Moda
La colección de Otoño/Invierno 2024 se ha presentado en el Cour Carrée del museo Louvre, un lugar icónico para los desfiles de Louis Vuitton y también aquel en el que Nicolas Ghesquière presentó su primera colección para la Maison hace exactamente diez años, el 5 de marzo de 2014.
Al desfile han acudido numerosos rostros conocidos entre los que se encontraban Brigitte Macron, Emma Stone, Lisa, Cate Blanchett, Ana de Armas, Jennifer Connelly, Léa Seydoux, Saoirse Ronan, Sophie Turner, Chloë Grace Moretz, Millie Bobby Brown o la española Clara Galle entre otros invitados.
La nueva colección es una exploración introspectiva en la que los recuerdos afloran como una estratificación de emociones, reflexiones y referencias. Una propuesta especial que, si bien adscrita a la temporada Otoño/Invierno 2024, es a la vez testigo de una década de moda. En este periplo creativo, lo esencial ha sido trazar la trayectoria adecuada, siguiendo una Estrella Polar propia, la brújula primordial del viajante curioso. Una Estrella Polar que indique la dirección correcta e ilumine el camino. En esta colección, ese faro garantiza la coherencia de un vocabulario recopilado a lo largo de diez años en los que el diseñador ha explorado distintos horizontes a partir de su propia intertextualidad.
Pueden atisbarse en ella afinidades más tempranas, oportunas huellas de prendas preciadas y el afecto por un gesto, un corte o un bordado. La imaginación lo absorbe todo. Lo familiar se renueva. Cada día es un día nuevo.
El decorado del desfile fue un gran invernadero cuyos diversos elementos encarnan un entorno futurista y sensorial. Las plataformas elevadas de pizarra negra, minerales, vidrio y sal de cristal forman montículos extraterrenales, y la visible red de cables que conecta trece lámparas de araña modulares a las paredes del invernadero evoca un sistema de datos y energía eléctrica.
El conjunto remite a una estructura autosuficiente cuya principal fuente de energía es la gran lámpara central.
El espacio se activa gracias a una banda sonora de sonidos pregrabados procedentes de tres singulares instrumentos musicales: una armónica de cristal del siglo XVIII, el Ondes Marthenot – un primigenio sintetizador que data de los años 20 del siglo pasado, el Bachet de cristal – instrumento futurista de la década de 1950, y el sonido de la electricidad estática de la corriente transmitida a las lámparas de araña de cristal.
El diseño de sonido ha corrido a cargo de Nicolas Becker, con IA Lexx Domgoogle/Bronze.
*Imágenes: cortesía
