Moda

El diseñador británico Thomas Heatherwick regresa para reimaginar la icónica boutique de Longchamp en SoHo, un espacio que él mismo dio vida por primera vez en 2006 con la innovadora La Maison Unique. Casi dos décadas después, Longchamp y Heatherwick se reúnen nuevamente para dar nueva vida a este emblemático lugar del centro de la ciudad, permaneciendo fieles a la visión original mientras le infunden una estética fresca y audaz. La boutique renovada celebra el legado creativo de Longchamp y sus vínculos duraderos con el mundo del arte y el diseño. Una combinación dinámica de obras recientemente encargadas y piezas de Longchamp se expondrán a lo largo del espacio, creando una experiencia vibrante e inmersiva.
La colaboración entre Longchamp y Thomas Heatherwick comenzó en 2004 con la ahora icónica Zip Bag, una maravilla del diseño construida íntegramente con espirales de cremalleras, que duplicaba su tamaño al abrirse. La Zip Bag fue un éxito inmediato, combinando funcionalidad lúdica con un diseño ingenioso, y se convirtió en un objeto de culto, reflejando la fusión perfecta entre la artesanía de Longchamp y la visión innovadora de Heatherwick.
Dos años más tarde, Longchamp confió a Thomas Heatherwick un monumental reto arquitectónico. Para la inauguración de su tienda número 100, querían algo audaz e innovador. La ubicación: un loft industrial de 1936 en el 132 de Spring Street en SoHo, con una superficie de 840 metros cuadrados. La visión: transformarlo en La Maison Unique, una boutique que redefiniera la experiencia dentro de la tienda. El diseño de Heatherwick perforó un espectacular vacío vertical en el edificio, rematado con una claraboya que llenaba el espacio de luz natural y guiaba a los visitantes hacia arriba.
La pieza central del diseño, una instalación llamada “The Landscape”, estaba compuesta por 55 toneladas de acero laminado en caliente, esculpido en pasarelas en forma de cintas que conectaban la entrada pie de calle con la amplia planta principal superior. Con gestos envolventes como un techo de fresno cortado y barandillas inspiradas en parabrisas de avión que imitaban tela en movimiento, el diseño de Heatherwick desdibujó las líneas entre arquitectura, teatro y artesanía, creando una tienda insignia verdaderamente única. La incorporación de un tercer piso, con un showroom y una terraza ajardinada, realzó aún más el espacio. La Maison Unique no solo superó las expectativas, sino que redefinió lo que una experiencia de venta.
Ahora, casi dos décadas después de su debut original, Longchamp ha recurrido nuevamente a Thomas Heatherwick para reimaginar su emblemático espacio en SoHo. Esta renovación forma parte de una iniciativa más amplia para reinventar la experiencia en tienda, con boutiques que mezclan una decoración curada para fomentar el descubrimiento, la hospitalidad y la conexión. La boutique renovada en SoHo honra la audaz declaración arquitectónica de 2006, al tiempo que adopta una visión renovada que dialoga con la clientela actual. El nuevo diseño responde elegantemente a la estructura original del edificio, con la icónica escalera, una dramática cascada de cintas de acero, reinterpretada en el verde característico de Longchamp, que invita a un ascenso lento, similar a un paseo desde la planta baja, como si se subiera una suave colina.
El principal espacio comercial en el segundo piso evoca la calidez de una sala de estar bien cuidadad y vivida, con alfombras verdes redondas que se esparcen sobre el suelo de madera, extendiéndose desde columnas alfombradas en verde para crear la ilusión de pintura derramándose del techo al suelo. El ladrillo expuesto hace un guiño al pasado industrial de SoHo, mientras que la sofisticación parisina se introduce con un sofá croissant vintage de los años 70 diseñado por Raphaël Raffel, muebles curvos del estudio de Heatherwick y esculturas en roble del artista David Nash. El centro de la sala, rediseñado para desplazar el enfoque de las exhibiciones tradicionales de productos, invita a los visitantes a sentarse, quedarse y conectar.
También se ha abierto para permitir una mayor entrada de luz y vistas más amplias de la calle, ofreciendo una atmósfera luminosa y respirable. Detalles lúdicos pero intencionados, como el logotipo del jinete de Longchamp en neón verde brillando desde la pared y el grafiti poético del artista André en la pared de ladrillo de la planta baja, añaden textura y personalidad al espacio.
Esta audaz renovación reafirma el estatus de la boutique de SoHo como una de las ubicaciones más simbólicas y con más carácter de Longchamp.
¿Dónde? 132 Spring Street, New York
*Imágenes: cortesía