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El 25 de diciembre de 2011 nació la última tradición navideña de Reino Unido. Ese día se emitió el primer especial de Navidad de la exitosa serie Downton Abbey, que correspondió además con el final de la segunda temporada. Así ha sido desde entonces, y así ha sido este mismo año, fiel a su cita tras la tradicional comida familiar y el reparto de regalos mañaneros.
El devenir de Lord Grantham, su familia y sus empleados de servicio tiene en las fiestas navideñas su apogeo anual, siendo el final de temporadas apoteósicas. Así, este especial se suma ya a otras costumbres típicas de las fiestas británicas como el ponche de huevo, el árbol de Navidad de Trafalgar Square o el pastel de frutas y mazapán (por no hablar del comienzo de las rebajas cuando en países como España se sigue festejando la fiesta cristiana por excelencia).
No es de extrañar, por tanto, que las visitas turísticas a los alrededores del castillo de Highclere, la casa del conde y la condesa de Carnarvon, escenario de rodaje de la serie, crezcan estos días. Otra cosa será entrar en las dependencias, ya que no será hasta el próximo 29 de marzo cuando vuelva a estar abierto al público, justo para Pascua.
El día de Navidad significó el final de la temporada de la serie, pero puede significar también el comienzo de toda una inmersión cultural en el estilo de vida de Downton Abbey. Basta con que debajo del árbol o en el calcetín de la chimenea aparezcan algunas de las obras, clásicas o recientes, que han hecho de la vida del servicio británico todo un clásico costumbrista. Empezando por la novela sobre la verdadera Condesa de Carnarvon que vivió en el castillo de Highclere y en la que está inspirada la serie de Julian Fellowes, Lady Amina (escrito por cierto por la actual Condesa).
Y es que el mundo que rodea a los nobles de las islas y su conjunto de doncellas, mayordomos, cocineros, lacayos… es todo un referente cultural en Reino Unido. De hecho, la vida de los Crawley sigue la estela de otros éxitos televisivos con la misma temática como la serie Arriba y abajo (Upstairs, Downstairs), que en los años 70 narró la vida de los Bellamy y su servicio en el Londres de las primeras décadas del siglo XX (disponible completa en DVD en castellano); o Jeeves y Wooster (1990-1993), con Hugh Laurie y Stephen Fry al frente.
Sin embargo, es en el mundo de la literatura donde más se ha trabajado la relación entre nobleza y sirvientes. La propia serie de los 90 no es sino la adaptación a la pequeña pantalla de la vida del mayordomo más importante de la literatura contemporánea británica: Jeeves. El personaje, creado por P. G. Wodehouse, es el símbolo de lo que debe ser el mayordomo de un gentleman británico (sin duda, referente para Jim Carter a la hora de interpretar al Sr. Carson en Downton).
Se han editado en español la mayoría de las 18 novelas que narran sus aventuras, todas en formato de bolsillo por la Editorial Anagrama, tanto de forma individual como en colección (Ómnibus Jeeves) e incluso antología (¡Pues vaya! Lo mejor de Wodehouse).
También es famoso otro mayordomo británico: George, al servicio del detective Hércules Poirot. El personaje de Agatha Christie cuenta con su ayuda desde 1923, cuando entra a trabajar para él, hasta bien entrado los años 70. En España ha sido RBA la que ha editado en castellano sus aventuras, en títulos como El misterioso caso de Styles o El asesino de Roger Ackroid.
En un país tan dado a editar biografías como Reino Unido, la relación entre nobleza y servicio no podía faltar. Una de las últimas que ha llegado a España es la de Rosina Harrison, autora de La doncella de Lady Astor (Punto de Lectura y Aguilar). Ella misma tuvo ese cargo que titula al libro durante 35 años. En sus páginas, cuenta su vida de forma amena y con soltura; una historia ligada a la de su señora y al modo de vida que esta impuso en las diferentes casas que poseía, repartidas por toda Inglaterra.
En la novela, Harrison explica cómo para ella era todo un privilegio las oportunidades que tuvo para conocer el planeta y a grandes personajes del siglo XX gracias a su posición de servicio personal. Pero eso no quiere decir que todos los mayordomos londinenses quieran serlo. Volviendo al terreno de la ficción, este es el caso de Samantha, la protagonista de La reina de la casa (Ed. Salamandra): esta novela de Sophie Kinsella, reina junto a Marian Keyes de la literatura ‘chik-lit’, cuenta la historia de una abogada que desconoce cómo realizar cualquier tarea doméstica y que, azares del destino (por no decir de una resaca de cuidado), acaba como criada de unos millonarios, los Geiger, tan excéntricos que no ven su ineptitud, ni ella sabe cómo salir del lío.
Hemos repasado solo algunos ejemplos, ya que la lista es mucho más extensa. Todos, eso sí, novelas y series cuyo repaso nos mantendrá entretenidos desde estas navidades hasta el comienzo de la sexta temporada de Downton Abbey, cuya producción está ya prevista. Regalarlos a los fans de la serie será un éxito asegurado.
