El mundo de la Psicología perdió a dos potenciales adeptas, pero han salido mejor parados el cine, el teatro y la televisión al ganar como actrices a Anna Castillo y Macarena García. Alabadas ambas por diferentes trabajos interpretativos, tienen toda la intención de poner patas arriba la taquilla española con la comedia musical La Llamada, escrita y dirigida por Javier Calvo y Javier Ambrossi. De momento, han logrado la mejor recaudación por pantalla de toda la cartelera en su fin de semana de estreno. Que no está mal.

Pero el fenómeno de La Llamada promete no haber hecho más que empezar y seguir creciendo gracias al boca oreja, como ya hiciera la obra de teatro en la que se inspira la cinta y en la que se curtieron Anna y Macarena. “No es que las hayamos dirigido”, confesaba Javier Ambrossi en el Festival de San Sebastián, donde la proyección causó sensación, “sino que ellas, como creadoras poderosas que son, han opinado en todos los procesos. Les animamos a improvisar, a divertirse, a involucrarse, a opinar”, continua.

En el marco del festival nos citamos también con las dos protagonistas de esta alocada comedia en la que María (Macarena García) empieza a ver a un Dios que le canta canciones de Whitney Houston. Ambas están cansadas, el día ha sido intenso, pero las sonrisas se les iluminan con una nueva felicitación por el resultado de su trabajo.

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El público disfruta mucho con La Llamada, pero ¿cómo fue el rodaje para vosotras?

Anna: Lo disfrutamos muchísimo. Fue una experiencia divertidísima, pero a la vez intensa porque rodamos en cinco semanas. Tuvimos momentos muy duros, de mucho cansancio, de mucho frío, como de un poco de caos, pero me lo pasé muy bien. Hacer un rodaje con personas que quieres, con quienes llevas cuatro años conviviendo día a día, gente que es tu familia, tienen una cosa de ir a por una, de ir a lo mismo, y de estar juntos en eso. Fui muy feliz.

Macarena: Es que trabajar en familia y con amigos es el mejor regalo que te puede hacerla vida.

 

Sobre todo en esta profesión donde es muy difícil encontrarte con gente con la que congeniar, y que te entiendan como persona y artista, ¿no?

Macarena: Es cierto; siempre estás con proyectos nuevos, que duran muy poco, y no te da tiempo. Es verdad que no estás nunca en casa, y aquí lo hemos estado, y podíamos hacer lo que queríamos, nos sentíamos súper protegidas.

 

¿Cómo fue para demostrar estas habilidades que complementan el desempeño actoral?

Anna: Yo hice la función de La Llamada en teatro durante tres años en los que hubo momentos que me cansaba más, y otros menos; cada vez que me subía al escenario sentía el compromiso de hacerlo por lo menos igual de bien que la función anterior. Eso ha sido un entrenamiento brutal para hacer la película, aunque hemos tenido que hacer un cambio de código y registro.

Las actrices y los directores, a su paso por el Festival de San Sebastián. © Getty Images

El teatro te da la oportunidad de mejorarte cada día, mientras que con una película lo hecho queda para siempre. ¿Lo tuvisteis presente durante el rodaje?

Macarena: Creo que siempre que haces una peli, y más cuando es algo especial para ti, te rondan esos pensamientos, y a veces por temas de tiempo o de logística, no te da tiempo a hacer diez tomas. Cuando sientes que no has estado perfecta, sufres. A mí me pasó en un par de escenas de La Llamada, como se cortaba la electricidad durante el rodaje solamente pudimos hacer una toma rápidamente. Yo no me quedé satisfecha, pero después te das cuenta de que las cosas pasan por algo, y probablemente hay un matiz distinto que aporta mucho, o alguna escena que creías había quedado estupenda, al final no brilla tanto, frente a esa que pensabas que no estaba tan bien. Tienes que confiar en ti, pero también en los directores. Hay que dejarse estar.

Anna: Yo sentía la responsabilidad de “lo que quede, que sea lo mejor”, pero no lo sufrí. Recuerdo más bien confiar en que iba a estar bien.

«Este país necesita una ficción diferente».

Javier Ambrossi y Javier Calvo, conocidos como ‘los Javis’, son representantes de una nueva generación de la comedia en España. ¿Qué percepción tenéis de la renovación de ese género tan vilipendiado?

Anna: Estoy orgullosa del tipo de comedia que hacen los Javis, y de ser parte de su trabajo. Soy además muy fan de Paquita Salas [serie transmitida en internet y de la que Netflix acaba de comprar los derechos] y de todo lo que hacen ellos. Lo guay es que apuestan por hacer lo que les hace reír y les emociona, y no lo que se supone que hace reír y emociona. Lo hacen desde un punto de vista real. Ellos no parten de la idea “¿qué es lo que hace gracia en este país”, sino que más bien intentan crear lo que a ellos les gustaría ver. Yo ahí me sumo, y comparto ese gusto que igual también tiene mucha gente, y es que además los Javis están apostando por una ficción diferente que es lo que necesita este país.

Macarena: Además la comedia de los Javis no va al chiste, porque lo divertido es la situación. Que a una chica se le aparezca Dios cantándole canciones de Whitney Houston ya genera una serie de situaciones que hacen reír por sí mismas. La gracia sale sola, eso es bonito, porque es su manera de vivir, de relacionarse, de estar en el mundo, y es por eso que llega de una forma diferente. Es cierto que a veces la comedia es menospreciada, pero ahora mismo está en un punto mejor, se está valorando más, y eso pasó por ejemplo con Ocho apellidos vascos [de Martínez Lázaro] o con Kiki, el amor se hace [de Paco León]. La comedia está viviendo un momento muy bueno porque existen directores que lo están haciendo muy bien.

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¿Creéis que una comedia musical como La Llamada puede proporcionar luz en estos momentos de oscuridad?

Macarena: Totalmente. La gente que ya la ha visto agradece muchísimo ir al cine y encontrarse con algo bonito que hable de amor, de respeto, de inclusión. Eso no es usual y es necesario. Nos alegra y salimos del cine diferentes.

 

¿Qué importancia tiene hoy la religión?

Macarena: Mi hermano y yo nos hemos educado en colegios religiosos, y no es que seamos religiosos, pero es algo que hemos tenido siempre muy cerca. Hemos conocido a gente que ha recibido la llamada de Dios, y siempre nos ha sorprendido mucho. La peli en concreto tampoco habla de religión, esa no era la intención. Se quería más bien crear un contexto que podía dar mucho juego, que podía crear situaciones delirantes y muy divertidas. Es un medio sobre todo para hablar del respeto, de que se puede respetar igual que una persona sienta que ha recibido la llamada de Dios o el hecho de que una mujer se enamore de otra mujer. Así que esta película es un canto al respeto y a la libertad.

 

Vuestros personajes experimentan un crecimiento personal, pero ¿cómo es para vosotras crecer en todos los sentidos en esta profesión?

Anna: Como actrices jóvenes que somos, creo que hay que romper un poco con eso de que hay que demostrar constantemente el talento, porque cuando una vez has sorprendido, es muy difícil volver a sorprender. No puede ser esa presión constante de tener que seguir sorprendiendo al máximo, porque no es posible. Es que no tienes que demostrar siempre lo buena que eres. Hay que romper con las ansias de estar manteniendo el listón porque van a pasar miles y millones de cosas, y ojalá que pasen porque significará que estamos en constante ebullición, y eso está bien. Claro que voy a defraudar, pero luego volveré a sorprender, y ya está. No pasa nada.

Macarena: Es que al final, en esta profesión que todo es tan para afuera, que dependemos tanto de los otros, estamos tan pendientes de eso, que directamente pasamos a ser infelices. Yo creo que es un trabajo que hay que hacer, no es fácil aceptarse y habrá veces que estarás mejor, otras peor. Simplemente lo único que podemos hacer es trabajar duro, esforzarnos, disfrutar, pasarlo bien y saber que todo pasará como tiene que pasar. Igual tu camino es uno, y el éxito es tan relativo…

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El éxito se puede acabar mañana mismo…

Macarena: Es que el éxito tiene muchos significados. Conozco a actores que, así visto desde afuera, no han tenido una carrera increíble, pero son exitosos en su vida, porque lo han conseguido de otra manera. Mientras que hay gente que tiene lo que consideramos como ‘éxito’, y no es feliz.

 

El éxito es también poder vivir de esta profesión, ¿no?

Anna: Ese es el éxito para todos. Creo que el éxito lo tendré si de mayor me descubro no teniendo que trabajar de nada más. Si a mí esta profesión no me hace feliz en algún momento dado, por lo que sea, me gustaría ser valiente como para dar un golpe en la mesa y cambiar mi vida para ser feliz. Eso también me parecería un éxito.

Macarena: Claro, y eso es justo lo que trata La Llamada.