“Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de último minuto procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez… Continuaremos informando”. Con estas palabras comenzaron los 59 minutos más angustiosos de la radio. El 30 de octubre de 1938, Orson Wells consiguió dejar sin respiración a todo un país con su radioteatro de La Guerra de los Mundos. Esa noche, los 12 millones de estadounidenses que se encontraban escuchando la CBS creyeron firmemente que unos alienígenas habían tomado la Tierra.

Casi 80 años después, en plena era digital y con la realidad virtual pisándonos los talones, cuando parece que ya lo hemos visto (y experimentado) todo, sería imposible caer en esa “trampa”. Sin embargo, hubo un tiempo, mucho antes de que la televisión le robase protagonismo, en el que las personas soñaban, sentían, reían y sufrían pegadas a un aparato de radio.

Hubo un tiempo en el que las personas soñaban, sentían, reían y sufrían pegadas a un aparato de radio.

Precisamente ahora, cuando la oferta de ocio audiovisual es tan amplia que necesitaríamos dos o tres vidas para abarcar todo, ha resurgido, inesperadamente, el concepto de radionovelas a las que nuestros abuelos eran “adictos” y que ahora en vez de a través de las ondas, nos llegan en formato podcast. Sí, ese término tan de los noventa, que pasó sin pena ni gloria para morir prácticamente en el año 2000. Y quién lo diría.

Un soporte que creíamos obsoleto ha sido rescatado por los millennials para completar su horas de diversión. ¿El culpable? Una serie titulada Serial (sí, las series enganchan hasta en formato audio) que ha arrasado en Estados Unidos y que podría ser el equivalente a La Guerra de los Mundos de nuestra década. Producida por la radio pública de Chicago, cuenta la historia de una adolescente asesinada en 1999, supuestamente por su ex novio. Estos podcast, que comenzaron a emitirse en el otoño de 2014 (cuenta con dos temporadas) tuvo realmente en vilo a seguidores de varios países que, semana tras semana, esperaban ansiosos la descarga de un nuevo episodio en iTunes.

Hannah sabía del poder de una buena cinta de cassette…

PERO, ¿POR QUÉ AHORA?

El motivo por el que el podcast no gozó de un gran éxito, podría estar relacionado con el que hecho de que no estábamos preparados para ello. Hoy, 20 años después de su invención, disponemos de mejores dispositivos, una conexión a Internet de calidad y los vídeos vía móvil ya no nos parecen tan novedosos como antes.

C. J. Navas, autor del podcast Fuera de Series, sobre series de televisión, y La Colina de Avalon, sobre juegos de mesa (ambos premiados por iTunes en 2016), nos da más pistas sobre el resurgimiento de este viejo conocido soporte: “Sin duda los podcast viven su mejor momento. Siempre han tenido unas barreras de entrada muy grandes, más aún en un país como España con tanto peso de la radio y un alcance global de la misma: poca gente conocía su existencia (aún menos que la que hay hoy en día), no era sencillo explicar qué eran y menos aún cómo poder oírlos y suscribirte a ellos. El paso del tiempo y la apuesta decidida de grandes empresas por el medio ha hecho que cada vez se conozcan más y, sobre todo, la llegada del smartphone hace que el proceso de suscripción, descarga y descubrimiento de nuevos podcast sea muchísimo más sencillo de lo que era hace un tiempo”.

Parece que experimentamos una sensación de pérdida de tiempo si no hacemos varias cosas a la vez, y en ese sentido los Podcast nos permiten aprovechar esos ratos ‘perdidos’ en el coche, mientras andamos, hacemos transbordo… © Mondadori Photo

Y es que todo son ventajas: los podcast consumen menos batería y están disponibles sin conexión. Pero hay un motivo de fuerza mayor que parece ser la razón por la que este fenómenos es imparable. Nos referimos a la especialización. C.J. Navas sabe de lo que habla, sobre todo porque en uno de sus programas se dirige a un nicho tan específico como el de los amantes de los juegos de mesa: “La radio, al igual que la televisión, necesita ser generalista, ceñirse a unos tiempos y una escaleta derivada de su modelo de negocio. El podcast te da una libertad creativa sin precedentes en cuanto a frecuencia, temática y duración (puedes hacer por ejemplo un programa de cuatro horas analizando un trailer de dos minutos, o programas de 5-10 minutos todos los días contando las noticias tecnológicas más importantes del día), al tiempo que tienes un alcance potencialmente mundial”.

En una época en la que vivimos 24 horas conectados a Internet, parece que experimentamos una sensación de pérdida de tiempo si no hacemos varias cosas a la vez. Antes cuando caminábamos, únicamente caminábamos, en cambio, ahora, solemos ir contestando whatsapps, leyendo noticias o echando un vistazo a las redes sociales (con el alto riesgo de estrellarnos contra una farola). Y eso es precisamente la gran ventaja de este soporte de audio, que entretiene sin requerir nuestra atención visual, al no tener que mirar la pantalla constantemente.

¿Sabes qué te hace falta para emitir tu propio podcast? © Getty Images

Aunque no podemos prever hasta dónde llegará el fenómeno podcast (esperemos que muy lejos), ¿quién se atrevería a segurar que no nos encontramos ante una nueva incubadora de influencers? Tras el boom de los instagramers y youtubers, ¿podríamos estar asistiendo al nacimiento de los “podcasters”? Y es que si la nueva tendencia en entretenimiento entra ahora por los oídos, puede que los nuevos influencers dejen de vivir de su imagen para centrarse en su voz.

Si fuese así, ¿por dónde tendríamos que empezar para grabar nuestro propio programa? C. J. Navas nos lo cuenta:

  • Grabación

“Es básico tener un micrófono decente, algo mejor que el de la webcam o el interno del portátil (nadie va a escuchar tu programa porque suene de maravilla pero sí van a dejar de hacerlo si se oye de pena), y si grabas con alguien más a través de internet usa algún servicio que permita que los habituales cortes de Skype no afecten. Actualmente yo uso Zencastr, pero estoy tanteando Ringr y especialmente Cast”.

  • Edición

“Mi recomendación inicial es que trates de que haya la mínima posible. A nadie le cuesta ponerse a grabar, pero editar, si no estás acostumbrado, se te va a hacer muy cuesta arriba. El primer programa lo harás, el segundo también, pero el quinto no lo tengo tan claro. Hay multitud de programas para la edición, el más usado quizá es Audacity, que es gratuito. Yo uso Hindenburg, me resulta muy cómodo para el tipo de programas que hago”.

  • Difusión

“En el podcasting no existe como en el vídeo un Youtube que, para bien o para mal, es el lugar donde (salvo contadísimas excepciones) vas a poner tus programas. A partir de ahí, como en tantas otras cosas, depende de lo que quieras complicarte la vida y cuánto control quieres tener sobre tu contenido. Tienes servicios como iVoox o Spreaker que son lo más similar a Youtube en cuanto a sencillez y que hacen casi todo por ti, que es lo que posiblemente recomendaría a alguien que quiera empezar a grabar”.

  • El consejo

“A mí siempre me gusta decir que a un podcast llegas por el tema y te quedas por el tono, por lo que te transmite la gente que lo hace. Cuando escucho los podcast que llevo años oyendo, igual que me ocurre cuando oigo la radio convencional, es como si escuchase a unos amigos, es mi momento de volver a encontrarme con ellos”.

Y ¿cómo no engancharte?

Tanto si te apetece crear tu propio podcast como si solo pretendes convertirte en oyente, aquí tienes nuestra lista de (adictivas) recomendaciones:

[galeria]