Moda

La pasarela de Louis Vuitton en la Semana de la Moda de París primavera-verano 2026 ofreció un espectáculo etéreo que sorprendió por su delicadeza y serenidad.
Nicolas Ghesquière, director creativo desde 2013, eligió los antiguos apartamentos de la reina Ana de Austria en el Louvre para desplegar una colección marcada por la feminidad suave y las reminiscencias de los años sesenta. El ambiente estuvo acompañado por una banda sonora de jazz con narración de Cate Blanchett, que añadió un aire poético al conjunto.
Los invitados disfrutaron de un desfile que contrastó con la teatralidad oscura de la colección Crucero presentada en mayo. Esta vez, la atmósfera buscaba transmitir la tranquilidad que se experimenta en la intimidad del hogar. Con faldas vaporosas, volantes escultóricos y cuellos Peter Pan exagerados, las modelos se movieron entre prendas que combinaban la frescura retro con la visión futurista de la maison.
En el front row, Emma Stone y Zendaya captaron gran parte de la atención mediática. Sus apariciones reforzaron el carácter cinematográfico del evento, que parece ser ya una constante en las presentaciones de la firma.
Los accesorios, entre ellos los clásicos bolsos Speedy y las coloridas pochettes, acompañaron con naturalidad a las siluetas libres que desfilaban con túnicas inspiradas en turbantes. La sensación de ligereza fue tan importante como la propuesta estética.
El trabajo de Ghesquière, considerado un veterano de la moda internacional, se enmarca en un momento crucial para la industria. Esta edición de la Semana de la Moda de París está marcada por la llegada de nuevos diseñadores a casas históricas como Chanel, Dior, Balenciaga y Loewe. La propuesta de Louis Vuitton no solo reafirma su legado, sino que también se convierte en una declaración de calma frente a un panorama de cambios y expectativas.
La colección primavera-verano 2026 invita al espectador a reflexionar sobre cómo la moda puede ser un refugio emocional además de un escaparate creativo. En un mundo acelerado, las siluetas suaves y los detalles íntimos de Louis Vuitton reafirman que la elegancia puede ser serena y accesible sin perder su fuerza visual.
El desfile, íntimo y majestuoso a la vez, confirmó que la maison sabe evolucionar sin traicionar su esencia. París volvió a ser el escenario perfecto para demostrar que la feminidad, interpretada desde la ligereza, tiene un poder transformador en la moda contemporánea.
*IMAGEN: Google Images