Lo recuerdo como si fuera ayer, aunque han pasado ya tantos años, que de su número no quiero acordarme. Me presentaba como directora de una cabecera de moda internacional, mi primera dirección de revista de moda. Llegó él, se acercó a mí por detrás, me tomó por la cintura, casi me subió en volandas y ante mi sorpresa me dijo: “Voy a poder vestirte, con ese cuerpecito”. Era Antonio Alvarado. La verdad es que nunca me vistió a medida aunque compré alguna de sus prendas. Podría haberlo hecho. Porque le admiraba y le admiro. Y desde el 2 de noviembre, aún más. Ahora tiene lo que desde hace tanto merecía: su Premio Nacional de Diseño de Moda, en la edición de 2021.

Hablamos al día siguiente. Mantiene la misma voz de siempre, entre juvenil y castigada. Sigue tan divertido como lo era. Tan genial. Tan genuino. Tan amable. Tan educado. Muchas veces las personas creen que el transgresor no es educado. Se equivocan. Alvarado lo es, y mucho. Estaba feliz con su premio. No se lo creía. Tuvieron que insistirle varias veces para que colgara una llamada y contestara a esa, la grande. Le buscaba el Ministro de Cultura. Tenía su premio. Él no lo dice. Pero era de justicia. Lo merecía de hace ya décadas, porque eso, tiempo, lleva mucho en el mundo de la moda, aunque en realidad haga ya diez años que está, digamos, retirado, si bien, en mi humilde opinión nadie se retira de su pasión. Y él me dice que seguirá como está, “creando y poniéndome metas pequeñas y tangibles, ya que si tuviese el don de adivinar el futuro de la moda… quizás seguiría en ella”.

El jurado ha valorado que el diseñador ha “abierto, a lo largo de su trayectoria, el camino a generaciones de diseñadores al abordar temáticas sociales que han cobrado una nueva dimensión en la actualidad, tales como la identidad o la sostenibilidad”.

Totalmente de acuerdo. Pero yo prefiero decir que este llamado enfant térrible de la moda española fue uno de los grandes pioneros de lo que hoy se entiende como diseño de autor. Fue uno de los creadores clave en “la movida madrileña”. Y -esto me impresiona especialmente- fue también uno de los primeros que participó en los desfiles madrileños de la entonces llamada Pasarela Cibeles. Él desfiló en la primera edición, celebrada en 1985, en la plaza de Colón… Bueno, no en la plaza, sino en una carpa alquilada e instalada allí, una carpa circense, la del Circo de Teresa Rabal.

Cuca Solana, que entonces solo era la presidenta del comité organizador de la pasarela (aunque ella inventó el nombre), hasta que dos temporadas más tarde asumió la dirección, le adoraba. Me consta. Él lo sabe. Ella me habló muchas veces sobre él y su genialidad cuando la sustituí en la dirección de la pasarela, ya entonces Mercedes Benz Fashion Week Madrid. Y se lo cuento al premiado. Me contesta que cuando le comunicaron el galardón “me acordé enormemente de Cuca y de mi madre, pues ambas me cuidaron, mimaron y también me regañaron mucho”.

Alvarado pertenece a una generación (nació en 1954) que fue clave en la renovación de la moda española. Más allá de que participara activamente en la cultura de ese momento fundamental de la historia de España que fue la Transición. Y el Premio así lo reconoce. Pues valora su “capacidad de representar toda una época a través de su estética irónica y transgresora, así como su condición de figura clave como puente entre las corrientes y escenas más innovadoras de Madrid y Barcelona”. Su propia historia de diseñador podrá conocerse ampliamente a partir del otoño de 2022. Será entonces cuando se inaugure en el Museo del Traje de Madrid una exposición retrospectiva. “Solo te puedo contar que sorprenderá -me dice-.  Tanto en la forma como en el contenido, por lo menos esa es la pretensión tanto del museo como de todas las personas del equipo. Se llama «La moda de mi padre siempre fue Baja Costura». Y está comisariada por mi hijo, Iván Alvarado.”

Antonio Alvarado, Premio Nacional de Diseño de Moda
Antonio Alvarado diseñó casi todo el vestuario de ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ (El Deseo)
Sobre el significado del premio, asegura que “es un reconocimiento oficial a muchos años de trabajo y esfuerzo, dedicándome a una pasión como es la moda, y la he tocado desde todas las vertientes, con sus alegrías y más de un tropezón, pero todo en la vida está lleno de sobresaltos” Y dicho sea de paso, no piensa que el galardón vaya a significar una transformación: “No creo que a estas altura tenga que cambiar nada que no haya hecho. Soy una persona que siempre he sido crítico conmigo mismo y con los demás, asi que dije adiós a la exposición pública permanente y eso me ha llevado a realizarla de otra forma y quizás más realista, pues la moda a fin de cuentas no es solo una necesidad, también  es un juego de mercados y deseos, en la cual he estado desde los 19 años”.
A quienes queremos a Antonio Alvarado nos ha llenado de orgullo. Se ha dicho de él que es una fuerza viva de la moda. Yo prefiero decir que es un tesoro de la moda, de nuestra moda. Y es una felicidad que siga brillando.
*Imagen: cortesía Antonio Alvarado