La colección sorprendió con una paleta de colores vibrante y multifacética, un sello distintivo de la firma.
Tonos intensos como el verde limón, mostaza y rojo cereza aportaron vitalidad a las prendas, mientras que los rosas pálidos y los neutros, como el beige y el verde oliva, crearon un equilibrio elegante.
Este juego cromático generó contrastes atractivos que, junto a los tonos oscuros como el negro, demostraron una versatilidad que abarcó tanto lo sutil como lo audaz. La mezcla de colores logró un efecto visual poderoso sin perder el sentido de sofisticación y armonía que siempre ha caracterizado las colecciones de Dries Van Noten.
El desfile fue un despliegue de texturas que variaron desde encajes delicados hasta sedas y satines brillantes, lo que añadió profundidad visual y sensorial a la colección.
Las gabardinas largas, hechas de tejidos más estructurados, contrastaban con prendas vaporosas que flotaban alrededor del cuerpo. También hubo espacio para los algodones, que aportaron una sensación más casual, ideal para equilibrar las piezas más exuberantes.
Las texturas, por tanto, jugaron un papel clave en crear una colección que fue tan dinámica al tacto como a la vista.
Una de las características más notables fue la silueta oversize, presente en prendas como camisas de cuello exagerado y gabardinas largas. Las faldas asimétricas añadieron movimiento y modernidad, mientras que los detalles de encaje equilibraron lo estructurado con lo etéreo.
Esta combinación de formas desafiantes y proporciones amplias mantuvo el espíritu experimental que Dries Van Noten siempre ha defendido.
Aunque Dries Van Noten no estuvo al mando creativo, la colección Primavera-Verano 2025 fue un testimonio del legado que ha dejado. La nueva dirección artística respetó la estética innovadora y arriesgada del diseñador, demostrando que su influencia perdura, incluso sin su mano directa.
La moda sigue en constante evolución, pero esta presentación mostró que la esencia de la firma Dries Van Noten sigue intacta.
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