Delicada y sensual, la esencia de Loewe está plasmada en una colección que rompe con los esquemas y límites de la creación.

Flores y estampados que a simple vista no se entendería, el director creativo, Jonathan Anderson, llevó la flor espádice a cada una de sus prendas y accesorios fusionando prendas de efecto pixelado, los zapatos globo desinflados y las prendas cerámicas, combinadas con parkas con volumen.

Cayendo en una hermosa literalidad, la forma más obvia se ha colocado en siluetas de vestidos cortos en colores vivos como rojo, verde y blanco, dejando ver algunos detalles de la silueta femenina cubierta por la flor en uno de los pechos.

Loewe continúa en la exploración de innovar ideas a través de volúmenes y siluetas, trayendo como propuestas diversos aspectos como figuras que aluden y resaltan el cuerpo femenino. Los vestidos de la colección resaltan la cadera, mientras que en otros looks con chaquetas en color café y verde militar, se incorporan tops con forma tubular forrados por tejidos de punto.

Dentro de la colección se pueden encontrar vestidos drapeados, compuestos por corsés rígidos y estructurados así como armaduras con motivos florales y acabados limpios.

Anderson juega con diversos estampados de efecto pixelado que plantea como una propuesta relajada y lúdica e así como las prendas cerámicas que combina a la perfección.

Sin dejar de lado el accesorio que se llevó la vista de todo el público, los zapatos con formas amorfas y retorcidas destacaron y complementaron los looks de la pasarela.

El desfile se llevó a cabo en La Garde Républicaine, una localización histórica ubicada en el centro de la capital francesa. Sumergiendo a los espectadores en un escenario mágico, la descomunal flor de anturio en rojo brillante como tótem en torno al que terminaba por gravitar todo el espacio, se convirtió en el elemento principal así como el paraguas bajo el que terminaría desenvolviéndose todo el desfile de Loewe.