Al fin y al cabo, la sensualidad femenina también ha cambiado: es más abierta, libre de prejuicios y no se enciende solo ante el deseo masculino. Así lo demuestra el boom del porno para mujeres”.

Pero una cosa es cierta: en el imaginario colectivo el cambio más grande del último siglo se ha dado en lo que respecta al sexo. “En el momento en el que la sensualidad se separa de la procreación surge la idea del placer como fin en sí mismo, como una sana y legítima diversión”, dice el profesor Pietro Adamo. “Se trata casi de un proceso de secularización, de laicización de la sensualidad que ha perdido misterio y sacralidad”. ¿Y quizá sea por ello que la sociedad ya no se escandaliza por participantes de un reality desnudos? “La desnudez ya no es un tabú para mi generación, ya casi no tiene que ver con el sexo”, cuenta Andrea Minoia, de 36 años.

«En el momento en el que la sensualidad se separa de la procreación surge la idea del placer como fin en sí mismo».

Obviamente, detrás de ciertos formatos televisivos el objetivo que se esconde (no mucho) es dar que hablar. “Naked and Afraid es sobre todo un reality de supervivencia”, explica Aldo Grasso. “La desnudez es solo un juego, una molestia más ligada al hecho de que se está a la intemperie y a merced de los insectos”. De hecho, la socióloga Ruspini entrevé otro fenómeno: “Se trata de una vuelta a los orígenes, a la naturaleza, una manera de despojarnos de las tecnologías innecesarias. Estar desnudo no es sinónimo de deseo, pero sí de reflejar la propia identidad mediante una idea de vida más simple”. ¿Querrá decir que en un futuro próximo iremos a la playa desnudos porque, en el fondo, no habrá nada de lo que avergonzarse? Quizá. Lo que sí es cierto es que la moralidad basada en el pudor, que ha regido nuestro país durante siglos, se ha cogido unas vacaciones.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición italiana de la revista Grazia.