En el último desfile Alta Costura de Chanel en París, Karl Lagerfeld, un enamorado de la riñonera, volvía a apostar por este complemento tan controvertido como broche final a muchos de los looks de la colección. Pequeños bolsillos, tipo limosneras, que se colgaban de la cintura de las modelos, ciñendo preciosistas vestidos con precios que rondan las seis cifras.

La de Chanel se lleva de manera informal, medio caída hacia un lado. No es una riñonera al uso; al menos no es el modelo que nos viene a la cabeza al pensar en una sino una especie de bolsillo que cuelga de un cinturón. Aceptamos pulpo como animal de compañía porque la RAE sentencia que riñonera es una «cartera pequeña que se lleva sujeta a la cintura».

También entendemos que Lagerfeld se empeñe con el accesorio de la discordia (también apostó por ella en su colección otoño-invierno 2014/15) porque precisamente él fue el encargado de elevar el accesorio a la categoría de lo cool durante la década de los 80.

Los bolsitos a la cintura de Chanel funcionan con vestidos de noche. © MondadoriPhoto
Los bolsitos a la cintura de Chanel funcionan con vestidos de noche. © MondadoriPhoto

Su desfile no es el primero (ni será el último) en intentar meternos por los ojos el polémico complemento. En los últimos años firmas como Louis Vuitton, Givenchy, Alexander Wang, Missoni, Emilio Pucci y hasta Hermès han apostado por él. El pequeño bolso ha sido una constante entre las tendencias que los diseñadores nos han intentado imponer. Sin éxito… hasta el momento. Porque, si hemos tragado con la vuelta del choker, el bañador de tiro alto y hasta el pintalabios marrón, ¿quién dice que no acabemos claudicando ante la riñonera?

A su favor juega la comodidad: se liberan las manos y se descarga la espalda; pero también las apuestas de las principales firmas que llegan para tentarnos. ¿Te atreves?

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