El espacio científico ha estado tradicionalmente dominado por hombres, pero en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero) celebramos a todas aquellas mujeres (de cualquier edad) que han dado un paso en su carrera profesional científica, o formación, a pesar de haber experimentado barreras para llegar a ella.

Gracias a las iniciativas de igualdad, a mujeres pioneras, personas trans y no binarias, el entorno profesional y científico se está volviendo más diverso y está empujando a mujeres y colectivo de mujeres+ a tener éxito en sectores donde no hay igualdad y en muchos casos tampoco apoyo.

Katrina Walker, científica de datos y fundadora de CodeOp, comparte su experiencia personal al acceder y trabajar en este sector. “Desde que entré en el mundo de la ciencia de datos y la tecnología me sentí marginada. No sólo era una «mujer» (utilizo las comillas porque me identifico vagamente como tal), sino que además tenía más de 30 años: ésa era mi diferencia. Si bien es cierto que durante mis estudios de posgrado en Ciencia de Datos no tuve instructoras mujeres y la mayoría de mis compañeros eran hombres jóvenes, no fue hasta que entré en el mundo corporativo que experimenté una masculinidad tóxica insoportable.”

¿Qué ocurre en un mundo tradicionalmente masculino?

La masculinidad tóxica es una realidad cotidiana que iba desde el sexismo explícito hasta formas más implícitas: que te hablen como a un niñ@, ser interrumpida constantemente, sentarse en reuniones donde se ignora a las compañeras, no obtener reconocimiento por ideas que luego repiten compañeros y/o no ser escuchadas. En muchos casos, un ambiente de trabajo tóxico que viene motivado por una monocultura masculina.

Tras vivir en primera persona esta cultura de trabajo, Katrina decidió canalizar su energía hacia espacios más generativos y promover un sector tecnológico más inclusivo, con ello en 2018 creó CodeOp. La primera escuela internacional de tecnología para mujeres, personas transgénero y no binarias (mujeres+) que quieren acceder a un puesto en tecnología o mejorar sus competencias digitales. En esta escuela online internacional, con campus presencial en Barcelona y pronto en Madrid, se ofrece formación, un espacio seguro y los recursos necesarios para ayudar a las mujeres+ a prosperar en el sector tecnológico. Y está dedicada exclusivamente a mujeres, personas trans y no conformes con su género.

“Cuando lancé CodeOp sabía que las probabilidades estaban en mi contra en más de un sentido. La mayoría de las empresas fundadas por mujeres fracasan, las mujeres emprendedoras reciben céntimos comparadas con los hombres emprendedores en financiación, y los hombres cis dominan el mundo del capital de riesgo incluso más que el de la tecnología y la ciencia.

Cuando Katrina comenzó a recaudar fondos estaba segura de que las pocas mujeres que había serían las que «entenderían» CodeOp. Para su sorpresa, ocurrió lo contrario: tuvo malas experiencias al presentar su proyecto a mujeres y finalmente los que «entendieron CodeOp» fueron hombres de unos 40 años con hijas. Katrina también agradece la confianza profesional masculina ya que un 81% de los inversores de CodeOp son hombres.

“Aunque he sido capaz de cerrar dos rondas de financiación, no hay duda de que me he sentido consciente de mi género a lo largo del proceso, pero más que sentir hostilidad, la experiencia fue el resultado de un pensamiento estúpido o de una genuina falta de conciencia de lo que significa ser mujer en un mundo dominado por los hombres.”

“Con CodeOp no estoy tan interesada en arreglar el espacio empresarial que me he encontrado mediante la creación de algún tipo de grupo de trabajo sobre igualdad de género e igualdad de oportunidades, sino más bien en crear un entorno que resuelva los problemas a los que me he enfrentado personalmente. Preveo que cada vez más mujeres, personas trans y no binarias harán esto, y me entusiasma ver cómo acabará cambiando la ciencia, la tecnología y el mundo profesional en general.”

*Imagen: cortesía CodeOp