Después de la tormenta parece llegar la calma a la vida de Kim Kardashian West o más bien de su firma de fajas, Kimono. Como contábamos hace dos meses, la estadounidense anunció a bombo y platillo su nueva línea de lencería y fajas reductoras, la que llamó Kimono. Pero las cosas no salieron para Kim como esperaba, y una oleada de críticas a nivel mundial comenzó a llegar, no solo por parte de los usuarios, incluso los japoneses se quejaron de que hubiera usado una palabra que para ellos representa una de las bases de su cultura.

La tacharon de padecer insensibilidad cultural, por lo que en plena polémica Kim decidió cambiar de nombre. Pidió disculpas, cerró hasta su la cuenta oficial de Instagram de Kimono y dijo que se dedicaría a pensar un nuevo nombre para su línea de negocio. Y así ha sido: ahora Kimono se llama SKIMS.

La palabra viene de la unión de skin (piel en inglés) —ya que las prendas vienen en distintas tonalidades de piel— y su propio nombre, Kim, dando como resultado SKIMS. ¡Voilà! No se ha roto Kim mucho la cabeza, pero bueno, pero así lo anunció en su perfil de Instagram:

Mis fans son una gran fuente de inspiración para mí, siempre escucho sus opiniones y estoy muy agradecida de que hayan compartido sus ideas para un nuevo nombre para mi marca

View this post on Instagram

SKIMS.COM coming September 10!!! @skims

A post shared by Kim Kardashian West (@kimkardashian) on

La idea del nombre no es de Kim, si no de una de sus fans que directamente se la dio en uno de sus posteos cuando surgió la polémica con Kimono: @yeekylizzle incluso comentó de nuevo en redes, «OMG, esa fue mi idea».

SKIMS llegará al mercado el próximo 10 de septiembre y como ha confesado la propia Kim, espera que sea una solución para aquellas mujeres que necesitan una faja para sentirse mejor, pero sin dejar de ser ellas, como le ocurría a la propia creadora en más de una ocasión:

Siempre he estado obsesionada con las fajas. Cuando todo el mundo se compraba sujetadores y ropa interior, yo siempre compraba fajas. Han habido momento hasta que me he puesto tres fajas a la vez y la gente me escribía para decirme: «Oh Dios mío estás genial después de dar a luz a tu bebé», pero literalmente eran tres fajas. No era mi cuerpo.