Por Toni Salamanca, Directora Editorial de Grazia México y Latinoamérica

Nos vimos muy temprano en el Centro Ceremonial Otomí para empezar la sesión, aprovechar la luz natural y a esta mujer guapa e imponente que llegó con toda la actitud para no solamente impresionar al equipo por su belleza y disposición para trabajar, sino a todos los que ese día decidieron visitar el lugar. Madalina Ghenea empezó como modelo desde los 14 años, el mundo le mostró otra manera de ganarse la vida pues su padre es constructor y su madre veterinaria, una familia normal que reconoció y apoyo su talento. “Tenía una profesora que siempre me decía: ‘eres muy afortunada en viajar, deberás de estudiar un poco más que los demás, pero tienes acceso a esa vida de lujos’. Pero la verdad es que cuando dejé mi país, de pronto me vi ganándome la vida solamente con 40 euros semanales en el bolsillo: tenía que comer, montarme el metro, el tren y era de verdad muy poquito dinero. Mis padres no podían mandarme nada adicional. Siendo modelo, no llevaba la vida de lujos que todos imaginaban, usaba chanclas en el verano; en las pasarelas usaba ropa hipercara pero me iba a casa con mis zapatos de un euro”.

Sin duda un contraste muy fuerte para vivir con él. “Sí lo es, pero depende de cómo lo vivas. Claro que ese es un mundo que te deslumbra, sobre todo como adolescente, pero hubo muchas veces donde me gastaba todo mi dinero en sobrevivir, viajaba a países donde ni siquiera hablaba el idioma, como Grecia por ejemplo, y si me perdía tenía que coger un taxi y hacerlo implicaba gastarme mi presupuesto o morirme de hambre durante esa semana. Era una niña y en aquellos años no había móviles, ni esta tecnología. Se trataba de estar conmigo misma, estaba sola. A veces no tuve mucha suerte”. Me imagino lo difícil que debió ser estar en un país extraño, siguiendo un sueño. “Yo no tenía experiencia en esto, mi madre como veterinaria mucho menos y mi padre trabajaba en la construcción. Ninguno tenía que ver con el glamour de esta profesión que en realidad significa trabajar duro, lidiar con la frustración. Hay muchas chicas que esperan y esperan y esperan para lograr tener una oportunidad. (Ser modelo/actriz) No es una rutina, que te dé dinero cada mes, a veces tienes trabajo a veces no. Veinte años de estar en eso, claro que te cansa. Todo ha cambiado mucho desde que empecé a modelar, hoy no sé si por fortuna o no, todo esto de las redes sociales realmente cambió la industria… gente que se convierte en súper estrellas de la noche a la mañana”.

Madalina Ghenea para Grazia Méico y Latinoamérica

 

Madalina ha tenido que luchar por lo que tiene. En cuanto a la velocidad del cambio, las redes, las celebridades al alcance de todos y la gente común convirtiéndose en celebridad nos comenta: “Mi madre siempre me hablaba de Sophia (Loren) o de Anna Magnani, en esos días tenías que ir al cine y tener la suerte de encontrarlas en la alfombra roja para estar cerca de ellas o para verlas. Hoy todo se consume súper rápido y a través de las redes tienes los detalles de sus vidas personales; estas plataformas acercan a las celebridades, pero siento que es un arma de dos filos. No estoy segura de si me gusta el hecho de que mi hija tenga estos ejemplos. Siempre vemos la mejor parte de toda esta gente, el mejor rincón de la casa, el mejor ángulo del cuerpo y todos los humanos tenemos días malos. También hay aspectos no muy buenos que no queremos mostrar y eso crea expectativas muy altas, las adolescentes creen que todos son perfectos pero toma un ejército, filtros o retoques hacerte ver tan espectacular”. Creo que también exige disciplina y constancia. Pero por otro lado tienes este tema de la inclusión donde todo mundo es hermoso por ser como es. “Eso es otra historia. Lo que es muy poderoso son las redes sociales que vencen todo. Y realmente me asusta. Cuando llegué a México pasaron dos cosas loquísimas: lo primero, todo se detuvo. No había redes en todo el mundo, yo acababa de llegar y no podía comunicarme. Así que básicamente me sentí desconectada del mundo. Lo segundo toda esta discusión sobre el marco legal para poder utilizar diferentes plataformas”.

“Esta industria es muy complicada, casi todo el tiempo. Pero tener la posibilidad de hacer arte, es una experiencia muy personal que compartes con las personas. Ese es mi caso, pero hay muchas opiniones al respecto”.

A Madalina le preocupan las voces de las mujeres que no pueden ser escuchadas, como la problemática que surgió en Afganistán, o simplemente de aquellas mujeres que no pueden ser parte de la sociedad por sus condiciones económicas, marginales o de salud en todo el mundo. “Cuando te das cuenta de las oportunidades que tienes, sabes que has sido bendecida, que has tenido la suerte de hacer lo que te gusta. Hay partes en el mundo donde a las mujeres no se les permite ni siquiera escuchar música, me siento bendecida aunque a veces sea complicado el camino o tenga algunos baches. Creo que tienes que proteger tus sueños, tu visión y la mayor parte de las veces eso no es fácil. De México me enamoré en marzo de este año mientras estaba de vacaciones en Tulum. Es extraño porque me confirmaron un proyecto enorme estando en México, es como un amuleto de la suerte, llamémoslo así”.

Madalina Ghenea para Grazia Méico y Latinoamérica

No puede contarnos mucho sobre House of Gucci, que se estrena este mes, pero sí nos confesó que le confirmaron su participación en el proyecto después de una pésima experiencia personal y en medio de la angustia de descubrir que alguien había entrado a su casa y al mismo tiempo de que hablaba con la policía por teléfono, lloraba y es entonces cuando recibe el correo electrónico del director de casting de House of Gucci donde le dicen que será parte del proyecto, “… ‘no fue el papel para el que hiciste la audición, pero te queremos para otro papel’. Nunca he hablado sobre esto en ninguna entrevista, la vida siempre ve la manera de darte lecciones, de alguna forma siempre hay una lección para mí y todo lo que sucede, pasa por algo. Creo firmemente en lo que digo porque para mí siempre ha sido así. Del dolor y del sufrimiento, siempre hay algo que como seres humanos aprendemos. Solo Dios sabe lo que este viaje me traerá”, estoy segura de que este viaje te va a traer muchísima luz, le digo cuando noto en su voz que este balance inesperado que de alguna forma la acompaña es algo tan emocionante como incierto. Madalina tiene una hija que adora, que toca el piano y entre ella, su profesión, los viajes confiesa que a partir de que fue madre, ha regresado a una especie de régimen militar familiar pues su madre le ayuda con su pequeña y eso le permite tener los pies en la tierra, reconocer la fortaleza de sus raíces la mantiene en la realidad. También es empresaria, tiene una productora y le encanta ayudar a las personas, de hecho colabora con APJ (Artists for Peace and Justice) una fundación de ayuda en diferentes partes del mundo. Madalina estuvo yendo a Haití durante 7 años dando lo más valioso: su tiempo. “No tenía idea de lo que era ayudar, no tenía preparación médica. Cuando fui la primera vez a Haití con esta fundación se me acercó un señor para decirme que no tenía dinero para operar a su hijo. Se lo di, lo impresionante era que tal vez ese dinero era el equivalente para comprar unos lentes de marca. Pero con él salvé una vida y me sentí de alguna forma completa. En otra ocasión estaba en una habitación con 12 niños y una enfermera, no encuentro las palabras, esta enfermera criaba a estos chiquitos que tenían problemas muy fuertes. Me enamoré de todos pero particularmente de una pequeñita que nació con meningitis. Quería adoptarla. A los 3 años no podía caminar, hablar. Había otro niño que se arrancó los ojos. Era muy huraño con la gente. Un día lo abracé y empezó a acariciar mi cara y para él, fue un cambio increíble, él estaba enfadado con la vida. Entendí entonces que un voluntario es lo que hace, cambiar la perspectiva de quienes sufren y con suerte la vida. Fui durante 7 años a ayudar. Pero tenemos una voz que debemos usar, cuando vas a estos sitios y te das cuenta de que no tienen agua, ni dónde dormir, ni dónde enterrar a sus hijos ¿puedes imaginarte eso? ¿Lo doloroso que debe ser? Es difícil describirlo”.

Cuando no está actuando le gusta bucear y sorprendentemente lo hizo a partir de tenerle cierto miedo al agua: “Soy el tipo de persona a la que le gusta enfrentar cualquier miedo, no me gusta dejar cosas sin resolver”.

Madalina Ghenea para Grazia Méico y Latinoamérica

Jane Fonda, Al Pacino, Michael Kane, Jude Law… son algunas de los famosos con los que ha tenido la suerte de trabajar. “Pero me encantaría actuar con el próximo James Bond, quien quiera que sea, en mi caso los sueños se cumplen, me gustaría mucho ser parte de ese proyecto” nos confiesa entusiasmada. Su director favorito es argentino afincando en Francia: “Adoro las pelis de Gaspar Noél, cinematográficamente es alucinante, de hecho le escribí y me contestó”.

Dejamos a Madalina a punto de cerrar otro proyecto, esta vez en Hollywood, lo que puede implicar que la tengamos un buen tiempo de este lado del planeta. Sabemos que con su casa productora, su talento y su visión, sin duda cumplirá todos sus sueños.

Aquí te dejamos el trailer de House of Gucci: