Moda
Estás harta y lo sabemos. Te has cansado de ver fotos de bebés, de pies, de piezas de porcelana, de gatos, de perros, de postres, de cielos azules, ¡e incluso de sushi! Instagram nos ha enganchado y ya no sabríamos vivir sin él, pero sus usuarios nos hemos vuelto de lo más repetitivos… Aunque no todos.
Hay gente que decidió darle la vuelta a la tortilla, o al filtro Valencia, si tematizamos la expresión, y ha convertido sus perfiles en lugares en los que refugiarse de lo corriente y encontrar un catálogo de imágenes originales. Son gatos, son perros y son fotos de comida, pero como no los imaginas.
Perros, gatos y un erizo: quien tiene un animal, tiene un tesoro…
Y una mina de likes. Todo el mundo conoce ya a Boo, un pomerania que marca estilo (al menos en cuanto a cortes de pelo perrunos se refiere) y que, tras arrasar en Facebook tiene su hueco, cómo no, en Instagram.
Siguiendo su estela a base de disfraces y otros looks están Trotter, un bulldog francés con muy buenas pulgas y miles de fans, Digny y Aloysious Van Winkle, dos peludos amantes de las gafas y los sombreros o los calmados Maddie y Lal, que a pesar de tener dueños que les hacen, nunca mejor dicho, todo tipo de perrerías, nunca pierden su porte sereno.
Para los que no sepan repartir su amor entre perros y bebés, un combo ganador: Ayasekai despierta, con cada foto, un suspiro de ternura. Y de ternura va también Cute boys with cats, literalmente “chicos monos con gatos”, o sea: amor en estado puro.
Precisamente los felinos son los reyes de Instagram: no hace falta un estudio reciente de una universidad americana para constatar que no existe un perfil en activo sin su foto con minino. Cuentan las malas lenguas que hay incluso quienes los buscan por la calle porque en casa no tienen y su presencia es clave en el camino hacia la fama.
Pero como fotos de gatos puede tener cualquiera, si lo que buscas es una cuenta original, Cashcats los muestra, aún no está claro por qué, rodeados de billetes. I draw on cats, en cambio, aprovecha sus inverosímiles posturas para garabatear escenas insólitas.
Mención aparte en el terreno animal es el perfil de Darcy, un erizo encantador: todas sus imágenes despiertan ternura aunque, lamentablemente, sea un perfil que queda para el recuerdo. En enero de 2014 Darcy falleció y sus miles de fans siguen poniendo corazones a cada una de sus imágenes (Darcy en una taza, Darcy jugando al escondite, Darcy y Gizmo, el gremlim bueno) porque, como dice su última imagen, siempre puedes acudir a ellas para que “te saquen una sonrisa.”
Comida, siempre comida
Ir a un restaurante de alta cocina y no hacer una foto sería perder una oportunidad de oro para que ese arte efímero pase a la eternidad. Ir a Londres, Berlín o Viena y fotografiar la comida típica del lugar con un edificio emblemático al fondo es la genial idea de Girl eat world.
Y si de macarons trata la cosa, uno puede elegir fotografiarse con él y no comérselo, como hacen sospechar decenas de bloggers de moda de todo el mundo, cuyas imágenes con comida recopila, con mucho humor, You did not eat that o crear pequeños escenarios sobre él, como hace Kristin Rosi.
De poner caritas sonrientes y buen rollo se encarga Ida Frosk, que convierte sus platos en pequeños cuadros comestibles y hasta emoticonos.
Pies, propinas, cielos…
Parece evidente que, para triunfar en Instagram, hay que centrarse en una temática: por ejemplo, grabar cada día un microvídeo bailando, como hace Adam Scarpenters, inventarte tus propias fotos con famosos (de una manera realista, como Peeje) o dejar propinas desorbitadas para inmortalizar la reacción del camarero, tal y como hacen en Tips for Jesus.
Los viajes suelen ser un punto a favor de cualquier cuenta, aunque, de nuevo, hay versiones más originales que hacerse una foto ‘sujetando’ la torre de Pisa: Pasa4dust va sobre pies, pero pies que van a todas partes y no solo hasta el borde de una piscina. No de pies, pero sí de zapatos, va View from the top, una minuciosa documentación del look que lleva cada día la estilista Kate Brien.
Sobre manos va, en cambio, la cuenta de Murad Osmann, que muestra el mundo agarrado cada vez a una mujer o Kapstand, que ha palpado con las suyas los suelos de medio mundo: lo suyo es fotografiarse haciendo el pino.
Menos costosas son las imágenes de Simone Bramante, cuyo hilo conductor es, simplemente, y allá donde esté, el cielo, siempre presente.
En definitiva, y para no desesperarse a la hora de coger ideas, basta con seguir cualqueira de estos inspiradores perfiles o mejor, con echar un vistazo a Satiregram, que describe con palabras la típica foto que encontrarás en Instagram, para hacer directamente lo contrario.
