Si alguien se atrevió a decir que los ideales políticos no tenían nada que ver con la moda, esa persona está equivocada —pregúntale a Robin Givhan, la única periodista de moda ganadora de un Pulitzer—. Desde el principio de la humanidad, la vestimenta simbolizó estatus social y político. En el siglo XXI —en medio del Brexit, la administración de Trump, el empoderamiento feminista— el estilo es un método de comunicación. Tan solo basta con analizar a la primera dama de los Estados Unidos, Melania Trump, quien nos ha dado una segunda (o tercera, teniendo en cuenta su vestido Céline) demostración con su atuendo —la primera con la mítica chamarra de Zara, “I Really Don’t Care, Do U?”—.

Este fue el primer viaje de la primera dama en solitario. Y aunque haya declarado que le gustaría que los medios se enfocaran en sus acciones más que en su guardarropa, la realidad es que con sus destellos, muy atinados por cierto, es imposible ignorar sus elecciones.

Imposible negar que Trump no es digna del buen gusto —vamos, siempre luce impecable—. Sin embargo, la etiqueta de clasista se la ganó desde el momento en que su esposo inició su administración. Los stilettos que usó para visitar Houston cuando se declaró zona de desastre causaron escándalo, la chamarra de Zara y, en esta ocasión, las dos nuevas son cortesía de su gira por África.

En primer lugar está el pith helmet que llevó para un paseo a un Safari. Indagando en la historia, el sombrero está relacionado con la supremacía política. Quizá Melania pensó que vestir acorde a lo que se cree como un ootd ideal para conocer la sabana africana iba a ser ovacionado —¡error!—. Rhonda Garelick de The Cut incluso comparó el estilo de la primera dama con el vestuario de Grace Kelly en Mogambo, lo que nos lleva a pensar que el cliché triunfará por sobre todas las cosas.

 

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Thank you Kenya 🇰🇪 🇺🇸

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Dos días más tarde, Melania Trump decidió visitar la pirámides de Giza en un atuendo que, una vez más, hizo alusión a los exploradores —¿Indiana Jones?— de las producciones cinematográficas. Twitter la pasó muy bien encontrando las distintas referencias triviales, pero los críticos tuvieron tela de donde cortar. Vanessa Friedman de The New York Times concluyó en una particular mezcla Lady Di meets Hollywood.

La pregunta del millón; ¿por qué ser tan camaleónica y no auténtica? No Melania, cuando eres primera dama los medios hablarán, más si tu esposo es uno de los líderes más controversiales en la historia. Esta vez sus dos pruebas no nos dieron un insight al detrás de bambalinas de la Casa Blanca, sino que actuaron como el gran error en el estilo diplomático. ¿Racismo? ¿Superioridad? Sea lo que sea, Melania dejó en claro que su interés es seguir causando polémica. Para despedirse, un shirt dress con distintas especies alusivas a la fauna en el continente africano —“la última y nos vamos”—.

Fotos: Getty Images